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Saul Mart�nez-Horta, neuropsic�logo: "No es que olvides las cosas, es que no has prestado atenci�n"

Los olvidos involuntarios, los lapsus, los d�j� vu, las corazonadas y la sensaci�n de que tienes una palabra en la punta de la lengua son algunos peque�os acontecimientos que no siempre indican que algo vaya mal. Hemos charlado con el neuropsic�logo Saul Mart�nez-Horta, quien nos tiende un puente entre la ciencia y la vida cotidiana, para ayudarnos a entender m�s nuestro cerebro y a explicarnos algunos de estos sucesos.

Es verdad que los olvidos pueden formar parte de la sintomatolog�a de algunas enfermedades neurol�gicas o mentales, pero no siempre lo son.
Es verdad que los olvidos pueden formar parte de la sintomatolog�a de algunas enfermedades neurol�gicas o mentales, pero no siempre lo son. Getty

Nos conocemos de algo?' 'Me suena tu cara, pero ahora no caigo'. 'Lo tengo en la punta de la lengua'. 'Me parece haber vivido esto, �pero no s� cu�ndo!' '�A qu� he venido a la cocina?' �Reconoces estas frases? A menudo somos presa (y con la rabia que da) de estos peque�os fallos, olvidos involuntarios, descuidos y sensaciones de que algo va a pasar o ha pasado ya. Pero, �es normal que sucedan?

Neuropsic�logo Saul Mart�nez-Horta, del Hospital Sant Pau de Barcelona.
Neuropsic�logo Saul Mart�nez-Horta, del Hospital Sant Pau de Barcelona.geoPlaneta

Si est�s pensando en contestar que son cosas de la edad y achacar todos estos fen�menos al calendario, te avisamos que el neuropsic�logoSaul Mart�nez-Horta, del Hospital Sant Pau de Barcelona, desmontar� tus respuestas en su libro �D�nde est�n las llaves? (geoPlaneta, 2023). Miembro del Centro de Diagnostico e Intervencion Neurocognitiva (CDINC), el autor conecta en sus p�ginas la ciencia con la vida cotidiana y nos ayuda a comprender por qu� y c�mo la memoria puede jugarnos malas pasadas en los �mbitos del d�a a d�a. "El cerebro no necesita estar enfermo para cometer estos peque�os fallos", dice el experto.

Fen�menos cotidianos en cerebros sanos

No encontrar las llaves de casa, las gafas, la cartera o el bolso; ponernos nerviosos al hablar en p�blico; olvidar la cara o el nombre de alguien a quien acabamos de conocer; no recordar algo que nos acaban de explicar o ir a hacer algo a un sitio y no acordarnos a lo que �bamos inicialmente son acciones m�s habituales de lo que crees, pero no por frecuentes, dejan de producir ese mal sabor de boca y la desesperante sensaci�n de que algo va mal en nuestra cabeza.

Es verdad que los olvidos pueden formar parte de la sintomatolog�a de algunas enfermedades neurol�gicas o mentales, pero no siempre lo son. De hecho, uno de los objetivos del experto es normalizar que nuestro cerebro tiene l�mites y que, muchas veces, la impresi�n de olvido es solo eso, una impresi�n. Y, si bien siempre conviene una observaci�n y valoraci�n de un especialista para descartar cualquier patolog�a, "en muchos casos, confirmaremos que no est� pasando nada malo", sostiene Mart�nez-Horta.

Pero, �c�mo podemos reconocer cu�ndo estos fallos son normales o cu�ndo ponernos en alerta? "Si los peque�os desastres cotidianos son espor�dicos, anecd�ticos, no se mantienen en el tiempo, no imponen dificultades ni interfieren en la vida diaria o relaciones sociales, y no hay cambios cognitivos o conductuales notorios, no hay de qu� preocuparse", explica el experto.

