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“¡Mamá, papá, este campamento de verano sí que mola!”

Durante el curso escolar se potencia lo académico, ahora es tiempo de aprender otras cosas. Estos son los destinos más originales donde los niños pueden soñar a lo grande

Campamento de Baloncesto.
Campamento de Baloncesto.

Mucho han cambiado los veranos desde hace no tantas décadas a esta parte. Veranos con sabor a pueblo o a playa que se degustaban sin prisas, con eso que ahora en un elogio a la modernidad llamamos slow life. Hoy los ritmos son otros y las posibilidades para conciliar también. Para muestra, la multitud de iniciativas educacionales y de ocio nacidas para facilitar a las familias el cuidado de sus hijos mientras sus padres cumplen con el calendario laboral durante las vacaciones escolares. En modelo urbano o residencial, los campamentos han aumentado en cantidad, pero también lo han hecho las temáticas y hoy, lejos de encontrar solo las clásicas acampadas de verano, el abanico se abre a interesantes actividades de cine, cocina, robótica e, incluso, desarrollo personal. Conciliar y conseguir también que el niño disfrute y diga: “¡Mamá, papá, este campamento de verano sí que mola!”. Todos contentos. Esta es nuestra selección de algunos de los más originales.

Campamento urbano de cine

Desde la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM) organizan la segunda edición de Un verano de cine, un campamento urbano para niños de 8 a 17 años en el que los asistentes serán capaces de crear una pieza audiovisual desde el guion hasta el montaje. También se les anima a sacar su lado más cinéfilo a través de un cine fórum diario con películas en versión original. Cuenta Alain Lefebvre, responsable de formación cero de ECAM, que se lanzaron a crear el campamento como respuesta a la ausencia de formación específica en audiovisual en los planes de estudio. “Nos parece especialmente grave que no haya formación de este tipo si tenemos en cuenta que vivimos en una sociedad donde se consume de media 233 minutos de televisión al día y 108 minutos de Internet”, explica. Es por esto por lo que desde la ECAM pretenden dotar al alumnado del campamento de las herramientas básicas “para saber decodificar las imágenes que consumen, pero también para que sean capaces de crear, explorar y aprender a contar historias por sí mismos”.

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En Ávila, y con el mismo germen de esa falta de formación para los jóvenes en audiovisual que mencionaba Alain Lefevbre, llevan ya cinco años organizando Cinema Camp, un campamento residencial dirigido a jóvenes de 14 a 17 años (pero ¡ojo! También para adultos de 18 a 30 años) en el que aprenderán de cine de una manera práctica. Explica Álvaro Martín, coordinador del equipo Cinema Camp, que además de las clases que cubren todas las ramas del audiovisual (guión, dirección, producción, montaje, interpretación y fotografía), se celebran juegos y actividades al aire libre relacionadas con el séptimo arte, talleres de stop motion y un festival de cortometrajes.

Campamento de robótica y programación

Para satisfacer la demanda de actividades de verano que solicitaban las familias, la escuela de robótica y programación Educarobot se lanzó hace cuatro años a crear Robocamp, un campamento en opción urbana y residencial en el que los niños de 8 a 14 años pueden aprender los conceptos básicos de robótica, electrónica y mecánica usando los robots de Lego Mindstorms. Al final del mismo, los alumnos son capaces de montar, programar y controlar un robot fabricado con sus propias manos. Advierten desde el equipo de Robocamp que no es imprescindible tener nociones previas, pero sí creen que puede ser de mucha utilidad para manejar con soltura los recursos con los que trabajarán a lo largo del campamento.

Campamento de música rock

Cada verano, desde hace ya una década, la provincia de Soria se convierte en el escenario privilegiado de Rock Camp, un campamento residencial cuya temática principal es la música Rock en su más amplio sentido (desde el Pop hasta el Metal) y que nació para aunar las dos pasiones de sus fundadores: la educación en la naturaleza y la música. “Después de 10 años realizándolo y más de 35 turnos creemos que Rock Camp es un campamento muy asentado. El porcentaje de repetición es muy alto con un 60%. Y lo más importante es que hemos creado una comunidad entre toda la gente que ha pasado por el campamento: acampados, familias y monitores”, explican desde la organización.

