Viaje a las entrañas del Alentejo portugués

Ciudades fortaleza, paisajes impresionantes y mucho mármol

El Alentejo como no lo habías visto antes

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A un tiro de piedra de la frontera española y a menos de **200 kilómetros de Lisboa ** se despliega esta zona del Alentejo portugués que mantiene todo el encanto del pasado y en la que se pueden encontrar ciudades fortaleza, palacios, bodegas y enormes lagos, y que esconde en sus entrañas una de las vetas de mármol más puras del mundo.

Tomando como base Vila Viçosa, una localidad que vive precisamente por y para el mármol -y que está situada sólo 50 kilómetros de la localidad extremeña de Olivenza-, os proponemos un recorrido que nos permitirá conocer un poco más esta región portuguesa, gemela de la extremeña española.

Separada del país vecino por la raya del Guadiana y el embalse de Alqueva -que, pese a ser uno de los más jóvenes de la Península, se terminó de construir en 2002-, ha creado el lago artificial más grandes de Europa Occidental.

Actualmente, ocupa unos 250 kilómetros cuadrados y tiene una longitud de 83 kilómetros. Es un mar interior con hasta 450 islas, y su recortada ribera suma más kilómetros que el litoral marítimo de Portugal. Tiene incluso playa y club náutico pero, sobre todo, pinta el paisaje con una escenografía peculiar en una tierra tradicionalmente árida y seca.

Un embalse como un mar

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LA PRINCESA DEL ALENTEJO

Escogemos Vila Viçosa porque es una localidad pequeña y poco conocida, pero llena de interesantes tesoros para descubrir. Los portugueses la llaman ‘ Princesa del Alentejo ’, y su edificio más destacado es su espectacular palacio, el Paço Ducal , vinculado con la dinastía de Bragança (la última que reinó en Portugal) .

Llama la atención su grandiosa fachada de 110 metros cubierta de mármoles de diferentes colores en perfecto equilibrio y elegancia.

Dentro, se pueden visitar unas 50 salas en las que hay muebles, pintura y tapices que recrean la vida en la época monárquica, mientras en la cocina existe una amplia colección de los utensilios de cobre tan típicos de Portugal. Incluso está reconstruida la habitación donde pasó su última noche, en 1908, Carlos I de Braganza Sajonia-Coburgo, el penúltimo rey de Portugal.

De ella salió Carlos camino de Lisboa, donde fue tiroteado y murió. Hoy, ante el palacio se despliega la imponente plaza de la República, con el piso también de mármol.

La plaza de la República en Vila Viçosa

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MÁRMOL, ORO BLANCO

El casco antiguo de Vila Viçosa, de estrechas calles adoquinadas con trozos de mármol y casas encaladas, exige un paseo, porque tras cada esquina, hay algo interesante que ver. Por ejemplo, iglesias como la de San Juan Evangelista, San Bartolomé o la Lapa ; los conventos de los Agustinos y los Capuchinos, o un peculiar crucero, que allí llaman pelourinho, también de mármol y rematado por una escultura esférica.

Vila Viçosa está también llena de museos. El de carruajes, en los bajos del palacio; los de caza y arqueología, en el castillo que domina la localidad; el dedicado al arte sacro, el de etnografía o el del mármol. De hecho, la reincidente presencia del mármol no es casual; las vetas de alta calidad que forman parte del subsuelo en esta región han marcado su vida y su economía desde la época de los romanos.

Aunque al lado del palacio está la bonita Pousada Dom Joao IV , que ocupa un antiguo convento, optamos por alojarnos en el moderno Alentejo Marmoris Hotel , con un spa excavado en el mármol y donde la decoración está compuesta por piezas de este material en estado natural. El objetivo era también unirnos a la excursión de 4x4 que el Club Escape Livre había organizado, en colaboración con Mercedes, para visitar algunos lugares de la región difíciles de acceder de otra forma.

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VIAJE AL FONDO DE LA TIERRA

Practicar 4x4, circular por pistas abiertas y cortafuegos, es ya prácticamente imposible en España y muy difícil en Portugal, aunque allí se consiguen todavía permisos para excursiones organizadas como esta. A ella nos sumamos para poder conocer, entre otras cosas, el fondo de una cantera de mármol.