El t�tulo del libro (�D�nde est�n las llaves?) hace referencia a otra de las preocupaciones frecuentes que llegan a la consulta del psic�logo, expresadas por pacientes con miedo a estar enfermos y para quienes estos fallos pasan de ser graciosas y meras an�cdotas para convertirse en un motivo de alarma. El experto nos dice que estos comportamientos tienen base cient�fica y en todos participa el cerebro. Adem�s, las experiencias de cada uno configuran la biolog�a y viceversa. "El cerebro, por m�s biolog�a que lo defina, necesita de un contexto que lo estimule y enriquezca, o al rev�s: gracias a que tenemos un cerebro, podemos interactuar con un contexto".

Los olvidos involuntarios: no hay memoria si no hay atenci�n

El psic�logo se�ala que tambi�n es habitual que las personas consulten porque tienen la sensaci�n de que se les est�n olvidando las cosas. Pero, el olvido es un fen�meno normal. "Cuando tenemos esta impresi�n, hay que valorar si realmente se trata de un problema de memoria. Mucha gente cree que ha olvidado cosas, pero lo que realmente pasa es que no las ha aprendido. Si no hemos aprendido, no podemos olvidar (ni recordar). Lo que hay detr�s de la experiencia de '�d�nde he dejado las llaves?', o de '�por qu� no me acuerdo de tal o cual asunto?', no es que esa informaci�n haya desaparecido, sino que, como recuerdo, nunca ha estado all�".

En condiciones normales, la memoria necesita de otros procesos cognitivos para hacer su trabajo. Uno de los m�s relevantes es la atenci�n. "Cuando te cruzas con alguien por la calle, la ves, pero no la recordar�s si no le has prestado atenci�n", asegura el experto, quien a�ade que a esa falta de atenci�n hay que sumar que vivimos desplegando muchos automatismos, por lo que hacemos las cosas casi sin darnos cuenta.

Por otro lado, tenemos una capacidad de atenci�n muy limitada: "la informaci�n que somos capaces de mantener en nuestro foco atencional y de procesar es muy poca, y dura poco tiempo", afirma el neurocient�fico. "Si no la estimulamos, se pierde. Actualmente, nuestro estilo de vida nos expone a una enorme cantidad de informaci�n que nos distrae continuamente, por lo que resulta previsible que, en ciertos contextos y grupos de personas de mediana edad, actividad laboral intensa o exigencias familiares, nos parezca que haya problemas de memoria. Realmente, estos olvidos, son producto de una saturaci�n atencional". Es lo que ocurre con el tan manido multitasking. "Aunque tengamos la sensaci�n de que estamos haciendo muchas cosas, solo estamos alternando el foco. Cuando hacemos cosas que requieren mucha supervisi�n, aparecen errores y olvidos".

En la punta de la lengua: las palabras que no aparecen

Seguro que te ha pasado alguna vez: querer decir una palabra, que no viene, aunque tienes la sensaci�n de que est� a punto. Tirando de met�foras y simplificando mucho el mecanismo, el experto nos desglosa la base cient�fica que explica el fen�meno. "En el cerebro, las palabras y sus significados se almacenan en una estructura imaginaria llamada lexic�n mental. Cuando vamos a buscar una palabra, accedemos a ese lexic�n y seleccionamos la que queremos verbalizar. Esa recuperaci�n es autom�tica, pero ocasionalmente, falla. �Por qu�? Lo m�s frecuente es que est� compitiendo con otra palabra. Incluso, a veces, incluso tenemos la seguridad de que empieza por una letra determinada, por ejemplo, y es posible que, en realidad, ni siquiera la contenga. Al activar palabras que comienzan por esa letra, ellas interfieren en la aparici�n de la palabra buscada". El consejo del experto es dejar de buscar y olvidarnos por un rato: as�, ser� m�s probable que la palabra surja.

