Alcoutim y Sanlúcar de Guadiana, dos pueblos unidos por un río

Desde España y Portugal, dos bellos pueblos se miran, hermanados, como si tuvieran un espejo frente a ellos
Vistas de Sanlúcar de Guadiana desde Alcoutim.
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El ser humano, desde hace largas centurias, se ha empeñado en crear fronteras que separan pueblos, culturas y personas que, realmente, están hermanadas por proximidad, afectos, idiomas y costumbres. Sin embargo, afortunadamente, en muchas ocasiones esos intentos son vanos. Un claro ejemplo lo forman las poblaciones de Alcoutim, en el Algarve portugués, y Sanlúcar de Guadiana, en la andaluza comarca de El Andévalo.

Las casas bajas de fachadas encaladas de ambas poblaciones se miran cara a cara, sobre las aguas del río Guadiana, con la sensación de ser un espejo lo que tienen frente a ellas. Separadas al nacer, ambas presentan empinadas calles empedradas, un castillo medieval que lo domina todo desde lo alto de un cerro, iglesias y ese río que les da la vida y, más que distanciarlas, las une.

Porque ni el hombre ni la naturaleza pueden separar a pueblos entre cuyos habitantes se han fraguado amistades, amores y sentimientos de solidaridad en los momentos de necesidad. Alcoutim y Sanlúcar de Guadiana nos cuentan una bella historia.

Barco que conecta Alcoutim con Sanlúcar de Guadiana.

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ALTICUM, UN PUEBLO HISTÓRICO RODEADO DE NATURALEZA

Venimos del Algarve en dirección a España y Alcoutim es nuestra primera parada en esta visita hermanada. Al acercarnos a la población, el paisaje de la carretera varía con respecto al que nos hemos encontrado en la costa del Algarve. Aquí abundan los árboles y los campos tapizados de unas flores que nos recuerdan que nos encontramos en las primeras semanas de la primavera, cuando la vida parece incapaz de contenerse y estalla en colores y fragancias intensas.

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Aparcamos en la zona alta del pueblo, pues todo el centro está cortado debido a la celebración del Festival del Contrabando. Las calles de Alcoutim descienden hacia las aguas del Guadiana de manera desordenada y caótica. La gente que se asoma a las puertas de las casas trasluce un aire local, tranquilo y curioso. Esos días de finales de marzo, el pueblo rebosa de vida, pero el resto del año –salvo algunas semanas estivales– está sumido en una profunda somnolencia, mecido por la brisa del río y el aroma de los bosques.

Por las calle de Alcoutim.

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UN CASTILLO MEDIEVAL

Testigo de todo ello es el viejo castillo medieval que goza de una posición predominante sobre las casas. Aunque se han hallado vestigios de que la zona de Alcoutim estuvo ocupada desde tiempos prehistóricos, fueron los romanos los primeros en poblar y defender adecuadamente una plaza que disfrutaba de una posición privilegiada sobre una vía navegable de la importancia comercial del Guadiana.

Tras el paso de los pueblos bárbaros, serían los árabes los que comenzarían a dar forma al Alcoutim que podemos admirar hoy. El castillo, sin embargo, fue reforzado tras la Reconquista cristiana comandada por el rey portugués Sancho II.

Desde sus almenas disfrutamos de las mejores panorámicas de Alcoutim y su hermano español: Sanlúcar de Guadiana. Sin embargo, hubo un tiempo en que ambas poblaciones fueron enemigas. Esas típicas rencillas que los poderosos se empeñan en mantener en los puestos de fronteras.

Los soldados del castillo de Alcoutim intercambiaron cañonazos con los del castillo de San Marcos –situado en una alta colina sobre Sanlúcar– en decenas de ocasiones. Hoy en día, la fortaleza está bien preservada y en su interior podemos disfrutar de un pequeño museo arqueológico en el que aprender gran parte de la historia de la localidad.

Castillo de Alcoutim.

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IGLESIAS Y PLAYAS FLUVIALES

Existen dos templos cristianos de importancia en . Por un lado, la ermita de Nossa Senhora da Conceição data de principios del siglo XVI y en ella se puede encontrar un retablo de madera tallada en oro del siglo XVIII. Sobre el altar se puede ver el escudo de armas del rey João IV.

