Si tuviera que volver a un restaurante, este sería el primero al que volvería. El local es elegante, y muy cómodo. El servicio también fue muy bueno, explicándonos cada plato que nos traían. La carta es genial, hay muchísima variedad en cuanto a sushi sobretodo, una de las muchas razones por las que volvería. El sushi es seguramente el mejor que he probado y dudo que vuelva a probar uno así de bueno. No es el típico sushi con arroz muy pegado y con unos trozos crudos de pescado. Es uno bien elaborado, con buenos complementos y buen sabor, de hecho el wasabi y el jengibre que los acompañaban, además de la salsa de soja, ni siquiera los toqué. Pedí el bad boy, que me encantó, era de carne con setas, pero tenía un sabor buenísimo, con calidad en sus ingredientes. El anticuchero tambien me gustó mucho, tenía langostino y algo parecido a mayonesa, era picante, pero un picante que no arruina nada y hace que el plato sepa bien. Son caros, pero vale la pena. También cogimos gyozas, presentadas de una forma peculiar, que eran bastante buenas. Y el ceviche de corvina también me gustó, sobretodo la salsa con limón y ajo y algo más, no era excesivamente ácida... Pero el pescado también estaba bastante bueno. Es comida cara, un sushi puede costar 19€ aunque sean 8 unidades, pero está muy bien elaborada y te deja un buen sabor de boca aunque no te pegues un atracón. El cheesecake no estaba nada mal, con frutos rojos de acompañamiento. La tarta de limón también me gustó, casera y con buen sabor a limón. No hay nada que no me haya gustado de este restaurante. Aunque salga a 50€ por persona, sin duda volvería. Hay mucho por probar, y de calidad. No es un japonés cualquiera.
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