PSICOLOG�A
Psicolog�a

�Tienes miedo a hacer rid�culo? C�mo gestionar el sentimiento de verg�enza

La psic�loga Laura Rojas-Marcos reflexiona en este nuevo art�culo sobre el papel del sentimiento de verg�enza en nuestra vida. Puede ser un sentimiento limitante pero tambi�n una gran ayuda a la hora de tomar decisiones.

Laura Rojas-Marcos
Laura Rojas-Marcos Foto: Ux�o Da Vila Realiza: Cristina G. Vivanco Dise�o: Elena Arang�ena

La verg�enza, considerada como una de las emociones humanas m�s desagradables y perturbadoras, es un sentimiento que todos intentamos evitar al asociarse al pudor y al inc�modo y desolador sentido del rid�culo. Se define como la sensaci�n de p�rdida de dignidad ocasionado por alguna falta cometida, por una ofensa, humillaci�n o deshonra. En palabras del gran fil�sofo S�neca: "amarga es la pena que nace de la verg�enza".

Qu� es la verg�enza

Cuando reflexiono sobre la verg�enza, me imagino un interruptor emocional en nuestro interior que al encenderse prende una chispa que desencadena una onda expansiva abrasadora y rojiza; esa llamarada que ruboriza y perturba lo m�s profundo de nuestro ser. Su impacto puede desestabilizarnos y hacer que perdamos el equilibrio como a un malabarista tras recibir un golpe de viento para luego recuperarlo, o puede que, como un terremoto, nos sacuda y agriete los cimientos sobre los que se apoyan la seguridad y la confianza en nosotros mismos; el lugar donde habita nuestra autoestima.

Por qu� sentimos verg�enza

Existen muchos motivos que pueden detonar la chispa de la verg�enza como: ser el centro de atenci�n, cometer un error, fracasar, hacerse p�blico algo que se desea ocultar, no cumplir las propias expectativas o las de otros, o tropezar con una piedra que la vida interpone en nuestro camino. Pero para la mayor�a, la verg�enza acecha y atrapa cuando se da�a o se pone en duda nuestro valor, imagen o reputaci�n. Si bien, a veces podemos hacer o decir algo que se perciba como inapropiado, fuera de lugar o incluso rid�culo, la realidad es que el punto de vista puede diferir; lo que es rid�culo para algunos no lo es para otros. Por lo tanto, es recomendable evitar precipitarse y dar por hecho que es uno quien siempre hace el rid�culo, ya que a veces son las personas del entorno las que deber�an avergonzarse de sus conductas agresivas, acosadoras, negligentes y humillantes.

�SIENTES VERG�ENZA O TE SIENTES AVERGONZADO?

Como psic�logo, sugiero diferenciar entre sentir verg�enza o sentirse avergonzados. Por un lado, cuando sentimos verg�enza por una conducta determinada existe la posibilidad de corregir el error y enmendar nuestro ego herido, la verg�enza puede desaparecer. En cambio, cuando nos sentimos avergonzados de quienes somos esa posibilidad no existe, no podemos cambiarnos, por tanto, intentamos ocultar aquello de nosotros que nos disgusta. Como resultado, sentirse avergonzado es mucho peor que sentir verg�enza, ya que provoca un estado de indefensi�n y angustia permanente.

EL ORIGEN DE TU SENTIDO DEL RID�CULO

Las personas que se sienten avergonzadas de s� mismas a menudo sufren de ansiedad y depresi�n. Con frecuencia se comparan continuamente con los dem�s para finalmente definirse como seres defectuosos. Quiz� fueron v�ctimas de maltrato emocional durante su infancia o quiz� crecieron en un entorno en el que los apegos eran inseguros y los afectos inexistentes. Quiz�s eran sencillamente t�midas o introvertidas, pero en mi experiencia como terapeuta he encontrado que la mayor�a fueron fustigadas en p�blico o en la intimidad por el l�tigo de la burla. Por ejemplo, muchas personas que se sienten avergonzadas de su cuerpo se desarrollaron en un entorno en el que las cr�ticas eran continuas. Como resultado, la verg�enza les envuelve como una tela de ara�a llev�ndolas a despreciar su cuerpo por no cumplir con lo que consideran que son los est�ndares sociales de "belleza". Sufren cada vez que se miran al espejo y pueden llegar a odiar su reflejo. Olvidan que ese cuerpo es el �nico que tienen y tendr�n; la casa que le proporciona libertad de movimiento y autonom�a para ir y venir, un acompa�ante de por vida. Por tanto, despreciarlo y descuidarlo no es la soluci�n. El cuerpo no es el enemigo, sino las creencias y las expectativas que construimos sobre �l.