La iglesia matriz de Alcoutim fue levantada en el siglo XIV y pasa por ser uno de los mejores ejemplos de arquitectura renacentista en el Algarve. Cerca de este templo se encuentran las aguas del Guadiana, que entre Alcoutim y Sanlúcar corren con cierta fuerza.

Para darnos un baño de forma segura es mejor acercarnos a la playa fluvial de Pego Fundo. De arena y rodeada de naturaleza, el agua es aquí limpia y refrescante. Esta playa es uno de los lugares preferidos de la gente local durante las tórridas jornadas veraniegas.

Ermita de Nossa Senhora da Conceição.

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SANLÚCAR DE GUADIANA, UN LUGAR TRANQUILO EN EL QUE RELAJARNOS

Desde Alcoutim podemos tomar uno de los pequeños barcos que nos cruzan a Sanlúcar de Guadiana. Sin embargo, antes de hacerlo no debemos dejar de disfrutar de la magnífica estampa que, de Sanlúcar de Guadiana, nos ofrece ese lado del río.

Ya en tierra española, la mejor panorámica de la zona se obtiene desde el castillo de San Marcos. Construida en la época medieval, y ampliada y reforzada en varias ocasiones entre los siglos XVI y XVIII, esta fortaleza formó parte de un cordón defensivo que se extendía entre Ayamonte y Galicia con el fin de defender la frontera con Portugal. Hoy en día, aunque su interior no se puede visitar por labores de mantenimiento, ofrece unas vistas increíbles de la zona y es un lugar privilegiado para disfrutar del atardecer.

Caminando por las calles del centro de Sanlúcar de Guadiana, lo que se respira es total tranquilidad y un ambiente de cierto toque bohemio. Quizá esto último es lo que ha atraído a muchos extranjeros a vivir aquí.

Mirador de los molinos de viento en Sanlúcar de Guadiana.

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No resulta complicado escuchar palabras en inglés, francés o alemán en los bares de Sanlúcar. Y no se trata de simples turistas, sino de residentes que han encontrado en el pueblo lo que llevaban buscando durante mucho tiempo: paz, buena calidad de vida y un entorno natural envidiable.

Quizá ellos también visiten, de vez en cuando, la bonita iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Flores. Construida en el siglo XVI, tuvo que ser ampliamente reparada por los daños sufridos durante los distintos conflictos militares y tras el terrible terremoto de Lisboa de 1755.

Ya junto al agua, el puerto fluvial de Sanlúcar posee un aire romántico inigualable. Tendremos la tentación de tomar el barco de vuelta, pero los más aventureros pueden optar por una alternativa mucho más emocionante ya que aquí existe la primera tirolina transfronteriza del mundo. Cruzar de España a Portugal surcando los aires a más de 70 km/h no es algo que se pueda hacer todos los días.

Iglesia de Nuestra Señora de las Flores.

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EL FESTIVAL DEL CONTRABANDO

Quizá esa técnica no le habría venido mal a aquellos contrabandistas que, durante los años 30 y 40 del pasado siglo, comerciaban con todo tipo de productos entre los dos pueblos. Eran tiempos duros y las viejas rencillas del pasado ya estaban más que olvidadas.

Los habitantes de Alcoutim y Sanlúcar de Guadiana estaban totalmente hermanados e intercambiaban harina, tabaco, patatas, telas, café, almendras y todo aquello que pudiera aliviar la precaria situación económica en la que se encontraban las familias a ambos lados del Guadiana.

Desde hace unos años, justo antes de la celebración de la Semana Santa, se conmemoran esos tiempos con el Festival del Contrabando. Durante tres días ambas poblaciones presentan unas calles llenas de gente, vida, música, mercadillos gastronómicos, talleres artesanales, numerosos circenses, marionetas y mucho más.

Festival del Contrabando.

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Unas jornadas en las que parte de la gente local se viste con los atuendos de aquella época y en los que todo el mundo cruza de Alcoutim a Sanlúcar de Guadiana (y viceversa) utilizando un puente creado tan solo para las fiestas.

Se trata del mejor momento para visitar estos dos pueblos. Una fiesta que no buscar más que rememorar unos tiempos en los que los hombres y mujeres de una localidad buscaron ánimo, consuelo y ayuda en sus vecinos, sin importar la patria, procedencia o lengua de unos y otros. Pueblos hermanados por un río. Un ejemplo a seguir.

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