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Doctor Juan Ramón Domenech: «Con el calor extremo, debemos estar atentos a cualquier cambio que se produzca en los mayores»
QUIRÓNSALUD

Doctor Juan Ramón Domenech: «Con el calor extremo, debemos estar atentos a cualquier cambio que se produzca en los mayores»

La subida de las tempraturas en verano puede afectar a la salud y el bienestar de los ancianos, a los que se recomienda hidratación, ventilación de espacios y una dieta ligera

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Jueves, 27 de junio 2024, 01:40

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A las puertas del verano, es más que previsible que pronto empiecen a subir las temperaturas y que el mecurio se dispare más allá de los 30 grados, incluso en las denominadas noches tropicales, en las que el termómetro no baja de los 20 grados, o las que la meteorología denomina 'infernales', donde no desciende de los 30. Más allá de ser un elemento incómodo, el calor es, también, un riesgo para la salud de toda la población, aunque su indicencia se incrementa en aquella población más vulnerable, como son las personas mayores.

En este sentido, es crucial prestar atención a los efectos del calor sobre esta capa de la población, y analizar cómo se les puede ayudar a sobrellevar mejor los días que se avecinan, así como a minimizar los riesgos para su salud. El doctor Juan Ramón Doménech, geriatra del Centro Médico Quirónsalud Mercado de Colón, explica que el calor extremo puede convertirse en una amenaza importante para la salud de los ancianos y ofrece recomendaciones para su cuidado.

El calor extremo afecta a nuestro cuerpo principalmente a través de su impacto en la hidratación y la situación hemodinámica, provocando vasodilatación, reducción de la presión arterial, e incluso, en casos extremos, pérdida de conciencia y muerte por golpe de calor. «El calor extremo puede suponer una amenaza importante para la salud por su efecto sobre el estado de hidratación y situación hemodinámica del individuo», explica el doctor Doménech.

Situaciones peligrosas

Aunque los efectos suelen ser leves, es esencial conocer las situaciones más amenazantes para prevenir consecuencias graves. Las personas mayores son particularmente vulnerables al calor debido a su menor capacidad de adaptación. Esta vulnerabilidad se debe a varios factores: menor capacidad de termorregulación, menor sensación de sed, presencia de enfermedades crónicas, especialmente neurodegenerativas, y la toma de múltiples fármacos, especialmente aquellos que afectan la presión arterial. «Las personas mayores disponen de una especial vulnerabilidad al calor en términos de menor capacidad de adaptación y por lo tanto de mayor riesgo de situaciones de gravedad», señala el doctor.

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No hay una temperatura específica a partir de la cual el riesgo aumente, pero es evidente que a mayor temperatura, mayor es el riesgo. «A igual temperatura, el mayor tiene más riesgo que la persona joven de efectos adversos por su menor capacidad de adaptación», comenta el doctor Doménech. Es crucial, por tanto, estar atentos a las necesidades y reacciones de los mayores durante los días de calor intenso.

El calor puede afectar la evolución de cualquier enfermedad crónica. La predisposición generada por ciertas enfermedades puede reducir la capacidad de adaptación al calor. El doctor Doménech destaca especialmente los casos de enfermedades neurodegenerativas y el uso de fármacos con efecto hipotensor o diurético. «Más que el efecto del calor sobre determinadas enfermedades, debemos insistir en la predisposición que generan algunas enfermedades a tener una adaptación reducida«, afirma.

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¿Cuáles son los síntomas?

La sintomatología que debe alertarnos sobre posibles problemas de salud en los ancianos es variada. «En general, debemos estar atentos a cualquier cambio o síntoma general que se produzca en el mayor», subraya el doctor. La hipertermia es un signo extremo de golpe de calor, pero también debemos prestar atención a cambios en el estado de conciencia, como obnubilación o mareos, náuseas o vómitos, debilidad y cefalea. Estos síntomas pueden indicar que el anciano está sufriendo los efectos del calor y necesita atención médica inmediata.

