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Una masía convertida en un laboratorio mundial de “polvo de mono” en Tagamanent

Vigilancia Aduanera y la Policía Nacional desarticulan un laboratorio en el interior de Barcelona con material para siete millones y medio de dosis

Rebeca Carranco
Laboratorio Polvo de Mono
Estanterías con las distintas drogas que elaboraban desde una masía de Tagamanent (Barcelona).

Cuando los agentes entraron en la masía de Tagamanent, un municipio de 300 habitantes en el interior de Barcelona, desconocían qué podían encontrarse. Solo sabían que la casa, con piscina y pista de tenis, estaba habitada por un padre, su hijo y la pareja de este, los tres presuntamente responsables de una red de envío masivo de paquetes de droga por todo el mundo. En el interior, hallaron el laboratorio desde el que regaban el mercado con lo que se conocen como nuevas sustancias psicoactivas: el sustitutivo químico alegal de drogas catalogadas. “Tenían hasta una máquina que pesa 300 kilos para fabricar las pastillas”, explican fuentes policiales. Los investigadores de Vigilancia Aduanera y la Policía Nacional intervinieron material suficiente para elaborar siete millos y medios de dosis. Entre ellas, la droga conocida como “polvo de mono”, que ha causado estragos en el Reino Unido por sus efectos violentos y en ocasiones paranoicos.

El primer aviso a los cuerpos policiales llegó en 2020, por parte de empresas privadas de paquetería. Bajo distintas empresas registradas en Barcelona, habían localizado sustancias sospechosas. El primer paso, fue determinar de qué se trataba. Al tratarse de drogas sintéticas no catalogadas oficialmente, fue necesario un análisis toxicológico que determinó que se trataba de nuevas sustancias psicoactivas varias: cannabinoides, catinonas y opiáceos. La más conocida por sus efectos devastadores en los consumidores es el “polvo de mono” o “droga caníbal”, que la policía asegura que es “10 veces más potente que la cocaína como psicoestimulante”. Todas ellas que se pueden fumar, esnifar o tomar por vía oral.

La investigación determinó que la misma familia, originarios de Hungría -un padre, en la cincuentena, su hijo, treintañero, y la pareja de este- y sin antecedentes, dirigía la factoría. La policía sospecha que el hijo cocinaba la droga. “No sabemos si era autodidacta”, explican fuentes policiales, pero en su ordenador encontraron anotaciones y las fórmulas químicas con las que elaboras las sustancias en un laboratorio en el interior del domicilio. En la planta baja había parte de la fábrica, con los precursores, y en otra habitación, una especie de mostrador, con todas las drogas ordenadas como si se tratase de un supermercado.

La policía asegura que los tres detenidos -detenidos en julio aunque han informado este jueves del caso- llevaban a cabo envíos masivos, de bajo peso, en ocasiones a las mismas destinaciones para pasar inadvertidos. Solo con una de las empresas privadas de paquetería llegaron a enviar más de 700 paquetes, con destinos variopintos, como Francia, Alemania, Grecia, Irlanda, Reino Unido, Estados Unidos o Australia. Buena parte de los destinatarios encargaban los pedidos a través de una página web, formalmente radicada en California, que aseguraba que vendía marihuana. Drogas como el “polvo de mono” podía venderse por 50 euros 10 gramos.

Las sustancias se distribuían en envoltorios cuidados, explican fuentes policiales, con distintos nombres comerciales. La operación ha permitido, en colaboración con la agencias estadounidenses antidrogas (DEA) y de control de fronteras (CBP), atacar la organización en otros países, según la nota de prensa difundida por la policía. En los registros, los agentes hallaron 35.000 euros en efectivo, 52.000 en monederos de criptomonedas y lingotes de oro. Los agentes aún investigan si a través de Correos la organización envío paquetes de droga también a España. Los tres arrestados continúan en prisión preventiva.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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