En general, no ha destacado en nada pese a las expectativas (esas opiniones 5 estrellas y tal…) o el nombre, que evoca a algo impresionante. El local es muy sencillo aunque correcto y bien mantenido. Carta muy limitada y en formato “curioso” porque si no pides la el otro portafolios con las fotos te pierdes 10 de los 20 platos que tienen, más o menos. Pedimos las típicas gyozas, un pollo gonbao y un arroz (el que no era tres delicias). A las fotos me remito. Los precios eran los habituales, el servicio correcto, sin más, y los tiempos de espera algo más largos de lo normal porque entiendo que al ser tan pocos, la cocina no está a pleno rendimiento. Yo lo veo muy justo aunque es posible que ese día no escogiéramos los platos fantásticos y le demos otra oportunidad más adelante.