De roadtrip por la Garden Route de Sudáfrica, una de las mejores experiencias del verano austral

El sueño de cualquier ser humano debería ser vivir de abril a octubre en el hemisferio norte y de noviembre a marzo en el hemisferio sur.

Parque Nacional Tsitsikamma

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Hay pocas cosas similares a subirse a un avión en plena ola de frío europeo y aterrizar, 12 horas más tarde en la cálida Ciudad del Cabo , donde estos meses amanece antes de las seis de la mañana y la puesta de sol no llega hasta las 8 de la tarde. Todo esto, acompañado de una increíble temperatura entre los 17 y los 27 grados, sin la pegajosa humedad tropical, playas kilométricas sin explorar, vegetación exuberante, extensas llanuras áridas, buen vino, una vida nocturna sorprendente, animales salvajes e infraestructuras, servicios y hoteles que no tienen nada que envidiar a la Europa más avanzada.

Es la Garden Route sudafricana, uno de los roadtrips más desconocidos y, sin embargo, de los más imperdibles. Y, además, con apenas una hora de diferencia horaria.

La Garden Route recorre lugares espectaculares de Sudáfrica

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CIUDAD DEL CABO

La Garden Route nace a pocos kilómetros del Cabo de Buena Esperanza , y de la ciudad a la que da nombre. Antes de adentrarte en la carretera, no te arrepentirás de pasar, por lo menos, un par de días y de noches en esta ciudad. Los colonos holandeses llevan en ella más de tres siglos y casi todo lo que se respira en el último rincón de África poco se parece al resto del continente.

Se puede comenzar en el Victoria and Albert Waterfront, el antiguo puerto comercial de Ciudad del Cabo y, en su época, uno de los más importantes del mundo. En esos muelles recalaba todo el tráfico marino procedente de la India camino a Europa, cuando no existía el ** Canal de Suez **.

En la actualidad, el Waterfront es una burbuja aislada del resto de la ciudad, con modernos restaurantes, cine al aire libre, un centro comercial y apartamentos de lujo, conservando la estética de los antiguos edificios portuarios.

Desde sus muelles parten decenas de excursiones en barco y en helicóptero, pero la más recomendable es la que te lleva a Robben Island , donde se encuentra la antigua prisión en la que Nelson Mandela pasó encarcelado 18 años. Ahora es un memorial de una de las épocas más oscuras del país, el Apartheid.

Por la tarde puedes dar un paseo por el barrio de Bo Kaap, con casitas de colores de apenas una o dos alturas de estilo colonial. Cerca está De Waterkant, un barrio con pequeñas callejuelas llenas de árboles donde detrás de las inocentes fachadas, se esconden enormes y lujosas casas. Algunas de ellas se han reconvertido en agradables hoteles boutique con piscina, como ** De Waterkant House **.

Otro de los planes imprescindibles en Ciudad del Cabo es subir a la Table Mountain, una de las maravillas naturales del mundo y que domina toda la ciudad. Aunque hay un teleférico , si no fallan las piernas, se puede subir caminando. La recompensa son unas vertiginosas vistas de toda la ciudad y, más allá, de la península del Cabo. También vale la pena emplear, como mínimo, medio día de excursión para visitar el Parque Nacional del Cabo de Buena Esperanza, cuyos paisajes son sobrecogedores.

Bo Kaap

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Ciudad del Cabo es un excelente destino para probar las delicias de la gastronomía sudafricana. La oferta de restaurantes es enorme, y se pueden encontrar desde sabores internacionales hasta las más locales parrilladas de carnes, pasando por currys introducidos por la centenaria colonia india en el país. Mama Africa es una excelente y folclórica opción para probar parrilladas exóticas, mientras que ** Carne SA ** es casi imbatible para los amantes de la carne.

La fiesta tampoco decepciona. Aunque no está localizada en una sola zona, el centro de la ciudad cuenta con varios bares de copas como Surfa Rosa y locales que frecuentan la escena más cosmopolita de la urbe como Yours Truly, en los que te puedes sentir como en los lugares de moda de Londres o Berlín, pero con una inigualable mezcla de razas y de estilos. La fiesta tampoco decepciona.

Ojo, los precios no son bajos en comparación con los países del entorno. Aunque la mayoría de cosas son más baratas que en Europa , los sitios buenos se pagan.

Alquilar un coche para hacer la ruta, sin embargo, no sale caro, pero sí lo es la gasolina. Para hacer la Garden Route no es necesario ningún 4x4, ni siquiera para explorar alguno de los Parques Nacionales que hay en sus cercanías.

