Sevilla para quien ya conoce Sevilla

"A Sevilla hay que ir más que al dentista". Porque Sevilla, viajeros, es mucho más inaprehensible de lo que parece.

Sevilla para quien ya conoce Sevilla

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A Sevilla hay que ir más que al dentista. La frase no es mía. Ojalá. La escribió hace unos días un colega periodista, Guillermo Alonso, en la víspera de su enésimo viaje a Sevilla. Preguntaba por lugares a los que ir cuando ya se ha aprobado primero de turismo en Sevilla (gracias, Guillermo, por tanta perla) .

Estas líneas son para quien ya ha visitado Dueñas, subido a la Giralda, visto las santas de Zurbarán en el Bellas Artes, tomado sopa de galeras en La Moneda, tiene su propio ranking de ensaladilla de gambas y se ha revolcado en el romanticismo de la ciudad .

A quien ya conoce Sevilla hay que decirle que no se confíe: que Sevilla es mucho más inaprehensible de lo que parece. Despista porque parece que se da mucho, sobre todo en esta época, con su azahar reventón y su barroquismo a punto de estallar. No os fiéis. No nos fiemos. Hay una Sevilla que, sin estar oculta, es para las terceras y quintas visitas.

"A Sevilla hay que ir más que al dentista"

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Es la de los museos pequeños frente a los hits, la de los nuevos hoteles frente a las grandes damas, la de las iglesias que reabren, las exposiciones pequeñas y los espacios que están fuera del alcance del viajero neófito. Vamos a coquetear con ella.

Lo primero que tiene que hacer el viajero recurrente cuando llega a Santa Justa (¿dónde quedó la pobre Rufina en esta estación?) es agudizar los sentidos. En pocos minutos apreciará que, en primavera, la ciudad huele a azahar. Es como si le hubieran hecho flu flu con un ambientador orgánico. En breve , también percibirá que aquí hay menos prisas y ruido de los que trae , la gente camina despacio y las calles están limpias. Ese paseo sensorial también en un viaje.

Dejemos ya las sensaciones y vamos al grano.

QUÉ VER CUANDO YA CONOCES SEVILLA

Empecemos por el hotel. Los conocedores se alojan en lugares como el ** Palacio Bucarelli ,** que rompen el expertómetro. Esta casa-palacio es también conocida como Palacio Santa Coloma y es un ejemplo perfecto de construcción aristocrática del siglo XVII. Antonio de Bucarelli, florentino, la levantó en 1615 y allí siguen viviendo los descendientes.

La casa no está abierta al público, aunque los dueños son tan amables que quizás te enseñen algo de ella. Sí está abierto el lugar donde dormiría quien ya conoce la Sevilla básica. Ocupa un ala del palacio y fue, hasta hace poco tiempo, un colegio.

Palacio Bucarelli, el alojamiento de los expertos

Palacio Bucarelli

Hoy, el Palacio Bucarelli cuenta con seis apartamentos que tienen los servicios de un hotel y la independencia de una casa. En ellos te impregnas de Historia mientras que tomas un vino en el bar de cortesía o lees en algunos de sus rincones.

La leyenda cuenta que cada año aparecen en el Palacio oscuras golondrinas y que en ellas se inspiró Bécquer para escribir su poema. Cuando comience el calor de verdad, en breve, podrás darte un baño en la pequeña piscina del patio.

El experto sabe que si viajas de mayo a septiembre tienes que perseguir una piscina. También sabe que la ciudad está creciendo en oferta hotelera, que hace un año abrieron el One Shot Palacio de Torrejón , el Eurostars Torre Sevilla (en la torre del mismo nombre) y que el EME , renovado, será ahora parte del grupo Mercer.

A final de este mes tiene previsto abrir el hotel Kivir, el único del Paseo de Colón, con vistas al río y a Triana. Los alojamientos híbridos como el citado Bucarelli, Triana House y el Palacio Mármoles , otra delicia para expertos, también cobran peso.