En cuanto a los cuidados específicos para las personas de la tercera edad en verano, las recomendaciones no varían sustancialmente respecto a aquellas dirigidas a la población general, aunque es necesario cumplirlas con mayor rigor. «Es fundamental tener un buen aporte de líquidos, más aún teniendo en cuenta que los mayores tienen menor sensación de sed de forma fisiológica«, recalca el doctor Doménech. Las comidas deben ser ligeras para facilitar la digestión y evitar el sobrecalentamiento del cuerpo. Además, es crucial evitar la exposición al sol en las horas de mayor intensidad, así como evitar el ejercicio físico durante esas franjas horarias. Protegerse la cabeza con el uso de sombreros y usar ropa ligera y de colores claros también son medidas importantes para prevenir los efectos del calor.

Olas de calor

En el contexto de las olas de calor, es vital crear un entorno seguro para los ancianos. Esto implica mantener los espacios frescos, utilizando ventiladores o aire acondicionado si es posible, y asegurarse de que las habitaciones estén bien ventiladas. También es útil disponer de un lugar fresco al que los ancianos puedan acudir en caso de que las temperaturas aumenten demasiado en su hogar.

La hidratación es un aspecto fundamental. Dado que las personas mayores tienen una menor sensación de sed, es esencial recordarles y facilitarles la ingesta de líquidos regularmente. El agua es la mejor opción, pero también se pueden considerar otras bebidas como infusiones frías o zumos naturales, siempre y cuando no tengan contraindicaciones médicas.

El calor puede ser especialmente peligroso para los ancianos que viven solos. En estos casos, es importante que los familiares o cuidadores establezcan un sistema de chequeo regular para asegurarse de que la persona mayor esté bien. «Estar atentos y mantener una comunicación constante es clave para detectar cualquier signo de malestar a tiempo», recomienda el doctor Doménech.

Además, es importante que los ancianos mantengan una dieta adecuada durante el verano. Las comidas deben ser ligeras y frescas, con un alto contenido de frutas y verduras que ayuden a mantener la hidratación y aporten nutrientes esenciales. Evitar comidas pesadas y grasas también contribuye a una mejor digestión y menor generación de calor interno.

Efectos sobre el sueño

Los cambios de temperatura también pueden afectar el sueño de las personas mayores. Dormir en un ambiente fresco y ventilado, y utilizar ropa de cama ligera, puede ayudar a mejorar la calidad del sueño durante las noches calurosas. En algunos casos, el uso de una ducha tibia antes de acostarse puede ayudar a bajar la temperatura corporal y facilitar el descanso.

Por último, la actividad física es importante para mantener la salud, pero durante el verano, es crucial adaptarla para evitar los efectos del calor. Realizar ejercicio en las primeras horas de la mañana o al atardecer, cuando las temperaturas son más bajas, y optar por actividades de bajo impacto como caminar, pueden ser opciones seguras para los ancianos.

Las 10 claves para proteger a los mayores del calor

Recapitulando, te resumimos las diez claves para garantizar el bienestar de los mayores frente a la amenaza del calor

1. Es fundamental tener un buen aporte de líquidos, más aún teniendo en cuenta que los mayores tienen menor sensación de sed de forma fisiológica

2. Debemos insistir en la predisposición que generan algunas enfermedades a tener una adaptación reducida al calor.

3. Las comidas deben ser ligeras para facilitar la digestión y evitar el sobrecalentamiento del cuerpo.

4. Es crucial evitar la exposición al sol en las horas de mayor intensidad, así como evitar el ejercicio físico durante esas franjas horarias.

5. Protegerse la cabeza con el uso de sombreros y usar ropa ligera y de colores claros.

6. Mantener los espacios frescos, utilizando ventiladores o aire acondicionado

7. También es útil disponer de un lugar fresco al que los ancianos puedan acudir en caso de que las temperaturas aumenten demasiado en su hogar.

8. Es esencial facilitarles la ingesta de líquidos regularmente. El agua es la mejor opción, pero también se pueden considerar otras bebidas como infusiones frías o zumos naturales

9. En el caso de los mayores que viven solos, es importante que los familiares o cuidadores establezcan un sistema de chequeo regular para asegurarse de que la persona mayor esté bien.

10. Dormir en un ambiente fresco y ventilado.

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