Hotel bien situado en Barcelona, cerca de casi todo lo principal de la ciudad. No dudo que en su día fue un establecimiento de cinco estrellas pero en la actualidad queda lejos de que se espera para la categoría. Las zonas comunes están bien conservadas aunque se note el paso del tiempo, pero en la habitación que me correspondió, este es todavía más evidente. El nivel de limpieza bueno, como no cabía esperar otra cosa, pero en el baño se nota el desgaste y el paso del tiempo. La calidad del descanso mala, me asignaron una habitación en el segundo piso y entre el ruido del tráfico y, sobre todo, el club nocturno que hay en la misma acera del hotel, imposible lograr un silencio compatible con el reposo y el sueño profundo. Por último, respecto al desayuno, correcto, aunque sinceramente, esperaba bastante más para un establecimiento de esta categoría, tanto por variedad del bufé como por atención del personal de sala. Claramente, y me duele porque me encanta la cadena Melia, no repetiré dada la amplia oferta hotelera de la ciudad.