Elegimos para nuestro fin de semana en Barcelona este hotel de cuatro estrellas situado cerca del centro. Hicimos la reserva con mucha antelación y, quizá por eso, obtuvimos un precio relativamente competitivo.
Es el clásico hotel de ciudad. Todo pequeño y muy bien aprovechado. Lo mejor fue el personal, el mantenimiento y la limpieza. Las habitaciones son pequeñas y confortables.
No desayunamos allí, entre otras cosas por elevado precio, y tuvimos la suerte de descubrir, justo al lado, una excelente cafetería en la que se puede desayunar por mucho menos cosas deliciosas.
En definitiva, un hotel que ofrece lo que cobra, muy normal.