Verificado por La decisión de comenzar la terapia
La mayoría de las personas, sin importar sus batallas específicas, pueden beneficiarse de tener un observador imparcial que las escuche y guíe. Ya que el costo y tiempo de la inversión en terapia, al igual que el estigma alrededor de la salud mental- la decisión para iniciar terapia no siempre es fácil.
Para determinar si la terapia es una decisión adecuada para una persona, debería considerar si se siente triste, ansiosa, sobrepasada o irritada más a menudo que no; si la respuesta es sí, la terapia podría ofrecer apoyo emocional y ayudarle a desarrollar las herramientas para manejar su salud mental. Pero las emociones negativas fuertes no son la única razón por las que alguien debería buscar ir a terapia. Si estás luchando con sentirte atascado en tu carrera, recurriendo a las drogas, el alcohol o la comida para lidiar con eventos desagradables, o te sientes desconectado de las personas a tu alrededor, buscar terapia puede ser de gran ayuda.
En esta página
- ¿Cómo sé si ir a terapia podría ayudarme?
- ¿Debo tener un problema específico para comenzar una terapia?
- ¿Qué tan común es ver a un psicólogo?
- ¿Debería ir a la terapia de parejas con mi pareja o solo?
- ¿Qué pasa si quiero buscar terapia para parejas pero mi pareja no, o viceversa?
- ¿Cómo puedo determinar si mi hijo necesita terapia?
- ¿Cuáles son los beneficios de la terapia grupal sobre la terapia individual?
- ¿Cuáles son los beneficios de la terapia individual sobre la terapia grupal?
Si te sientes deprimido, estás abrumado por la vida diaria o no puedes conectarte con las personas que te rodean, es muy probable que un terapeuta competente pueda ayudarte. Las señales más sutiles de que podrías beneficiarte de la terapia incluyen la comprensión de que has estado reaccionando de forma exagerada a pequeños contratiempos, o tener una sensación de estar "atascado" o fatigado mentalmente.
Es común que las personas busquen terapia con un problema específico en mente que quieren abordar; luego pueden terminar la terapia cuando sienten que lo han hecho. Sin embargo, otros entran a terapia sin objetivos claros y solo una vaga sensación de que algo está “mal”. Ambas son razones válidas para buscar ayuda.
Asistir a la terapia, ya sea individual, grupal o en pareja, es más común de lo que mucha gente piensa. El Centro de Control de Enfermedades en Estados Unidos por ejemplo, encontró que en general, aproximadamente el 40 por ciento de los adultos asegurados entre las edades de 18 y 64 habían visto a un terapeuta durante 2012-2013. Según el instituto para las enfermedades mentales en este país, más de 20 millones de adultos con una enfermedad mental recibieron servicios de salud mental de algún tipo en 2017; un análisis de 2019 concluyó que la cantidad de personas recibiendo tratamiento por depresión incrementó en 3 millones de 1998 a 2015.
La terapia de parejas funciona mejor cuando ambos asisten y se comprometen a mejorar su relación juntos. Sin embargo, es común que los terapeutas vean a los miembros a solas, para permitir que cada uno discuta temas que pueden ser difíciles de expresar en presencia de la pareja. En los casos en que uno de los dos se niega a asistir a la terapia de pareja, las sesiones individuales aún pueden ayudar al otro a identificar sus propios comportamientos y patrones de pensamiento que podrían estar contribuyendo a conflictos de relación.
Muchos que desean buscar terapia de pareja encuentran que su pareja está en contra de la idea. Si quién se muestra reacio no está seguro de que va a ayudar o está preocupado por sentirse atacado, puede ser útil para la pareja tener una conversación honesta acerca de las preocupaciones específicas y abordar los mitos comunes acerca de la terapia de parejas. Establecer una consulta telefónica sin presión o una sesión de prueba también puede ayudar a la pareja vacilante a sentirse cómoda con el proceso. En casos de rechazo extremo, la terapia individual aún puede ser útil para la otra pareja y para la relación.
Los niños experimentan emociones difíciles y transiciones desafiantes, al igual que los adultos. Pero no siempre es fácil para los padres saber si tales dificultades reflejan desafíos normales de desarrollo o preocupaciones más serias. Si tu hijo parece “algo triste” o no se gusta a sí mismo durante más de dos semanas, tiene dificultades para mantenerse al día académicamente, se comporta violentamente en la escuela o en el hogar, o tiene dificultades persistentes para hacer amigos, un terapeuta puede ayudarlo. Si tu hijo menciona el suicidio o lastimarse a sí mismo o a otros, busca ayuda de inmediato. Si no estás seguro, planteale tus inquietudes a tu pediatra.
La terapia grupal, en la que uno o más terapeutas trabajan con varias personas a la vez, suele ser menos costosa que la terapia individual. Permite a los pacientes recibir apoyo social de otros miembros del grupo y ver que no están solos en sus luchas; esto puede ser un aspecto particularmente beneficioso de la recuperación cuando se trata de problemas como el abuso de sustancias o el dolor. La terapia de grupo también alienta a los miembros a mejorar las habilidades de comunicación y aprender a respetar las experiencias y perspectivas de los demás, lo que puede ser útil para aquellos que tienen dificultades en situaciones sociales.
En general, a muchos pacientes les resulta significativamente más fácil abordar temas embarazosos o dolorosos con una sola persona en lugar de varias. La terapia individual también proporciona una atención más personalizada, lo que significa que los pacientes tienen más probabilidades de recibir un tratamiento que se adapte a sus necesidades específicas. La confidencialidad también está garantizada en la terapia individual (excepto en los casos en que un cliente representa un peligro inminente para sí mismo o para otros); mientras que aunque a los miembros del grupo se les pide que mantengan confidencial la información, no es una garantía de que lo hagan.
