El próximo 17 de septiembre, durante el Festival de San Sebastián, Penélope Cruz recibirá el Premio Nacional de Cinematografía. “Por los éxitos cosechados en 2021, que se unen a todos los recogidos en una trayectoria excepcional”, exponían en la deliberación del jurado. En 2020 fue la primera actriz española en ganar la Copa Volpi en el Festival de Venecia. Y este invierno lograba su cuarta candidatura a los premios Oscar, alzándose como la actriz española más nominada de la historia.
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El premio llega, además, con dos estrenos pendientes muy aplaudidos con los que ha regresado a Venecia: L’immensità, de Emmanuele Crialese; y En los márgenes, debut en la dirección de Juan Diego Botto. Mientras rueda la superproducción de Michael Mann, Ferrari. Es decir, que recibirá el premio en mitad de otro gran año.
¿Pero cuándo no ha sido un gran año para Penélope Cruz desde que debutara hace justo 30 en Jamón, jamón? Su salto a Hollywood llegó pronto, con el cambio de siglo se mudó allí y comenzó una carrera internacional que la ha llevado por todo el mundo, en varios idiomas y, sobre todo, siempre de vuelta a España de donde han salido sus triunfos más galardonados (Volver, Vicky Cristina Barcelona, Madres paralelas).
Con motivo de este premio y de esos 30 años de carrera, recorremos su viaje por algunos de los lugares, paisajes y espacios más importantes, emocionales e icónicos de su carrera.
Empezando, claro, por ese desierto de Monegros que pisaba con fuerza y salero con menos de 18 años. Aquel vestido rojo. La barra de pan. El toro. La España seca, joven y apasionada. Ese mismo año también estrenaba Belle Époque, como la más inocente de las cuatro hermanas en un universo idílico de armonía y felicidad pre-República y pre-bélico. Y con esa película, que se llevó el Oscar, dio un primer paso a Hollywood.
Después vinieron años muy madrileños, más urbanos, muy noventeros, muy comedia. Ella es, sin duda, la máxima representante de esa generación que regeneró el cine español en los 90. Todo es mentira (1994), Alegre ma non tropo (1994), El amor perjudica seriamente la salud (1996), Más que amor, frenesí (1996)… hasta que llegó su debut con su mejor pareja en el cine, Pedro Almodóvar, con Carne trémula (1997). En esa escena inicial dando a luz en un autobús madrileño que pasaba por delante de la Puerta de Alcalá, en plena Navidad. Más madrileño no se puede.
Ese mismo año, protagonizaba con Eduardo Noriega, el segundo filme de Amenábar, también más Madrid, imposible: Abre los ojos. En un papel que repetiría en 2001, en Vanilla Sky, ya al otro lado del charco, en Nueva York, y con Tom Cruise, casi nada.
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Con La niña de tus ojos (1998), en aquel viaje de España a Alemania, llegó su primer Goya. Y alguna de las escenas que más hemos visto de su carrera.
En Todo sobre mi madre (1999) se afianzó su relación con Almodóvar en aquel papel de mujer bondadosa desde Barcelona. Y ya no había nada que la separara de Hollywood. Empezó la carrera allí, con pasos por México (All the Pretty Horses, Bandidas), las islas griegas (La mandolina del Capitán Corelli), California (Blow), África (Sáhara)…
Hasta que volvió y cómo volvió. En 2006 regresó con Pedro Almodóvar que le regaló a Raimunda en Volver. Volvió a Madrid y al pueblo manchego y desde allí se recorrió el mundo recogiendo premios y nominaciones (la primera para el Oscar).
Poco después, en 2008, junto a Javier Bardem, guiaron a Scarlett Johansson, Rebecca Hall y Woody Allen por Barcelona en Vicky Cristina Barcelona y recogió su primer Oscar. Aquella estatuilla y ceremonia con la que situó en el mapa “un lugar llamado Alcobendas”, donde había crecido, donde ese premio “no era un sueño muy realista”.
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En la última década, se ha quedado más a este lado del Atlántico. Y aunque afincada de nuevo en España, ha seguido recorriendo mundo y haciéndonos viajar: a Colombia (Loving Pablo), a Roma (A Roma con amor, Zoolander 2…), de nuevo al pueblo (Dolor y gloria, Madres paralelas, Todo el mundo lo sabe), por el mundo (355), en tren (Asesinato en el Orient Express)… Y todos los viajes que le quedan por delante, dejándonos en la memoria lugares y paisajes emocionantes.
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