"Sí, efectivamente hay ciertos alimentos a los que tenemos que renunciar en la cena, y serían aquellos mismos alimentos que no serían recomendables en ninguna otra ingesta del día", comienza diciendo Juan Revenga, nutricionista asesor de El CoCo y profesor en la Facultad de CC de la Salud de la Universidad San Jorge. "No hay que renunciar a ningún alimento en la cena, por ser la cena, siempre y cuando nuestro patrón de alimentación sea el adecuado", agrega. Así, Revenga nos explica que la cena solo se tiene que diferenciar del resto de comidas que hacemos en el día en términos de volumen. Si queremos descansar adecuadamente, tendremos que renunciar a las cenas copiosas y abundantes.
Por otro lado, ¿qué hay de la creencia de que no podemos consumir hidratos de carbono por la noche? "Es una tonteoria", dice el nutricionista. Revenga nos dice que "existe una explicación teórica más o menos bonita" para este pensamiento. Dicen que los hidratos de carbono se absorben con relativa facilidad pudiendo obtener nuestro organismo su energía con relativa rapidez, por tanto, como después de cenar lo más normal es irse a dormir, nuestro cuerpo al no tener en qué gastar esa energía la va a almacenar, y lo va a hacer en el tejido adiposo en forma de grasa con el consiguiente aumento de peso. Si por el contrario no se toman hidratos de carbono para cenar nuestro organismo tendrá que utilizar sus reservas hasta el momento de la próxima ingesta (el desayuno) y así se facilita el adelgazamiento. ¿Te suena esta explicación? Pues olvídala. "No hay un solo estudio con una suficiente calidad que haya demostrado que, a igualdad calórica, los que comen hidratos por la noche engorden y que los otros adelgacen", confirma el experto.
A pesar de estas cosas, el experto asegura que hoy día consumimos muchos hidratos de carbono y defiende que sería necesario reducir la ingesta de estos en general. En referencia al pan como uno de los hidratos de carbono más populares, Revenga asegura que "consumir mucho pan implica desplazar el consumo de otros alimentos con mejor perfil nutricional". Sostiene que "deberíamos consumir menos pan del que comemos a lo largo de las 24 horas del día, cada día. Y cuando lo hagamos priorizar las versiones integrales"
En resumen, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, cereales integrales, huevos, pescados, lácteos, frutos secos y carnes, todos en su adecuada proporción, pueden formar parte de una cena cualquiera un día cualquiera. De la misma manera, podrían estar presentes en un almuerzo, comida o desayuno cualquiera. "El problema por tanto nunca es el cuándo si no el qué", concluye el experto.