Zapatillas Balbino pone en valor la moda artesana asturiana

Los hermanos Campal, dos de los últimos sastres artesanos que quedan en Asturias, se convierten en imagen de las zapatillas Balbino.
Zapatillas Balbino pone en valor la moda artesana asturiana
Daniela Cohen

¿Pueden una zapatillas de andar por casa combinar con un traje sastre? Vaya que si pueden. Y no solo lo decimos porque los caminos de la moda son inescrutables y, en ocasiones, sorprendentes, sino porque, más allá de las tendencias, es la calidad de las prendas la que hace que consideremos un outfit acertado, por muy extrañas que nos puedan parecer de primeras la combinaciones. Eso lo saben muy bien en Balbino, una editora de productos que se ha empeñado en dignificar el espacio doméstico, empezando por las zapatillas. Razón por la cual han decidido contar con la colaboración de los hermanos Campal, dos de los últimos sastres artesanos que quedan en Asturias: Ignacio y Aurelio se han convertido en imagen de la marca.

“Tenemos un espacio físico en Oviedo. Una pañería que está abierta desde 1964 y apenas ha cambiado su esencia. Ignacio y Aurelio, los Hermanos Campal, sastres de Nava, son compradores habituales de paños. Los conocimos allí y quedamos fascinados por su trabajo y por su personalidad. Han sido muy generosos dejándonos entrar en su mundo y diciéndonos que sí cuando les propusimos ser la imagen de nuestras zapatillas. También dejándonos poner su nombre a dos modelos”, explica Noelia, cofundadora hace seis años de Balbino junto a otros tres emprendedores, Carlos, Aitor y Pedro.

Zapatillas Balbino.

Daniela Cohen

DETALLES QUE IMPORTAN

Comenta Noelia que la zapatilla de casa es un motivo para contar una historia; también para compartir una forma de estar en el mundo, de entender que los detalles importan. “Unas zapatillas hechas con una tela de hace 50 años te están contando algo. El interior de lana sin teñir, la suela de goma natural. Son cosas que importan. Nuestro objetivo es dignificar lo que ocurre de puertas para adentro; los cuidados y el respeto”.

Concretamente, para crear esta historia en la que trajes y zapatillas se mimetizan, se utilizaron paños ingleses de pura lana, una tela más apropiada para abrigos porque es muy gruesa. Pero, en palabras de Noelia, “a los Hermanos Campal no se les pone nada por delante”. Para fabricar la mayor parte de los tejidos con los que confeccionan las zapatillas Balbino acuden a un lugar más cercano, Béjar, donde hacen la colección Oveja Negra. “Telas hechas de lanas de ovejas negras y blancas sin teñir. Ovejas merinas 100% extremeñas”, confirma la emprendedora.

Ignacio y Aurelio Campal.

Daniela Cohen

UN TROCITO DE HISTORIA EN LOS PIES

Le es difícil elegir a Nuria la colección estrella de entre los 33 modelos diferentes, pues cada persona tiene sus favoritas, pero quizás la más singular podría ser la de Pañerías Desaparecidas: “Son telas recuperadas de antiguas fábricas textiles hoy desaparecidas. Es una colección muy exclusiva porque el número de zapatillas que podemos fabricar está condicionado por los metros de tela de los que disponemos. Hemos llegado a hacer únicamente 20 zapatillas de un modelo”. Tener unas Balbino de esta edición limitada, por tanto, es como tener un trocito de historia en casa. “Nos han contactado los nietos de los propietarios de algunas de esas fábricas que mencionábamos antes. Al final, el relato trasciende a la zapatilla”.

De hecho, confiesa Noelia que cada vez que una persona conecta con su forma de hacer las cosas, renuevan la esperanza en el proyecto. Uno que tiene que ver con el estilo, pero también con la sostenibilidad y con el cambio de mentalidad del comprador, que últimamente parece preferir productos de calidad y no tanto del fast fashion. “El comprador que busca la calidad siempre ha existido. Durante un tiempo se le ha puesto a prueba. Es muy fácil dejarse tentar, el mercado está saturado de productos. Probar siempre es bueno, pero el comprador al final elegirá productos honestos y firmas respetuosas”, asegura.

Traje sastre de los hermanos Campal.

Daniela Cohen

Es por ello que quizás vaya siendo hora de invertir en prendas de calidad, como unas Balbino, que te duren muchas temporadas... ¿Decir para toda la vida sería exagerado? “Bueno, aunque los adultos tenemos la suerte (o no) de que nuestro pie no crece, las zapatillas de casa se usan a diario… Lo recomendable es tener cinco o seis pares de Balbinos, para poder ir alternando. Hay personas que llevan cinco años con las mismas zapatillas. Y gente que se resiste a tirar las antiguas, aunque tenga unas nuevas”, responde Nuria.

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Son estas pequeñas historias, como la colaboración con los hermanos Campal, las que hacen de Balbino una marca muy especial, tanto que no se quedan solo ahí, en la fabricación de zapatillas de andar por casa, pues se encargan de organizar acciones tan divertidas como el Campeonato Mundial del Insulto en Asturias, así como eventos culturales. “Nuestra programación es muy ecléctica. Esta temporada la arrancamos con una conversación entre Iván Ferreiro y Alicia Álvarez. Para presentar la colección Las Panas –hecha con pana y con nombres de fenómenos meteorológicos– invitamos a José Antonio Maldonado, Minerva Piquero y David Arango, hombres y mujeres del tiempo. En Navidad, instalamos en nuestro espacio un escalextric y un montón –pero un montón de verdad– de fichas de Lego, para que los niños de barrio pasen a jugar. Aunque luego juegan más los padres y las madres…”, concluye Noelia.

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