ANÁLISIS

¿Estamos ante una nueva era para el it-bag?

El regreso del ‘City’ de Balenciaga alimenta el debate de cómo influyen este tipo de relanzamientos en la revalorización de los bolsos de segunda mano
motorcycle balenciaga bolso
Acielle StyleDuMonde

Hubo una época, no tan lejana, en la que los bolsos llevaban el nombre de las chicas más ‘cool’ del momento. Hoy quizá no hayan regresado el codiciado Alexa de Mulberry o el Stam de Marc Jacobs (por la modelo Jessica Stam), pero sí que nos encontramos en una especie de nueva era dorada del it-bag. El retorno del diseño City de Balenciaga no ha hecho sino confirmar su consolidación: diez años después de que aquel Midas de todo lo ‘it’, Nicolas Ghesquière, lanzase el diseño, Kate Moss ha vuelto a colgarlo de su brazo. Demna, su actual director creativo, ya allanó el terreno hace unos años con el Neo Classic y Le Cagole, dos bolsos cuya apariencia remitía directamente a la nostalgia por el complemento más reconocible de la maison, rebautizado como Motorcycle.

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Resulta paradójico que ese hit tuviese tantas dificultades en sus orígenes. Su diseño blando contrastaba con la rigidez de los bolsos de lujo en piel por aquel entonces. “Todas las chicas que desfilaban, incluyendo Kate Moss, vinieron y preguntaron si era vintage o algo que había encontrado en el mercadillo”, comentaba Ghesquière en una entrevista de 2011. Pensó en producir solo 25 piezas de aquel primer prototipo Lariat, pero acabó siendo uno de los bolsos más ubicuos del cambio de milenio. En 2024, su popularidad no puede gozar de mejor salud por motivos obvios. “Las marcas utilizan el relanzamiento de estos diseños icónicos como momentos de marketing importantes para atraer tanto clientes nostálgicos como nuevos consumidores”; explica Kelly McSweeney, Senior Merchandising Manager en The RealReal. Según sostiene, el efecto sobre los bolsos de segunda mano resultó inmediato: tras un periodo marcado por una menor demanda, su relanzamiento fue un trampolín perfectamente coordinado para el interés generado alrededor. El día de la noticia de su retorno las búsquedas asociadas al modelo ‘City’ crecieron en esta plataforma de reventa un 19%, un 25% al día siguiente y un 81% interanual. Según datos recogidos por Madé Lapuerta, de Databutmakeitfashion, el interés por este bolso aumentó un 22% en un periodo comprendido entre finales de marzo y abril de 2024, en comparación con el mismo lapso de tiempo el año pasado.

En su día, Ghesquière atribuyó su éxito a la ausencia de logos y a su carácter atemporal, dos rasgos que enmarcan el City en la pauta que define hoy el mercado. Se trata de una apuesta segura que también se suele vincular a las épocas de incertidumbre económica. “Los consumidores están buscando piezas de alta calidad que retengan su valor, y eso explica el auge del it-bag”, señalan desde Vestiaire Collective, concretando un interés por diseños vintage de los años 60 y 90. “Además, hay una preferencia creciente por el minimalismo, asociado al lujo silencioso. Muchos clientes se están alejando de los accesorios llamativos y tienden a estilos más discretos. Se está dando una apreciación al alza por la artesanía, los materiales, y, a grandes rasgos, por la calidad que puedes encontrar en las piezas de segunda mano”.

Kate Moss en 2003 con el celebérrimo bolso ‘City’, de Balenciaga, rebautizado después como ‘Motorcycle’.Gareth Cattermole/Getty Images
Sí, también lo tenía en versión XL.Gareth Cattermole/Getty Images

Gracias a los precios (a priori) más bajos, la reventa amplifica el perfil de cliente que puede permitirse acceder a estos diseños icónicos, casi siempre a través de versiones más antiguas. Uno de los casos más paradigmáticos es el Baguette de Fendi: frente a los casi 3.000 euros que pueden costar de base los modelos más sencillos (sin lentejuelas ni bordados), las reliquias vintage suponen un menor desembolso de dinero, ya que su precio puede rondar en algunos casos los 500 euros aproximadamente.

Obviamente, los precios de las adquisiciones de segunda mano no fluctúan de manera aislada, ya que están sujetos a una dependencia del precio de las creaciones nuevas. Los relanzamientos influyen directamente en los números que cuelgan de la etiqueta a medida que crece la popularidad y se genera una nueva demanda: ahí tenemos el City de Balenciaga, cuyo precio medio de reventa se ha incrementado un 15% en The RealReal desde el anuncio de su vuelta (a finales de enero) hasta abril. Según explican desde Vestiaire Collective, los modelos y marcas que aumentan su valor están influidos por tres variables. Por un lado está el perfil del coleccionista y los lanzamientos puntuales, asociados a nuevas colecciones con ediciones limitadas que ya no se producen y que son muy difíciles de encontrar o imposibles de adquirir en el mercado de primera mano. En el otro extremo del péndulo se encuentra la atemporalidad, vinculada al legado de grandes casas de moda como Dior, Fendi o Louis Vuitton. “Las categorías más cotizadas a menudo incluyen bolsos que son una inversión segura, y que aumentan su valor con el tiempo”, sostienen.