En Rock Camp, los acampados, con edades entre los 9 y los 17 años, eligen uno de los instrumentos de los que se imparten clase (batería, bajo, guitarra, teclado y voz) y reciben dos horas de formación al día. El resto de las clases musicales son de Historia del Rock, composición, lenguaje musical y baile; además de disfrutar de juegos, talleres y veladas de animación. No es necesario tener conocimientos previos. Para el equipo de Rock Camp lo importante es que quien asiste al campamento va a pasar unos días como en casa rodeado de gente con sus mismos gustos. “El buen rollo que genera la música junto con la ubicación privilegiada en la que estamos hacen que todo vaya sobre ruedas y que cada participante viva una experiencia única”, advierten.

Campamento de cocina

En Apetit´oh, la escuela madrileña de cocina que fundaron hace ocho años Concha y Ruth, encontramos Campamento chef, un campamento urbano para que los niños de entre 7 y 15 años se acerquen sin miedo a la cocina porque, según explican sus organizadoras, “es importante que aprendan a cocinar para comer mejor y así cuidarse desde dentro”. ¿Y qué se hace en un campamento como este? Pues, efectivamente, cocinar. “Cocinan muchísimo. Siempre decimos que son el mejor equipo de cocina que se puede tener porque siempre tienen ganas, siempre quieren hacer cosas; de hecho, a veces hay que bajarles un poco la ansiedad y las prisas para aprender, que la paciencia en cocina es algo básico también. Para asistir a un campamento de este tipo es imprescindible que al niño le guste la cocina y no haga ascos a nada porque aquí se hace de todo, desde amasar hasta limpiar calamares”, cuenta Ruth.

Para asistir a un campamento de este tipo es imprescindible que al niño le guste la cocina y no haga ascos a nada porque aquí se hace de todo, desde amasar hasta limpiar calamares

En Zaragoza, La Zarola organiza desde 2015 Mini chefs, otro campamento de cocina en el que también buscan que los niños (a partir de 8 años) se divirtieran alrededor de los fogones, pero sobre todo que descubran por ellos mismos productos, nuevos alimentos, sabores y texturas. “Creemos que es muy beneficioso para el crecimiento personal así como para su futuro el que conozcan desde pequeños, de donde viene lo que comen y cómo se puede cocinar”, explican desde la escuela de cocina. Aquí también cocinan durante toda la mañana, desayuno, almuerzo y comida, y huyen, claro, del famoso menú infantil: “Siempre pensamos recetas que les gusten y que puedan hacer en casa, pero alejadas de la idea de un menú específico infantil”.

Campamento de desarrollo personal y vocacional

Fundación Promete es un proyecto de Innovación Educativa y Social a través del que se quiere demostrar que todas las personas podemos desarrollar nuestro talento si nuestro entorno y personalidad nos lo permiten. Para materializar esa idea nacía Campus promete, un campamento, en modalidad residencial o urbano ubicado en Madrid, en el que los niños y jóvenes de 8 a 18 años realizarán un proyecto personal para encontrar su verdadera vocación a lo largo de cinco días.

En las 24 ediciones que han realizado desde 2011 han participado más de 1.800 alumnos y todos han comenzado con la misma pregunta: “Y tú, ¿qué quieres hacer?”. La respuesta llega, según nos cuenta Paco Rivero, su director, tras conocerse mejor, activar su imaginación y sus ideas. Basta con tener ganas e interés, y dejarse acompañar de manera personalizada por los profesionales que forman parte del proyecto. “Si los padres buscan un campamento distinto para el desarrollo personal y talento de sus hijos, este es su campamento, pues mientras se divierten haciendo lo que más le gusta y siempre han querido hacer, experimentan un ciclo de desarrollo personal que les hace crecer como personas”, concluye Rivero.

Campamento de baloncesto

Campus WOB inició su aventura hace 18 años como un pequeño campamento de baloncesto en Málaga pero hoy ha crecido y evolucionado tanto que se ha convertido en una auténtica comunidad de Wobers. Su punto fuerte es la visita de una estrella de la NBA. “Creo que no existe un campamento en todo el mundo con un historial de 20 estrellas de primer nivel de la NBA como tiene Campus WOB”, afirma David Fernández, su fundador.

