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Juego
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un parque no es inclusivo por un solo columpio: la importancia de jugar y socializar en igualdad de condiciones

El reto de los espacios de juego es garantizar que todos los niños, independientemente de su capacidad, reciban la estimulación y el desafío que necesitan por igual. Además, contribuyen a derribar barreras sociales y a eliminar el estigma relacionado con la discapacidad

Jugar proporciona a la infancia múltiples beneficios físicos y emocionales. Todos los niños tienen derecho a disfrutar y columpiarse.
Jugar proporciona a la infancia múltiples beneficios físicos y emocionales. Todos los niños tienen derecho a disfrutar y columpiarse.mrs (Getty Images)

En su libro Jugar (Litera Libros, 2019), el pedagogo André Stern afirma que los niños no diferencian entre vivir, aprender y jugar. “Piensan en ello como una entidad orgánica. Todos los menores juegan independientemente de su entorno”, escribe. Sin embargo, no todos tienen las mismas oportunidades, no todos los parques y espacios de juego son aptos para los que viven con diversidad funcional. La accesibilidad a los parques infantiles sigue siendo un desafío. Jugar es un derecho de los menores, y en eso insiste Joaquín Susmozas, padre de Julia, una niña de 9 años con discapacidad. Este pediatra y su hija forman un equipo de runners atípicos con el que intentan visibilizar la discapacidad en niños a través de participar en carreras y la publicación de las mismas en redes sociales como Instagram o su canal de YouTube. “Ninguno de los parques cuenta con elementos que faciliten el juego de los niños con discapacidad”, denuncia Susmozas.

El artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece: “Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”. Susmozas, cuya pequeña tiene una enfermedad rara llamada Beckwith-Wiedemann, señala que todas las ciudades deben dejar de gobernar dejando en la sombra a los niños y niñas con discapacidad. Debido a diversas complicaciones, su pequeña desarrolló parálisis cerebral. Juntos recorren miles de kilómetros con diversos objetivos: aumentar la visibilidad de las personas con discapacidad, luchar por sus derechos y la inclusión.

A la misma lucha se suma Ana Mourelo, promotora del primer parque inclusivo en Barcelona, fundadora de la asociación Miradas que Hablan —que debe su nombre al hecho de que algunos menores con discapacidad no puedan comunicarse mediante el habla— y madre de Aitor, fallecido recientemente a consecuencia de las complicaciones derivadas del síndrome de duplicación Mecp2. Ana Mourelo y José Brocal fundaron la asociación con tres objetivos a lograr: investigación, divulgación y reunificación familiar. Desde entonces, no han dejado de luchar y recaudar fondos para la investigación en busca de una cura para todos los niños que padecen esta enfermedad.

Mourelo enfatiza la necesidad de que los parques sean accesibles, adaptables e inclusivos, un solo columpio no hace un parque inclusivo por sí mismo. De nada sirve que un menor con discapacidad acceda a un parque si después no puede hacer uso de él y disfrutar. Igualmente, considera relevante que sean espacios de juego que permitan la participación de niños con y sin discapacidad, fomentando su interacción, de esta manera, además, se evitarían miradas curiosas. El reto de los parques inclusivos es garantizar que todos los niños y niñas, independientemente de su capacidad, reciban la estimulación y el desafío que necesitan por igual. Otro de los desafíos que plantea Mourelo es la necesidad de llevar a cabo campañas de concienciación acerca del uso adecuado de estos parques, dado del elevado coste que suponen algunos elementos como las plataformas elevadoras.

¿Qué debe garantizar un parque infantil inclusivo?

Según el estudio sobre parques infantiles inclusivos, realizado por CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), estos espacios deben garantizar:

  1. Accesibilidad fuera y dentro del parque, deben tener espacios para que cualquier niño o niña pueda desplazarse por él en silla de ruedas.
  2. Recursos y alternativas para acceder y utilizar elementos existentes para que todos puedan participar y jugar según sus capacidades.
  3. Una variedad de experiencias sensoriales y recreativas que brindan beneficios físicos, cognitivos, emocionales y sociales.
  4. Fomentar el aprendizaje cooperativo.

Cuanta más variedad de juego y de experiencias, más opciones oferten los elementos de juego, más inclusivo será el parque. Sería interesante, además, añadir elementos desafiantes para que provoque interés en los más movidos. Se podría considerar la incorporación de elementos de juego y rehabilitación de personas mayores; la interacción entre distintas generaciones podría proporcionar una experiencia más rica y diversa.

Los parques infantiles inclusivos son más que un espacio de juego. Vivir juntos en un entorno inclusivo contribuye a derribar las barreras sociales y a eliminar el estigma relacionado con la discapacidad. Los parques inclusivos proporcionan oportunidades, conexiones significativas y experiencias de juego para todas las personas, independientemente de las diferencias.

Jugar proporciona a la infancia múltiples beneficios a nivel físico y emocional. Todos los niños tienen derecho a jugar, a disfrutar y a columpiarse. Diseñar, construir y llevar a cabo un buen mantenimiento de parques infantiles más inclusivos es un tema no resuelto en nuestra sociedad. Como sostienen Ana Mourelo y Joaquín Susmozas, necesitamos unir fuerzas y construir una sociedad más integradora que valore y considere la diversidad.

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