A sólo cuatro kilómetros de Vila Viçosa está una de las más grandes de la región, la Pedreira d’El Rei, que toma su nombre del monte que existía antes de empezar a excavar. Bajar al fondo, a 157 metros de profundidad, corta el aliento, y sólo se puede hacer con vehículos 4x4 con reductoras por las condiciones del terreno.

Los trabajadores han ido haciendo unos caminos en espiral por los que descienden hasta el fondo con dumpers, quads, gruas y camiones. Hablamos de unos 600 metros de descenso, con pendientes de hasta 35 grados y muy resbaladizas por las piedras de mármol -en la parte superior hay algo de asfalto que hace el firme un poco más adherente-.

El fondo es como un paisaje lunar, con un piso formado por un barro blanquecino que llega a superar los tobillos y unos muros ciclópeos que empiezan a tomar formas. Inicialmente, el mármol se extraía a pico y pala ; con pólvora y máquinas de vapor más tarde, hasta que en los años 20 del siglo pasado, se introdujo el hilo helicoidal y las perforadoras.

Actualmente, el mármol se corta con hilo diamantado, lo que hace la tarea más fácil. Estos mármoles, blancos y rosas, son de alta calidad y se exportan a todo el mundo, incluso a la India y, por supuesto, a los países árabes.

Las entrañas del mármol

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De vuelta a la superficie, nos ponemos en ruta hacia el sur por la N254. A unos 20 kilómetros, un recorrido de poco más de media hora, llegamos a Redondo. El paisaje que nos acompaña es similar al que podemos encontrar al otro lado de la frontera: grandes dehesas, olivos y alcornoques con el tronco desnudado, pues, no en vano Portugal es el segundo fabricante mundial de corcho.

A la derecha de la carretera se despliega la Sierra d’Ossa, que sólo se eleva 650 metros, pero cubre el paisaje de pinos y alcornoques. El Alentejo es básicamente una planicie de la que emergen pequeñas cordilleras como esta, o simples peñascos que jugaron un papel defensivo importante. La excursión en 4x4 nos permite subir con el Mercedes 4Matic por los cortafuegos de la Sierra d’Osssa, hasta el punto más alto.

Pero volvamos a Redondo, una localidad peculiar. Preserva los restos de su pasado como ciudad-fortaleza en el siglo XIV, las murallas y el castillo, aunque ahora está más volcada en la enología como demuestra su museo del vino, que compite con el del barro. En este último se explica el auge de esta artesanía tan tradicional en Portugal, y a su lado, las iglesias blancas y azules de la localidad resaltan como brillantes.

Un camino de alcornocales

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VINO Y GASTRONOMÍA

Seguimos hacia el sur por la N381 hasta Reguengos de Monsaraz, a través de 35 kilómetros bordeando viñas hasta llegar al siguiente punto de nuestra ruta, la bodega Herdade do Esporao.

Es una de las más importantes de Portugal, produce vinos y aceites, y además, ha puesto en marcha un proyecto de enoturismo pionero en la región. Su restaurante, en el que utilizan aceites propios y productos de su huerta con una visión gastronómica innovadora, es imprescindible: no hay que dejar de probar el pulpo a la brasa con salsa romescu.

La gastronomía local es similar a la extremeña, pero también diferente. Cuenta con excelentes quesos, aceitunas, aceites, vinos, cerdo, cordero y unas migas alentejanas que no llevan pimentón y se hacen con el pan local, pero también usan el bacalao para hacer unos buñuelos y ensaladas deliciosos. Los portugueses son los reyes cocinando el bacalao.

Los pezinhos de coentrada (manitas de cerdo) son uno de los platos típico de la región. Otro más conocido es la carne de porco a alentejana, un guiso de carne de cerdo con almejas que, curiosamente, tiene su origen más al sur, en el Algarve, donde lo hacían con la mejor carne que podían conseguir, la del Alentejo, donde los cerdos se crían con bellotas.