Creo que no existe un campamento en todo el mundo con un historial de 20 estrellas de primer nivel de la NBA como tiene Campus WOB”, afirma David Fernández, su fundador.

El campamento residencial, que ofrece tres modalidades distintas (baloncesto, inglés, y un tercero, llamado Experience, donde además de baloncesto, los wobers tienen a su disposición una amplia variedad de talleres), está pensado para niños y jóvenes de 4 a 18 años. El único requisito, según su fundador es “que tengan ganas de pasarlo bien” porque, asegura, quien lo prueba va a querer repetir sea cual sea su motivación inicial: “Unos lo hacen por el baloncesto, otros para conocer a la estrella invitada de la NBA, o sencillamente para pasarlo bien, mejorar su inglés, o hacer nuevos amigos. Lo que importa al final es la experiencia de vida. Podemos decir que Campus WOB es un campamento para sentir”.

Campamento de artes escénicas

En la ciudad de Salamanca la escuela de artes escénicas y visuales Monk School organiza durante nueve días dos campamentos: el Campamento residencial de Danza, Artes Escénicas, Música y Artes Visuales (de 10 a 17 años), y el Campamento urbano de las Artes (de 3 a 16 años); ambos enmarcados dentro del propio proyecto educativo de la escuela. “El objetivo principal de este campamento es que los participantes se aproximen a las artes escénicas y visuales de una manera creativa e interdisciplinar (teatro, teatro musical, danza, música, cine y escenografía), y lo hagan creando, investigando, compartiendo y disfrutando en una convivencia artística muy especial”, cuenta Noelia Gragera, directora y coordinadora pedagógica de la escuela.

La escuela de artes escénicas Jana en Madrid también organiza un campamento urbano de artes escénicas para niños y adolescentes de entre 6 y 17 años. Su ingrediente principal es la diversión a través de las artes escénicas y, al igual que el curso anual, también finaliza con la representación de un pequeño musical en uno de los grandes teatros de Madrid (el Teatro Buero Vallejo, en 2018). Juanjo Muñoz, director de la escuela, destaca que, aunque condensada en una semana, se trata de una formación actoral completa, por lo que se estructura todo el campamento sobre las tres disciplinas de las artes escénicas (Interpretación, Canto y Danza).

Durante el curso escolar se potencian mucho las matemáticas, los idiomas o la lengua, pero es también muy positivo tener un espacio y un tiempo para desarrollarnos como personas

Campamento urbano de habilidades sociales e inteligencia emocional

En Crece Bien, escuela de desarrollo emocional y social con dos sedes en Madrid, llevan más de 12 años realizando campamentos urbanos de Inteligencia Emocional para niños y jóvenes de 4 a 18 años. Ellos han hecho del "tan importante como educar a la razón, es enseñar al corazón" del filósofo Aristóteles su buque insignia. “Durante el curso escolar se potencian mucho las matemáticas, los idiomas o la lengua, pero es también muy positivo tener un espacio y un tiempo para desarrollarnos como personas, nuestras emociones, nuestros pensamientos. Entrenar las habilidades de la vida como pueden ser la resolución de conflictos, qué pasa cuando me enfado, cómo puedo interpretar mejor las situaciones o cómo llevar mejor los ratos en los que las cosas no salen como me gustaría”, explica Sonia Martín Lomas, su directora.

En los campamentos todo se hace de manera lúdica con programas diseñados e impartidos por psicólogos especialistas en educación: “Las familias pueden elegir, tanto las actividades a realizar durante el campamento como el horario de entrada y salida del mismo. Cada día tenemos tres bloques de actividades, uno en el que trabajamos inteligencia emocional y habilidades sociales, otro donde realizamos actividades de creatividad y talento (talleres de música, cocina, robótica, magia...) y uno más en el que se entrenan capacidades relacionadas con el aprendizaje (atención, comprensión, memoria, razonamiento, etc.)”. Lo más importante para la psicóloga y directora es que el campamento sea “una experiencia para sus asistentes de la que cada día salgan enriquecidos y con una sonrisa de oreja a oreja”.

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