Como consumidora habitual de helados artesanales e innovadores, fui hace unas semanas a esta heladería al haberla descubierto por Instagram y TREMENDO FIASCO me lleve, pues en primer lugar, que mala educación y que mal trato recibí por parte de uno de los empleados (un chico con las uñas pintadas), ya que cuando me dirigí a él ni me trató de usted, cuando le pedí probar algún sabor me hizo malas caras y, por si no fuera poco, intentó vacilarme.
Asimismo, la calidad de los helados fue pésima por el precio que se paga por ellos, pues es un robo pagar 9 euros por dos bolas pequeñas de helado que encima no eran ni de una calidad superior como ellos lo venden.
Calidad precio un fraude, para no volver nunca más.