Entre las asistentes a los desfiles las versiones mini del Kelly de Hermès marcan la pauta.Acielle StyleDuMonde

Otro de los factores que también parece tener su eco en la reventa es el juego de tronos de los directores creativos. O al menos, algunos de los más trascendentales. Si bien el primer desfile de Chloé con Chemena Kamali al frente despertó el interés de los compradores, el efecto tardará un poco más en traducirse en un incremento del valor de reventa: “Vimos que las vistas de artículos de los productos de Chloé crecieron en un enorme 40% en el mes posterior al debut de Kamali. La ropa, los zapatos y los accesorios lideraron la tendencia”, apunta McSweeney. “Este año estamos siguiendo de cerca los bolsos de la firma, y esperamos que los precios aumenten gradualmente”; vaticina. De momento, según datos aportados por Madé Lapuerta, las búsquedas asociadas al bolso ‘hobo’ de Chloé, como los que incluyó Kamali en su propuesta, han escalado un 85% entre marzo y abril de 2024 en comparación con el mismo periodo del año pasado.

Otro filón para la segunda mano fue el retorno de Phoebe Philo a la industria con su propia marca. En Vestiaire Collective vieron una demanda en auge por piezas de Céline que diseñó en su época como directora creativa de la maison: “Durante 2023 facilitamos la venta de 25.000 productos de Céline, sirviendo como un testamento del atractivo duradero de las creaciones de Philo. Los ‘likes’ cosechados por los productos de Céline en la plataforma crecieron un 44% años tras año hacia julio de 2023”.

En líneas generales, los clásicos y los modelos que marcaron un antes y un después en la moda son algunos de los predilectos absolutos de las webs de reventa. Entre los diseños populares que reseña McSweeney se encuentran, por ejemplo, los bolsos hobo de Chanel o el icónico Mini Kelly Sellier 20 de Hermès, que este año es uno de los estilos con mayor número de reventas en The RealReal. No hace falta remontarse a los tótems de las firmas con mayor solera: en esta plataforma el precio medio por el tote ‘puzzle’ de Loewe está por encima del 80% del precio de venta al público sugerido por el fabricante, al igual que el bolso ‘Margaux’ de The Row: “Este parece ser el bolso que está en mente de todos últimamente, y se vende tan pronto como entra. Su valor de reventa ha aumentado más de un 30% desde el año pasado”.

Jennifer Lawrence con el ‘Margaux’ de The Row.

Gotham

Zoe Kravitz es otra de las celebrities que ha lucido el bolso ‘Margaux’ de The Row.

Raymond Hall

En este sentido, no se nos escapa que algunos de los modelos más cotizados en estas plataformas son vestigios de los relanzamientos más actuales del lujo. En Vestiaire Collective encontramos el caso del bolso Triomphe de Celine, creado por el fundador de la marca en los años 70 y actualizado por Hedi Slimane. O el bolso Jackie de Gucci, un diseño original de 1961 que encandiló a Jackie Kennedy y que modernizaron directores creativos de la firma como Frida Gianini (con Kate Moss como imagen) o Alessandro Michele. La practicidad del Gucci Neo Vintage es otro de los rasgos señalados que hacen de este diseño “una auténtica gema escondida” en las ventas vintage.

Bolso ‘Jackie’ de Gucci.Photographed by Liz Sunshine

En el panorama actual hemos llegado a un punto en el que comprar un bolso de una firma reconocida ya no es solo cuestión de poder adquisitivo, sino de una toma de decisión sobre si realmente compensa. A comienzos de mes, Business of Fashion recogía en un interesante reportaje el nivel tan insostenible al que estaban llegando los productos de lujo, con una escalada en sus precios del 52% desde 2019. Como explicaban, la demanda reprimida y los ahorros de la era del COVID permitieron a las firmas seguir elevando los precios en los años transcurridos tras la pandemia. Sin embargo, en un momento en el que la clientela aspiracional prefiere gastar antes en viajes y experiencias que en productos de lujo, hasta los mayores consumidores hoy meditan más ese tipo de desembolso. “Existe una consideración inherente de relación precio-calidad que también impulsa las decisiones de los super ricos, especialmente cuando perciben que la calidad de algunas marcas está disminuyendo. A nadie le gusta que le tomen el pelo”, sentenciaba BoF.

Valorar si se trata de una buena relación calidad-precio es una consideración todavía más compleja cuando entran en la ecuación mercados de segunda mano como Vestiaire Collective o The RealReal, cuyos precios son un buen termómetro para las inversiones seguras. “Si es menos caro comprar un un producto de segunda mano en muy buenas condiciones y con una calidad más alta, ¿por qué apoquinar el dinero por uno nuevo, demasiado caro y de peor calidad, que perderá su valor?” cavilaba BoF. Aunque los precios de reventa aumenten en consonancia con los revivals que lancen las marcas, todavía sigue compensando ese desembolso extra que pueda suponer un bolso vintage, y que a todas luces, seguirá siendo más barato que un diseño nuevo. En Vestiaire Collective a esta tendencia la han llamado “efecto exclusividad”, por la que los consumidores optan por comprar productos de lujo usados como una manera asequible de acceder a marcas de lujo aspiracionales que no podrían permitirse con su precio inicial, y conseguirlo a un precio muy parecido al de un producto nuevo de menor calidad. “Cuando nos enfrentamos constantemente a la comprensión de que la segunda mano es el enfoque con visión de futuro desde una perspectiva de estilo, ambiental y económica, no hay duda de por qué los consumidores están tomando medidas”, meditan.