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Un chamán prepara una bebida con ayahuasa en Brasil. reuters
300 euros por el peligroso 'viaje' del sapo bufo

300 euros por el peligroso 'viaje' del sapo bufo

Santeros y curanderos promueven en la Comunitat el uso del veneno del anfibio para rituales de trance o eliminación de adicciones a las drogas

J. A. MARRAHÍ

Viernes, 5 de junio 2020, 00:10

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Rituales ancestrales del amazonas». De este modo se promocionaba un grupo desmantelado hace pocos meses por la Guardia Civil y que empleaba, entre sus productos, el mismo veneno del sapo bufo alvarius que desembocó en la muerte de un fotógrafo en Enguera, el caso en el que ha sido detenido el actor porno Nacho Vidal.

Según fuentes de la lucha antidroga consultadas por este diario, quienes organizan este tipo de rituales no son los santeros de origen africano, sino ciudadanos españoles. Después de cierto contacto con drogas alucionógenas durante viajes al sur y centro de América regresan a nuestro país dispuestos a hacer negocio con sus supuestas cualidades.

La ayahuasca o yagué y otros productos de origen indígena procedentes de hierbas suelen completar una oferta que, según las mismas fuentes, se mueve casi siempre «a través de internet, el boca a boca o bien en pequeños círculos sociales». En nuestra región, las Fuerzas de Seguridad no han detectado todavía la proliferación de centros dedicados a estos rituales, pero sí de encuentros o consultas de no más de tres o cuatro personas entre el 'chamán' o guía que se celebran en hoteles, chalés o casas particulares. «En otras ocasiones es el 'brujo' el que realiza los servicios a domicilio», agregan.

Lo que está claro es que hay un negocio a costa de personas que buscan en el ritual vencer una adicción, superar un problema personal o que ansían una experiencia espiritual. La última operación de la Benemérita en nuestra región permitió descubrir que la sesión para la ceremonia se cobraba por precios que oscilaban entre 170 y los 300 euros.

Los 'chamanes' acompañan el rito de una gran parafernalia. Ropas propias de países indígenas americanos, elementos decorativos de estas culturas, cojines, tapices... El guía da a fumar en pipa al consumidor el veneno del sapo y es entonces cuando sobrevienen los efectos del potente alucinógeno: su mente, por espacio entre 15 o 30 minutos, sufre una alteración psíquica enorme acompañada de visiones.

Según han descrito consumidores del veneno del sapo, en este trance o 'viaje' sienten «la eternidad», la «unidad con el cosmos» o «un amor infinito». Sin embargo, no se trata de una experiencia espiritual real, sino de una interpretación personal de las alteraciones mentales que provoca el alucinógeno.

El DMT (dimetiltriptamina) es el principio activo de la droga del sapo. Está considerado un potentísimo psicotrópico y Vicente Pizcueta, portavoz de Controla Club no cree, en ningún caso, que un alucinógeno pueda ayudar a superar la adicción a las drogas. Más bien, «poner en serio riesgo la salud de quien juega con estas cosas a viajes cósmicos».

Para Pizcueta, «ni la ayahuasca ni el veneno del sapo bufo son sustancias que estén provocando dependencias. El peligro está en el propio momento de su consumo y en el poco conocimiento sanitario» de los 'chamanes' que suministran las sustancias indígenas. «El riesgo es evidente: la muerte o trastornos psicológicos irreversibles», advierte.

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