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Nacho Vidal | Un ritual de droga y muerte en 22 minutos

Un ritual de droga y muerte en 22 minutos

Así murió José Luis Abad. El vídeo que grabó la prima de Nacho Vidal muestra cómo agoniza la víctima y el actor dirige el rito. Los investigados no desvelaron que existían las imágenes cuando los interrogaron en julio de 2019

Javier Martínez

Valencia

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Lunes, 8 de junio 2020

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Quería fumar la sustancia de sapo bufo para vivir una experiencia cercana a la muerte, desengancharse de la cocaína y ver luego el ritual grabado por uno de los ayudantes de Nacho Vidal. El fotógrafo José Luis Abad puso su vida en manos del actor porno y también lo incriminó, sin saberlo ni sospecharlo, cuando pidió aquel fatídico domingo que grabaran con su móvil iPhone el peligroso rito.

El vídeo de 22 minutos y 30 segundos se ha convertido en la principal prueba acusatoria del delito de homicidio imprudente que cometieron, presuntamente, Ignacio Jordá, conocido como Nacho Vidal, y sus dos ayudantes en el ritual: una prima segunda y un amigo que se encarga del mantenimiento de la 'mansión Playboy', como llaman los vecinos a la casa del actor. La secuencia de fotogramas figura en el sumario y supone una prueba inalterable que ha permitido a la Guardia Civil de Xàtiva reconstruir los trágicos hechos.

Las imágenes son desgarradoras. El vídeo muestra con detalle cómo murió Abad el 28 de julio de 2019. Tras inhalar durante cerca de 20 segundos la 'molécula de Dios', nombre por el que también se conoce al veneno de sapo bufo, la víctima empieza a tambalearse y se desploma. Vidal pone la pipeta en la boca del fotógrafo tres veces y su empleado amortigua con sus brazos la caída.

Instantes después, Abad solloza de manera entrecortada, comienza a sufrir convulsiones y contorsiona sus brazos y pies. El trance no sorprende al actor ni a sus dos acompañantes, que siguen grabando y tocando un pandero y dos campanillas como parte del ritual, pero el pecho y la cabeza de la víctima se amoratan y Vidal le practica las primeras maniobras de reanimación.

El rito de desintoxicación continúa pese a que el fotógrafo permanece inmóvil mucho tiempo. Poco antes de que Verónica J. dejara de grabar, su primo acerca su cara a la nariz de la víctima para comprobar si respira. Aunque la situación es angustiosa y se roza la tragedia, todavía no llaman al 112. El actor trata de reanimar otra vez al moribundo al insuflarle aire en sus pulmones con la respiración boca a boca. Tampoco reacciona. Sigue inmóvil en el suelo con el torso desnudo.

Segundos después, Vidal pide a su prima que deje de grabar y le dice también que llame al 112. El reloj marca las 11.04 horas, según consta en el sumario. El fotógrafo no abre los ojos ni sus labios. Tras recibir el aviso de que un hombre había sufrido un infarto y no respiraba, un equipo del SAMU acude con urgencia a la casa de Enguera.

Antes llegaron un guarda forestal y dos policías locales. Uno de los agentes se turna con el actor en las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Sus esfuerzos fueron en vano. El médico certifica el fallecimiento sobre las once y media de la mañana. La prima del actor rompe a llorar. Verónica había sido la intermediaria en aquel ritual de droga y muerte.

El fotógrafo José Luis Abad. IRENE MARSILLA

La víctima era su amigo y le había pedido con insistencia inhalar el veneno de sapo bufo bajo el control de Vidal, que había hecho apología de esta sustancia alucinógena en un vídeo. Varias conversaciones de WhatsApp, que también figuran en el sumario, ponen de manifiesto hasta los preparativos al recomendarle al fotógrafo que comiera pescado y verdura la semana previa a la sesión.

Dos días antes de su muerte, Abad envió un mensaje a su amiga para contarle que había esnifado varias rayas de cocaína en un concierto. Temía que el consumo reciente de droga complicara el ritual, pero ella le tranquilizó al decirle que no pasaba nada, aunque le advirtió de que las alucinaciones serían más fuertes.

Tras visionar los 22 minutos y 30 segundos de grabación, el Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Xàtiva concluye en su informe que las tres personas investigadas actuaron con temeridad y grave desprecio a la vida. Los investigadores también sospechan que el actor compró la peligrosa sustancia alucinógena a través de internet –aunque él lo negó en su declaración–, y por eso habría cobrado 150 euros por la sesión, presuntamente, como asegura un amigo de la víctima.

Otro indicio que aumenta las sospechas sobre Vidal y sus ayudantes es que no desvelaron la existencia del vídeo en julio de 2019 cuando facilitaron a la Guardia Civil las grabaciones de las cámaras de vigilancia de la casa de Enguera. El actor explicó a los agentes que Abad había fallecido tras inhalar la sustancia psicoactiva de color marrón y les mostró una bolsita con restos de la droga, pero no les informó que habían grabado el ritual con el móvil del fotógrafo.

Según Javier Vilarrubí, abogado que ejerce la acusación particular y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Monzón (Huesca), las tres personas que realizaron el ritual con Abad no colaboraron con la Guardia Civil. «Ocultaron la existencia del vídeo y recogieron las campanillas, la manta y el cojín para que nadie viera el altar», afirma Vilarrubí.

Siete meses después, la hermana de la víctima descubrió las imágenes tras desbloquear el teléfono iPhone y las entregó a los investigadores. Era el 14 de febrero de 2020. La Guardia Civil de Xàtiva reabrió entonces la investigación tras visionar el vídeo de 22 minutos.

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