Monastir, en el golfo de Hammamet, ofrece una alternativa atractiva a los complejos turísticos más concurridos de la costa: playas de arena blanca, un paseo marítimo lleno de palmeras y los monumentos históricos. Si a esto le añadimos sol todo el año, zocos vibrantes y un ambiente relajado, nos encontramos delante de uno de los destinos más atractivos de Túnez.

Durante los meses de verano, los visitantes llegan en manada para descubrir el río y la catarata de Manavgat, además de las ruinas grecorromanas antiguas. Pero la ciudad en sí misma y los lugareños que frecuentan sus crecientes bazares callejeros y comedores siguen sin verse afectados, ya que la vida continúa desarrollándose como hace siglos.

Aunque originalmente era más conocido como destino veraniego, cuando caen sobre Saint Moritz las primeras nieves los famosos de la escena internacional se acercan hasta allí con los accesorios de moda imprescindibles. En invierno, tome el Glacier Express desde Zermatt para llegar a lo grande. Los teleféricos le subirán a la cima de tres de las montañas más cercanas. Entre las instalaciones deportivas más populares de la zona se encuentran cientos de kilómetros de pistas de esquí y lagos helados. Siga el ejemplo de los romanos y pruebe las aguas de manantiales como las de Saint Moritz Bader.

Célebre por su equipo de fútbol y su panorama musical, cuna de los Smiths y de Oasis, este centro deportivo y artístico es una ciudad natural y agradable. Conocida como la capital del norte, la ciudad ha superado el declive industrial y las bombas (durante la Segunda Guerra Mundial y por el IRA) para convertirse en una ciudad segura y cosmopolita de más de dos millones de habitantes. Está muy bien comunicada gracias a su red de autobuses y de trenes ligeros. Entre sus principales atracciones se destacan el complejo artístico Lowry, la galería comercial Affleck's Palace y el barrio gay de Canal Street.

El pasado se refleja profundamente en Cádiz, donde las calles medievales adoquinadas se extienden hasta plazas blanqueadas españolas y ruinas romanas. Siendo una de las ciudades más antiguas de Europa, tiene el ambiente de una isla urbana, marcada casi en su totalidad por playas y puertos ultramarinos salpicados de barcos pesqueros.

¿Quieres que tus compañeros de trabajo se mueran de envidia? Suelta como por casualidad: “Este año me voy de vacaciones a las Maldivas”, sobre todo si estáis en pleno invierno. O mejor aún: escápate sin decírselo a nadie y manda luego una postal que diga “¡Ojalá estuvierais aquí!”.

Una rica historia de 300 años, una activa comunidad artística y unos parques naturales inacabables convierten a esta ciudad de Nueva York, junto al río Hudson, en una gran escapada de fin de semana. Los entusiastas de las actividades al aire libre vienen aquí a practicar esquí, senderismo, canoa y pesca; es uno de los mejores lugares de Estados Unidos para pescar truchas y lubinas. La ciudad está rodeada de montañas y la alfombra dorada y rojiza que se forma en otoño es impresionante. La ciudad está dominada por un elaborado complejo de 10 edificios que incluye el Capitolio, el Museo del Estado de Nueva York, con dioramas que representan la vida de los indios americanos y una tala de árboles en Adirondack, y el Empire State Performing Arts Center, cuya forma oval le ha servido para ganarse el sobrenombre de "El huevo". Los aficionados a la historia pueden disfrutar de sus casas coloniales, sus históricas iglesias y sus museos, y pueden visitar mansiones del siglo XVIII, como el Schuyler, un ejemplo magnífico de la arquitectura previa a la Guerra de Independencia. Los amantes de la naturaleza y la historia encontrarán motivos de sobra para entretenerse en esta perla del estado de Nueva York.