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¿Estás preparada para ser madre?

Tomar la decisión final de tener un hijo puede convertirse en una lucha interna a afrontar en algún momento de la vida: ¿qué determina tomar un rumbo u otro?

¿Ser madre o no serlo? Es un tema delicado, complejo y muy personal.
¿Ser madre o no serlo? Es un tema delicado, complejo y muy personal.Unsplash

¿Ser madre o no serlo? Es un tema delicado, complejo y muy personal. Porque decidir criar a un bebé no es una tarea sencilla. Hay mujeres que lo tienen muy claro desde pequeñas, sueñan con ese momento y lo planean, lo tienen calculado desde jóvenes, y otras, sin embargo, ni se lo han planteado o, simplemente, se mueven a merced de múltiples circunstancias. ¿Por qué son necesarios requisitos para ser madre? ¿Qué es lo que determina el deseo de tener un hijo? ¿Qué te empuja, qué te mueve y qué te ayuda a tomar la decisión final?

Un estudio, denominado Who makes the decision to have children? Couples’ childbearing intentions and actual childbearing (¿Quién toma la decisión de tener hijos? Intenciones de maternidad de las parejas y maternidad real, por su traducción al español), realizado por sociólogos de la Universidad de Estocolmo y publicado en 2020 en la revista científica ScientDirect, hace hincapié en la intrínseca importancia que toma la propia decisión de querer ser madre y sobre cómo les afecta, incluso, a las parejas durante los años siguientes de emprender una crianza, las consecuencias de esa elección y el balance de la decisión.

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Para llevar a cabo esa investigación, los expertos utilizaron el denominado Panel de Adultos Jóvenes (YAPS), el cual brindaba información sobre las intenciones de tener hijos a largo plazo de hasta 1.000 parejas. De esta forma, siguieron los pasos durante cinco años de las mismas, y recopilaron los datos del registro de maternidad. El resultado fue que en el 30% de los participantes que tuvieron clara la intención de tener un hijo, lo llevaron a cabo; mientras que las parejas que ya iban a por el segundo, la influencia de la decisión de la madre cobró mucha más importancia.

Para la psicóloga y terapeuta Rosario Linares es normal que afloren emociones intensas y contrapuestas a la hora de tomar la decisión de ser madre o no. “Por un lado, es normal sentir la presión social ejercida por familiares y amigos que preguntan cuándo llegará el bebé, sobre todo, si se tiene una pareja estable, y por otro, el reloj biológico también comienza a presionar, ya que todas sabemos que después de los 40 años disminuyen las probabilidades de concebir y aumentan los riesgos asociados al embarazo”, explica la experta.

La decisión de ser madre

“Tienes que teletransportarte a un mundo en el que tienes un hijo. No es solo la información seca, también es emocional. Para las grandes decisiones que son difíciles, es importante conocer todos los aspectos de esa realidad alternativa”, dice Linares. Son muchas las variables que afectan a la decisión de querer o no querer ser madre: el hecho mismo de tener o no pareja, desear o no ser madre soltera, la situación laboral y económica en general, un entorno familiar desestructurado o la falta de apoyo... Hay muchas mujeres que aspiran a la anhelada estabilidad económica que parece no llegar para hacer frente a la crianza y educación de un hijo, u otras, simplemente, no quieren renunciar a su carrera profesional. “También hay algunas que se preguntan si están capacitadas para cuidar a un niño”, retoma Linares.

De esta forma, la experta plantea algunas preguntas que nos debemos hacer antes de comprometernos con una decisión definitiva como: “¿Te apetece la idea de ser madre o te sientes presionada por las personas que te rodean? ¿Estás dispuesta a dedicarle mucho menos tiempo a tu carrera profesional para dedicarte al bebé? ¿Estás preparada para el cambio en el estilo de vida que supone la llegada de un niño? ¿Tienes las condiciones económicas y el apoyo social necesario? ¿Estás preparada desde el punto de vista emocional?”, concluye la experta.

El escritor y conferenciante estadounidense Patrick McGinnins en su libro Fear of Missing out’ (FOMO), un término que acuñó para referirse al “miedo a perderse algo”, hace una interesante reflexión sobre el mero hecho de decidir y cómo hacerlo. “Decidir, en sí ya es poderoso, más bien, un privilegio. Y, quizás, se pueda aprovechar al máximo si sabemos comprometernos con esa decisión final que tomemos. Así que, si eliminamos una de las opciones en mente, que sea para siempre.”, dijo McGinnins en una charla TED el año pasado.

¿Ayuda la ciencia a tomar decisiones? Dieciocho maneras de tener un bebé

El doctor Jamie Grifo, especialista en endocrinología reproductiva del Centro Médico de la Universidad de Nueva York, asegura que en la actualidad hay hasta 18 formas de traer un bebé al mundo, y estas son, aparte del sexo natural:

 

La inseminación artificial que se le practica a la madre con el esperma del padre, la inseminación artificial que se le practica de la madre con esperma de un donante, la inseminación artificial con donantes de óvulos y esperma utilizando a una madre sustituta, la fertilización in vitro (FIV), técnica por la que se utilizan óvulos y espermatozoides de los padres, FIV con inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), FIV con embriones congelados, FIV con diagnóstico genético preimplantacional (DGP), FIV con donante de óvulos, FIV con donante de esperma, FIV con donante de óvulos y esperma, FIV con sustituto utilizando el óvulo y el esperma de los padres, FIV con donante de óvulos y subrogada, FIV con donante sustituto y de esperma, FIV con sustituto usando su óvulo, esperma del padre del bebé, FIV con sustituto mediante donantes de óvulos y esperma, la transferencia citoplásmica y la transferencia nuclear y clonación.


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