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Ya sabemos dónde dormir, ahora saldremos a la calle. Una vez vistos los monumentos principales, iremos a los destinados a las siguientes visitas. Uno de ellos es el Palacio de Lebrija.

Sevilla está plagada de casas palaciegas y, directamente, de palacios. Entre ellos hay categorías y este forma parte de la primera liga. Allí, entre mosaicos romanos se exponen desde el 4 de abril al 22 de septiembre , dos cuadros de Rubens : 'Hércules en el jardín de las Hespérides' y 'Deyanira tentada por la Furia'.

La muestra forma parte del proyecto Obras maestras de las colecciones italianas , que traerá piezas importantes de museos italianos al Palacio. María León, a cuya familia pertenece el museo ha estado también implicada en la exposición. A ella le preguntamos por lugares que recomendaría a viajeros que ya conocen la ciudad. Responde sin dudar: “ la tienda de antigüedades de Ana Mari Abascal, el restaurante María Trifulca, para las vistas al río y taller de artesanía orfebre Seco & Goldsmith ”. Anotados.

Palacio de Lebrija

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CONTINUAMOS CON EL PASEO PARA INICIADOS

La Colección Bellver abrió el pasado octubre en la Casa Fabiola ; este lugar expone el resultado de toda una vida de coleccionismo de Mariano Bellver. Aquí hay pintura costumbrista, esculturas, muebles, cerámica, porcelana y orfebrería. Es una visita sin colas, de dimensiones asumibles e inesperada.

Este lugar roza la Judería. En ese barrio, que a veces se salta a favor del de Santa Cruz , está la Iglesia de San Bartolomé. Este es uno de los lugares favoritos de Javier Rodríguez, fundador de la agencia Buenos Días Brand Strategies . A él, gran paseante, le gusta “ la Sevilla silenciosa y monumental, sin aspavientos ni focos”.

Otro lugar silencioso que le gusta a este diseñador y especialista en branding, es ** La Galeller **, “una joyería galería contemporánea con una selección ultra cuidada”. Está en una calle con siete curvas llamada Siete Revueltas.

Una joyería que es, en verdad, una galería de arte

La Galeller

Cerca, porque aquí todo está cerca, se encuentra el Antiquarium , situado en las Setas, lugar que sí se conoce en la primera visita a la ciudad. Aunque se vea el edificio-plaza de Jürgen Mayer suele pasarse por alto este museo arqueológico; está en el subsuelo y recoge restos desde Tiberio (ca. 30 d.C.) hasta el s. VI y una casa islámica almohade de los siglos XII y XIII.

El experto baja hasta estas salas iluminadas por linternas de luz y se da un paseo por la Antigüedad. En el Antiquarium funciona a veces como teatro atípico; no siempre se puede ver una obra sentados, literalmente, sobre tanto pasado. Al experto estos lugares no se le escapan, como tampoco se le escapa que encima de las setas hay un mirador, el Balcón de las Setas desde el que se ve toda Sevilla, ciudad bastante chata, por cierto. Ya que estamos en esta zona, explorémosla un poco.

Lo que se esconde sobre el Parasol de Sevilla y bajo éste...

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A pocos metros está Caótica , una librería-café muy vital, donde se lee, se habla, se comparte, se trabaja y se toma té o cerveza, depende de la hora y de las ganas. Merece la pena echa un vistazo a su programa cultural porque es una forma de pillarle el pulso a una Sevilla abierta y activa.

Muy cerca está también el hotel Casa de Indias, abierto hace pocos meses y decorado por Las Dos Mercedes y el famoso (y cotizadísimo ) ** Cañabota **, un restaurante especializado en pescado.

Ay, qué hambre. Dicen los muy exagerados sevillanos que en Sevilla hay que morir. No llegaremos a tanto: a quí hay que vivir y eso pasa por comer. El experto ya ha peinado las **tortillas de camarones de la barra del Barbiana **, ha pedido tagarninas en ** Don Carlos **, ensaladilla con alcachofas en la Bodeguita Romero y un piripi en el ** Piripi **. Quiere más. Y diferente.