D�j� vu: la sensaci�n de haber vivido algo previamente

El d�j� vu se define como una alteraci�n de la memoria por la que el sujeto cree recordar situaciones que no han ocurrido o modifica algunas circunstancias de aquellas que se han producido. Aunque existen modelos experimentales e investigaciones acerca de c�mo funciona, a�n no contamos con una explicaci�n del todo precisa. "Sin embargo, todos los fen�menos del grupo de los d�j� contemplan gran familiaridad con un suceso del que tenemos la sensaci�n de haber vivido (d�j� vu), incluso de manera detallada e intensa, con las mismas emociones y pensamientos (d�j� v�cu), aunque no haya ocurrido. Lo mismo con la sensaci�n de haber experimentado una emoci�n (d�j� senti); estado f�sicamente en un lugar (d�j� visite) o escuchado una conversaci�n (d�j� entendu)".

Para entenderlo mejor, el neuropsic�logo nos invita a imaginar al cerebro integrando y agrupando toda la informaci�n visual, emocional, sensorial, etc. "En alg�n punto, el cerebro lo combina todo, dando un significado y unificando lo que estamos viendo y que est� sucediendo ahora, en este instante, integr�ndose as� un evento en un contexto temporal". Uno de los mecanismos que contribuye al d�j� vu es que los elementos de la percepci�n visual se han integrado antes que los elementos del curso temporal del suceso. "Entonces, hay una desincronizaci�n entre lo que se ve y el tiempo. Estamos percibiendo el evento, pero a�n no hemos integrado el marco temporal; o, por el contrario, hemos integrado el marco temporal, pero a�n no percibimos el evento. Esto da una sensaci�n de disociaci�n entre lo visto y vivido y el tiempo en que ha ocurrido".

Por otro lado, la informaci�n se procesa una sola vez, "pero, a veces, esto falla, y el cerebro, sin querer, lo procesa dos o tres veces, incorporando la sensaci�n de que esto ya lo hemos visto antes".

Corazonadas: conf�a en la intuici�n

Las personas solemos olvidar las cosas intrascendentes. "Puedes ver un avi�n y pensar que va a caer, pero como no cae, ese pensamiento pasa desapercibido en tu cerebro. Si un d�a, ves el avi�n y se cae, como has olvidado que lo has pensado muchas veces, crees que tu pensamiento se ha hecho realidad", explica el experto.

Paralelamente, el cerebro hace muchas cosas de las que no nos damos cuenta, por debajo de la consciencia. "Algunas tienen que ver con que el cerebro se nutre de sensaciones del entorno para informarnos de los eventuales peligros. No nos damos cuenta, pero cuando decidimos una opci�n respecto a otra, adem�s de ponderar riesgos y beneficios, el cerebro est� usando informaci�n emocional previa para guiarnos", dice Mart�nez-Horta. Es lo que el neur�logo portugu�s Ant�nio Dam�sio denomina la hip�tesis del marcador som�tico, que explica c�mo esta informaci�n nos ayuda en la toma de decisiones, la forma en que funciona la intuici�n y de c�mo, sin saber por qu�, optas por un camino en lugar de tomar otro".

�De qu� sirve saber todo esto?

Entender mejor c�mo somos y funcionamos, nos ayuda a buscar soluciones a lo que nos pasa. "Si comprendemos c�mo funcionan los sistemas atencionales y c�mo repercuten en la memoria, y somos conscientes de que la memoria est� fallando por la falta de atenci�n, quiz� podamos modificar el contexto". Por otro lado, en t�rminos de salud, el experto opina que conocer nuestro cerebro enriquece con fundamento cient�fico las decisiones en prevenci�n.

Hay un mont�n de t�cnicas para potenciar la atenci�n, desde ejercicios de memoria hasta mindfulness, o suplementos. Pero quiz� la mejor manera de atender es dejar a un lado la exigencia que nos supone el estilo de vida que llevamos, incluida la vertiginosa tecnolog�a. Por eso, Mart�nez-Horta se inclina por un consejo: no saturemos la atenci�n. "Nuestra capacidad es limitada y el sistema llega hasta donde llega. Para que sea eficiente, hay que dejarle trabajar acorde a su capacidad. Entendernos como lo que somos, no como lo que queremos ser, nos ayuda a tomar decisiones con impacto positivo. Tambi�n es necesario reducir la fatiga, cuidar el sue�o y mantener a raya la ansiedad".

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