La ruta nos acerca hacia el este por la N256, la carretera que desemboca unos kilómetros después en la frontera española, al embalse que se atraviesa, en este punto, con puentes de isla a costa. El desvío merece la pena, porque esta zona, además de ser un lugar estupendo para ver las estrellas por la noche, es una de las zonas de Portugal más volcadas en actividades de todoterreno ; incluso forma parte del campeonato nacional.

Visita a Herdade do Esporao

Herdade do Esporao

ESCENARIO NATURAL

Antes de entrar en el embalse, o a la vuelta, tomamos hacia el norte por la M514 y, bordeando la ribera, subimos hacia Monsaraz a través de un camino con agua a derecha e izquierda por la recortada orilla. La espectacular ciudad amurallada está encaramada en un peñasco que mira por el oeste a la planicie y por el este al pantano. Bueno, ahora mira al agua: ¡hace unos siglos miraba hacia el enemigo españo l!

Monsaraz mantiene todo su encanto de urbe medieval con castillo, torre, calles empinadas y una panorámica sobre el entorno a vista de pájaro, en lo que parece un perfecto set para cualquier temporada de Juego de Tronos . Para los turistas del siglo XXI tienen la ventaja de una buena oferta de restaurantes y tiendas de artesanía, e incluso está señalizado el mejor rincón de la muralla para hacer selfies. ¡A ver si lo encuentras!

No podemos dejar esta zona sin visitar Estremoz, otra ciudad fortaleza muy similar a Viana do Castello (¡sus puertas de entrada a la fortaleza son casi iguales!) , al norte y sobre el río Miño. Para llegar desde Monsaraz hay que tomar la N255 en dirección norte, desplazarse unos 87 kilómetros hacia Vila Viçosa y luego coger la N4; llegaremos en sólo 20 minutos, con la ventaja de que la localidad está prácticamente sobre la A6, la autovía que enlaza Lisboa y Badajoz, así que podemos volver en cualquier sentido.

Escenario medieval

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Estremoz es un lugar casi místico para los portugueses porque aquí murió, en 1336, la reina Isabel de Portugal, santa desde 1625. Era una aragonesa, hija de rey, que se casó con Denis I de Portugal, hombre volcado en la cultura, fundador de la Universidad de Coimbra y escritor de cantigas.

Ella, mientras tanto, se dedicaba a los pobres y a evitar peleas familiares -tuvo que intervenir en las guerras entre su marido y su hijo Alfonso IV-. Se cuenta incluso que llegaba al campo de batalla y se ponía en medio de ambos bandos a rezar. Años después tuvo que hacer lo mismo entre su hijo, ya rey de Portugal, y su nieto Alfonso XI, descendiente de una hija que se había casado con el rey castellano.

¡Fue una santa, pero con la descendencia enrabietada y bien colocada!

Hoy podemos dormir donde murió la reina santa, porque el castillo se ha convertido en la Pousada de Santa Isabel en su honor. La zona de las habitaciones mantiene el encanto, e incluso algunos muebles antiguos, pero también tiene una moderna piscina y una gastronomía en la que además de pezinhos de porco de coentrada (buñuelos hechos con manitas de cerdo) , hay unos pasteles con huevos y almendras que en honor de Isabel se llaman Rainha Santa.

Estremoz

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LECTURAS PORTUGUESAS

Para quienes se hayan quedado con ganas de saber más sobre la aragonesa emigrada a Portugal en la Edad Media, María Pilar Queral del Hierro escribió hace unos años una biografía novelada y un poco hagiográfica, pero muy interesante, que llamó La Rosa de Coimbra . Pero si solo necesitamos tener un pantallazo de este interesante país, Carlos Taibo publicó en 2015 Comprender Portugal , donde explica desde su historia y su gastronomía hasta su futbol.

Y, por supuesto, también es recomendable repasar a los autores portugueses más queridos en España: Antonio Lobo Antunes y Jose Saramago. Por cierto, Sostiene Pereira, pese a la mabientación portuguesa es de Antonio Tabucchi, un escritor italiano