UN MUNDO QUE PROMUEVE LA VERG�ENZA

Sentir verg�enza no es plato de buen gusto para nadie. Dec�a el gran escritor George Bernard Shaw: "El ser humano vive en un entorno donde prevalece la verg�enza. Un lugar donde nos sentimos a menudo avergonzados de nosotros mismos, de nuestros parientes, de nuestros sueldos, de nuestros acentos, nuestras opiniones y experiencias, as� como de nuestra piel desnuda". Si bien podemos reaccionar quit�ndole importancia, enfad�ndonos o sencillamente pasando p�gina, la realidad es que, cuando aparece, generalmente le acompa�a un profundo sentimiento de bochorno, rubor y retraimiento que se traduce en un grito interno desgarrador: "�Tierra tr�game!".

C�mo te juzgas, as� es tu verg�enza

En el campo de la psicolog�a la verg�enza es considerada una de las tres emociones autoconscientes. Es decir, es junto a la culpa y el orgullo, una emoci�n en la que tomamos consciencia de nosotros mismos y nos diferenciamos de los dem�s, a partir de c�mo examinamos, evaluamos y juzgamos nuestra imagen y conducta; nuestro ser en su totalidad. Al diferenciarnos hacemos un juicio de valor respecto a qui�nes somos, c�mo somos y qu� hacemos a partir de unos criterios de evaluaci�n que hemos aprendido. Estos criterios pueden ser: neutros, considerados y flexibles o r�gidos, estrictos e inamovibles frente a las heridas e imperfecciones propias o ajenas. Sin embargo, las investigaciones se�alan que aquellas con un estilo evaluativo r�gido y severo a menudo son esclavos del perfeccionismo obsesivo y viven en un estado permanente de miedo a hacer el rid�culo.

LA VERG�ENZA TAMBI�N ES POSITIVA

Seg�n los estudios, la verg�enza tiene un papel decisivo en las relaciones personales y, aunque parezca incre�ble, incluso positivo, al ayudar a controlar los impulsos, a enmendar y reparar da�os. Seg�n el psic�logo Albert Bandura, un referente en el estudio del aprendizaje social, es una emoci�n que no s�lo favorece la autocontemplaci�n, sino tambi�n es determinante a la hora de tomar decisiones y expresar nuestra frustraci�n e ira; condicionando nuestro sentido de libertad y paz interior.

C�MO MANEJAR NUESTRA VERG�ENZA

En conclusi�n, explorar el sentimiento de verg�enza ayuda a comprendernos mejor, sobre todo, a entender conductas, incongruencias y miedos asociados al "quiero, pero no puedo", como es la verg�enza a la hora de hablar en p�blico o al compartir una idea desde el sentimiento de inseguridad o timidez. Pero no desesperemos ni perdamos la esperanza. Existen remedios reparadores constructivos para aprender a gestionar esta emoci�n tan inc�moda. El primer paso comienza por identificar el tipo de verg�enza, para luego preguntarse: �qu� me la produce? �de d�nde me viene? �por qu� la siento? �c�mo me condiciona? �puedo aprender a gestionarla solo o necesito pedir ayuda? Al final el objetivo es identificar cada uno la suya para comprender el papel que tiene en nuestra vida. S�lo as� podremos comprenderla y afrontarla. Eso s�, sin olvidar que las imperfecciones, como las arrugas, tambi�n son bellas.

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