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Columnas de opinión | victoria | octubre |

Sin triunfalismo

Construir la victoria de octubre

Vamos a hacer historia construyendo el triunfo, demostrando que se puede. Desde abajo y con la gente.

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¡Festejamos como merecíamos! El Frente Amplio, rompiendo una tendencia histórica, fue la fuerza más votada en las internas. Esa noche hubo fórmula. La misma surgió con las legitimidades más importantes: el respaldo popular del candidato, su compañera de fórmula, pero sobre todo esa formidable “síntesis” que sólo el Frente puede hacer. Dos estilos diferentes, ahora juntos, como una imparable locomotora. La gente, contenta.

Se iban apagando los festejos merecidos de la calle Colonia y Ejido, cuando en Ciudad Vieja, frente a la sede del Partido Nacional, los militantes empezaban a abuchear el anuncio de la fórmula presidencial. Bastaba ver la cara (y lo que muchos luego dijeron) para asumir su malestar.

Más allá de si es buena o no la candidata, el hecho es que no fue bien recibida por el Partido que la proclamaba. O mejor dicho, la nominaba Delgado, porque, más allá de que Lacalle padre no lo ocultó, se dice que Lacalle hijo no estaba de acuerdo tampoco. El rostro de Heber, de Laura Raffo y de la senadora Gloria Rodríguez (que ni fue a la casa partidaria) no permitían dudar. Luego habló Da Silva y Búsqueda citó a Bianchi.

El Partido Colorado, más prolijo, anunciaba para el otro día su decisión. Confirmados ya los resultados, se conformó la fórmula… Algunos candidatos que creían ganar, quedaban muy atrás. Pero Ojeda y Silva dejaron claro que van por todo. Ya surgía de la campaña publicitaría y ahora se dijo: van por la mayoría en la coalición para sustituir al P. Nacional, objeto de críticas.

Todo ello da para que el contraste con el resultado de la interna del Frente (y el manejo del mismo, lo que no es menor) fueran más impactantes. Ahí están juntos: fortaleza y riesgo del resultado.

¡Cuidado con dormirnos sobre laureles! Motivos hay de sobra para que sintamos sobre el rostro las brisas del triunfo. Sobre todo por el orgullo con que podemos decir que impulsamos este. Cada sector recorrió varias veces todo el territorio nacional. Y digo “territorio” deliberadamente, porque en muchos departamentos se pasó por las capitales a hablar con referentes y hacer prensa. Luego se fue hasta a la más pequeña de las poblaciones rurales y a pleno campo.

Empezó con El Frente Escucha, luego el esfuerzo de los precandidatos presidenciales. Luego, simultáneamente con ello, cada sector, cada espacio que conformaban la gran columna frentista llegó a recorrer hasta 4 departamentos por semana. Y a veces más. Cara a cara con la gente… Y el resultado está a la vista.

No seremos tan tontos de creer que ya está todo hecho. Ese esfuerzo, que atrajo la atención de la región entera, fue solo el calentamiento. La batalla que hay que librar ahora va a requerir por lo menos mucho más esfuerzo que la anterior.

Ya vimos que el adversario nos define como tales, pero nos trata como enemigos. El candidato colorado, al que hay que reconocerle una gran movida electoral, ha definido su objetivo como el de “impedir que gane el Frente”. Delgado habla de “campaña con altura, hablando solo de ideas”, pero no sabe hilvanar una idea sin culminar diciendo “la culpa la tiene el Frente”. Y ejemplos en las internas de qué son capaces, sobran.

Así que esta semana alternemos las celebraciones con compañeros y compañeras, con el descanso que todos merecemos. Luego a la gatera y cuando larguemos, salir con todo. En ese “no dormirse sobre laureles” está la calva de la victoria de octubre, que después de todo lo que hemos vivido estos años, algo me dice que la vamos a vivir con mucha emoción.

Entre otras voces, una que respetamos mucho, la de Óscar Bottinelli, nos advierte de ello. En efecto, el politólogo y presidente de Factum (consultora política y encuestadora) aseguró que “la decisión previa de armar la fórmula según el resultado dio potencia al mensaje de unidad del Frente Amplio”. Pero advirtió del peligro para la izquierda de pensar que “ya ganó las elecciones”. Culminó con la sentencia: “El Frente no debe caer en triunfalismos”.

Creo que deberíamos hacer un pegatín para que todos los que salgamos a recorrer el país lo tengamos siempre a la vista. Pero cuidado, no intento hacer un manual para los que hacen campaña como algo distinto de la tarea militante de todos y todas, cada día que nos separe de la elección. Las giras al interior, dieron el resultado que dieron por la gente que nos abrió las puertas, los hombres y mujeres que no se conformaban con asistir a los grandes actos e iban a pequeñas reuniones de 15 o más personas, a hacerse oír, a preguntar, a contar, a exigir, a enseñar sobre su realidad.

Y además del interior está Montevideo. La norma de todo y toda frentista, los de hoyos de antes, los de siempre, los llegados hace poco, los que vengan… La norma tiene que ser por lo menos algo todos los días. Una visita, una charla, una reunioncita, una consulta al vecino o la vecina.

Wilson decía que “lo importante no es ganar, sino que haya valido la pena haber ganado”. Y hoy es así. En un mundo descreído, que va cayendo (Europa, EEUU, Asia) en manos de la extrema derecha, nosotros vamos a hacer algo más que ganar. Vamos demostrar que aún se puede creer que un país mejor es posible.

Este año es el de mayores elecciones de la historia. Desde la India, el país más poblado del planeta, a pequeños países como el nuestro. Vamos a hacer historia construyendo el triunfo, demostrando que se puede. Desde abajo y con la gente.

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