El Cerrado brasileño está más cálido y seco como consecuencia de la deforestación

El escenario tiende a empeorar con el calentamiento global

GILBUÉS

Incluso durante la temporada de lluvias en el cerrado, la vegetación es escasa en el mayor núcleo de desertificación del país, en Gilbués, al sur de Piauí. Reina el silencio. El canto de algunos pájaros que se refugian en los pocos árboles casi es cubierto por el silbido del viento.

"Aquí, en la sequía, todo se vuelve rojo. Las hojas de los árboles caen y todo se vuelve muy seco", dice Celi Aguiar, de 63 años, profesora de la red municipal de enseñanza de la ciudad. Los meses lluviosos, de octubre a marzo, son considerados el 'invierno' del bioma y ayudan a mitigar las altas temperaturas.

GILBUES, PI. 20/03/2024. Zona rural de Gilbues, Piaui. ( Foto: Lalo de Almeida/Folhapress ).

"El calor ha aumentado mucho. Especialmente desde el año pasado", afirma Celi, quien ha vivido en Gilbués desde la infancia. La periodista visitó la región a finales de marzo, bajo la lluvia, que convierte en barro la tierra roja, que se adhiere a la suela de los zapatos y hace que incluso los coches con tracción se deslicen.

La lluvia puede ser engañosa, disfrazando el avance del clima árido, caracterizado por el aumento del calor y la sequedad. Según datos del Centro Nacional de Monitoreo y Alerta de Desastres Naturales, de 1960 a 1990, el índice de aridez en el municipio era de 0,66, equivalente al clima subhúmedo seco. De 2010 a 2020, cayó a 0,52, más cerca del semiárido.

La disminución de las lluvias va de la mano con la deforestación. La eliminación de la vegetación nativa reduce la cantidad de humedad que las plantas liberan en la atmósfera. Y el cerrado ya ha perdido el 46% de su cobertura original.

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