Table Mountain y los Doce Apóstoles

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NADAR CON TIBURONES

Dejando y atrás ciudad del Cabo, la primera parada de la Garden Route es Gansbaai, uno de los centros mundiales para avistamiento del gran tiburón blanco. Se trata de una localidad minúscula, más bien parecida a una urbanización de playa muy cuidada y sin demasiado ajetreo, donde lo único que hacer, además de descansar bien, es aventurarse a una de las experiencias más impactantes que puedes tener: ver y sentir al tiburón blanco desde una jaula sumergible a pocos centímetros de ti.

Hay varias agencias que ofrecen salidas todos los días, desde bien pronto por la mañana, en el muelle principal de Van Dyks Bay. Algunas de ellas son ** White Shark Projects ** o Sharklady Adventures . El precio por persona oscila entre los 90 y 120 euros, pero nada garantiza el avistamiento de uno de los mayores depredadores de los mares. Las lanchas acostumbran a ir a un lugar a unos 15 minutos de la costa y arrojando cebos de pescado intentan atraer al Gran Blanco. En el peor de los casos, verás otras especies de tiburones (menos imponentes, eso sí) e incluso focas.

Tras Gansbaai se puede seguir la ruta hacia el ** Cabo de las Agujas .** Este es, propiamente, el lugar más septentrional de África y donde se juntan los océanos Atlántico e Índico.

Tiburón blanco en Gansbaai

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PLAYAS DE ARENA BLANCA KILOMÉTRICAS

La Garden Route, que se llama así por los increíbles paisajes por los que atraviesa y sus kilométricas playas vírgenes de arena blanca, prosigue por numerosas poblaciones costeras. Una en la que merece la pena recalar es Plettenberg Bay, donde hay opciones de alojamiento que van desde aisladas casitas en la playa frente del mar hasta resorts con campo de golf. El pueblo también es pequeño, pero tiene una animada vida nocturna.

Siguiendo la ruta, se encuentra el Parque Nacional Tsitsikamma , un entorno en el que desemboca el río Storms y que es uno de los mejores enclaves naturales de la zona, donde se combinan una vegetación abundante con el mar. En el parque, se puede dormir frente a las rocas donde rompen las olas y hacer excursiones a pie por sus colinas, desde donde las vistas del océano son impresionantes.

A unas dos horas de Tsitsikamma está Jeffreys Bay, una de las mecas mundiales del surf, con una enorme playa de dunas, surf hostels, bares y hasta outlets de las principales marcas de surf del mundo. Es uno de esos lugares perfectos para hacer vida con chanclas y bañador, sin ser consciente de en qué día de la semana estás.

Plettenberg Bay

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VIDA SALVAJE EN PRIMERA PERSONA

En J-Bay puedes dar por terminada la Garden Route, pero antes de emprender la vuelta a Ciudad del Cabo, el Parque Nacional de los Elefantes de Addo es una parada obligatoria. No tiene nada que ver con el imponente Parque Kruger al norte del país, en la frontera con Mozambique, pero este escenario natural muy cerca de la costa ofrece todo lo que buscas si quieres ver animales africanos en su estado más salvaje.

Como su nombre indica, Addo es una reserva que alberga principalmente enormes manadas de elefantes, pero también se pueden encontrar rinocerontes, leones, leopardos, búfalos y todo tipo de antílopes, dentro de un inmenso paraje que llega hasta el mar, y en el que se puede dormir en suntuosas cabañas o en tiendas de lona cercadas, al lado de abrevaderos de elefantes que, al atardecer, ofrecen un espectáculo digno de los mejores documentales.

Elefantes en el Parque Nacional de los elefantes de Addo

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EL ÁRIDO KAROO

Saliendo de Addo, puedes emprender la ruta de regreso cruzando la llanura árida del Karoo, donde el paisaje es radicalmente diferente a la Garden Route, pero no por ello menos fascinante. A medida que te acercas de nuevo a Ciudad del Cabo, aparecen alrededor de la carretera granjas, grandes plantaciones afrikáners y viñedos que se pueden visitar.

Uno de los lugares donde parar es Oudsthoorn, la capital mundial del avestruz, en cuyas calles se levantan varias mansiones de su época dorada, cuando la pluma de esta ave decoraba los tocados de las damas de la alta sociedad victoriana en Europa. Alrededor de Oudtshoorn hay algunas granjas de avestruces que bien merecen una visit a.

El viaje no puede terminar sin detenerse en Stellenbosch, una elegante ciudad bóer a una hora de Ciudad del Cabo con calles ajardinadas y un animado ambiente, que echarás de menos cuando aterrices de nuevo en el frío invierno europeo y hayas dejado atrás este paraíso terrenal africano.

Las llanuras de Karoo

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