Para este viajero son lugares como Mano de Santo , que sirve una comida mexicana imprevisible ; aquí hay platos callejeros (esos tacos…) , del interior, de la costa (ceviches frescos) y, dato clave, la preparan mexicanos. Los cócteles son estupendos y ganan hasta a quien no es de cóctel.

Y cuando el tiempo lo permite, es decir, casi siempre, se puede cenar en la terraza, con el ambiente de fondo de la Alameda de niños jugando, bicicletas y abuelos sentados en un banco. Madrid, eso son terrazas.

Taco de carnitas de Mano de Santo

Mano de Santo

En el Barrio de Santa Cruz, barrio al que van principiantes y expertos, se encuentra Chic&Olé . Este restaurante ha sido diseñado por Laura Parias (interiorista también del Palacio Bucarelli) y es todo color y vegetación. Y buena carne y torrijas.

Un dato curioso: en el apartamento del piso de arriba se alojaron algunos miembros del equipo de Juego de Tronos cuando rodaron en Sevilla.

Si cruzamos el río y vamos a Triana tenemos dos restaurantes interesantes. Uno es De la O , que está situado en una zona del río, la que linda con el Puente del Cachorro, que es curiosa hasta para los locales.

Este lugar (con terraza) está en un alto, sobre un paseo ancho que frecuentan personas que hacen deporte y pasean perros. En De la O se está bien y se come bien: en él hay que probar la salchichas, la lubina y unas croquetas rebozadas en camarones bastante únicas. Allí puedes encontrarte al equipo de delaflor, una marca local de accesorios. Ellos dicen de este lugar que “es de lo mejor de la ciudad”.

Todo color en el barrio de Santa Cruz

Chic&Olé

También frecuentan los viernes a mediodía El Pesquero, en el Mercado del Arenal, pero no nos vayamos de Triana. Allí, en los bajos del hotel Zenith, está ** Almares **. Este restaurante recién abierto ofrece cocina de mercado con acento en arroces y pescado. El café y la postcena se puede disfrutar en la planta alta, viendo los tejados de Triana, junto a la piscina. Pero el momento de las piscinas aún no ha llegado. Llegará.

Hablando de líquidos, en Sevilla se bebe bien. La publicista especializada en vino Margot Coca comparte sus lugares favoritos de la ciudad para tomarlos y comprarlos. No uda y lanza tres nombres: Maestro Marcelino, Tierra Nuestra y De la Tierra. Palabra de experta para viajeros expertos.

Esta foto SE PODRÍA COMER

Almares

Ya hemos comido, bebido, visitado museos y dormido. Nos quedan algún lugar para escuchar flamenco, como El Mantoncillo, en Triana, un bar de la calle Betis en el que una noche hace no mucho terminó Rosalía .

También nos faltan calles escondidas que recorrer, como la calle Verde, en la Judería y pequeños talleres (visitables) como Monphare ,; allí se encuentran fotografías y muebles diseñados e intervenidos inspirados los faros y la arena de la playa.

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Esta es solo una miniguía de fin de semana para quien ya ha viajado varias veces a Sevilla. Desde aquí decimos, con cariño y firmeza, a esa persona que, si piensa que por ir una vez a la Catedral, al Bellas Artes o al Salvador ya conoce la ciudad, está muy equivocada.

Quien haya visitado alguna iglesia puede bajar sus ínfulas porque Sevilla cuenta con más de 120 de (aquí viene lo impactante) de relevancia artística.

El experto sabe que acaba de abrir, tras catorce años de restauración, Santa Catalina, una joya del arte mudéjar. Quien ha cruzado un puente, que sepa que le quedan varios. Quien ha estado en el Rinconcillo, que sepa que le quedan rincones de la barra en los que acodarse.

Quien ha visitado el Alcázar de día, que sepa que le queda hacerlo de noche.

Sevilla es infinita hasta para los sevillanos. Y esto no es exageración de sevillana.

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