Islandia: mitos y leyendas que deberías saber

El pueblo islandés nació envuelto en mitos y leyendas inspirados por una sublime naturaleza. Un mundo mágico que acaba trascendiendo a la realidad.
Skógafoss Islandia
Denys Nevozhai / Unsplash

Cuando viajamos por Islandia, nos damos cuenta de que nadie puede culpar a sus habitantes por dejar volar su imaginación hasta límites insospechados. Ese país, que surgió de la separación de las dos grandes placas tectónicas de Norteamérica y Eurasia, presenta un marco incomparable para situar en él todo tipo de historias, mitos y leyendas.

Así, sus innumerables volcanes, glaciares, ríos, vírgenes playas, dramáticos acantilados, angostos cañones y bellas cascadas se convierten en protagonistas de unos relatos tan limítrofes entre lo fantástico y lo real, que a veces nos cuesta discernir si estamos ante un fragmento de la historia o una obra maestra de la mitología.

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Las sagas son una buena muestra de ello. Ellas son las más antiguas expresiones de la literatura islandesa, narrando muchos de los acontecimientos que sucedieron durante los siglos de la colonización de la isla por parte de los vikingos y otros pueblos nórdicos.

Algunas de esas historias incorporan elementos que parecen de otro mundo. Un mundo en el que trolls, elfos y otros extraños seres se presentan como auténticos poderes de la naturaleza. Un mundo en el que aún no había echado raíces el cristianismo y los dioses vikingos eran venerados con respeto y orgullo.

Una Islandia de leyenda que nos sigue saliendo al encuentro si rascamos un poco su volcánica superficie.

Godafoss, una de las cascadas más bellas y más visitadas de Islandia.Anton Petrus/ Getty Images

GODAFOSS, LA CASCADA DE LOS DIOSES

La de Godafoss es una de las cascadas más bellas y más visitadas de Islandia. Se halla en la parte norte del país y aquí las aguas del poderoso río Skjálfandi se lanzan al vacío en un salto de unos 12 metros de alto y 30 metros de ancho.

Según cuenta una de las sagas islandesas, cerca de ella, en torno al año 1000, tenía su granja Thorgeir Thorkelsson, portavoz del Althing (el parlamento islandés, que posee el honor de ser el más antiguo del mundo).

Thorgeir fue uno de los que tomó la decisión de dejar atrás los dioses nórdicos para convertir al país al cristianismo. Él mismo había partido hacia aquella importante asamblea del Althing siendo un firme creyente de Odín y el resto de dioses vikingos, pero después fue uno de los primeros islandeses en recibir el bautismo. Para dar ejemplo, cuando llegó a su casa cogió todas las estatuas de sus antiguos dioses y las lanzó a las aguas de la cascada.

Desde entonces, la cascada posee el nombre de Godafoss y no son pocos los que piensan que esas tallas paganas aún siguen ahí.

El cañón de Asbyrgi.Getty Images

ASBYRGI, LA HUELLA DEL CABALLO DE ODÍN

Cerca del extremo noreste del país se encuentra el cañón de Asbyrgi, el cual alberga uno de los bosques más ancestrales y auténticos de Islandia. El cañón, que posee una marcada forma de herradura, está formado por unas puntiagudas e irregulares paredes de roca volcánica, que son el testimonio de la gran erupción de un antiguo volcán que se hallaba bajo la capa de hielo de un glaciar.

Sin embargo, hay una leyenda islandesa que explica la formación de este lugar de una manera muy distinta. Ésta cuenta que una hermosa noche, en la que las luces de auroras boreales y estrellas rivalizaban en el firmamento, Odín, el más poderoso de los dioses nórdicos, estaba cabalgando en el aire a lomos de su fiel caballo de ocho patas, Sleipnir.

El dios se hallaba exultante de felicidad y no dejaba de hacer cabriolas con su rocín. En una de ellas, se aproximó demasiado a la superficie de la tierra y Sleipnir llegó a tocarla con una de sus patas. Así fue como hundió el terreno y en él creció el precioso bosque que hoy puebla el cañón de Asbyrgi.

Lagarfljót, el tercer lago más grande de Islandia.David Escribano

LAGARFLJÓT Y EL MONSTRUO DEL LAGO NESS ISLANDÉS 

El Lagarfljót es el tercer lago más grande de Islandia, y uno de los más visitados por tres razones: sus bosques de coníferas (los más densos del país), la cascada de Hengifoss (con sus columnas de basalto de distintos colores) y la leyenda del monstruo de Lagarfljót.

Y es que, según cuenta la leyenda, aquí vivía una mujer que regaló un anillo de oro a su hija. La muchacha le preguntó a su madre cómo podría sacar el máximo rendimiento a ese regalo, y ésta le contestó que escondiéndolo debajo del vientre de una de las pequeñas serpientes que habitaban entre los brezos.

Así, la niña capturó una serpiente y la metió en un cofre junto con el anillo. Unos días después, fue a comprobar si el oro se había multiplicado y se encontró con que la serpiente había crecido tanto que estaba a punto de hacer estallar el cofre.

Asustada, la niña cogió el cofre y lo lanzó, con todo su contenido, a las aguas del río que alimenta el Lagarfljót. Al poco tiempo, la gente comenzó a escuchar historias sobre una enorme serpiente que mataba a gente y ganado en los alrededores del lago. Finalmente, dos diestros cazadores y pescadores finlandeses fueron traídos a Islandia para acabar con el monstruo y recuperar el cofre con el oro.

No pudieron acabar con ella, pero sí herir a la gran serpiente para siempre. Desde entonces no puede matar a nadie, pero dicen que si vemos cómo asoma su cuerpo por la superficie del lago, algo terrible nos sucederá pronto.

Los acantilados de Látrabjarg.Erik Pronske Photography /Getty Images

LA BESTIA DE LOS ACANTILADOS DE LÁTRBJARG 

Los acantilados de Látrabjarg, situados en los fiordos del oeste, son los más bellos del país. Desde allí, sólo nos separan 300 kilómetros –en línea recta– de Groenlandia. Los frailecillos y otras aves anidan en sus rocosas paredes cada verano, ajenas a la furia de un océano que aquí parece estar en un estado de perenne enfado.

El lugar era casi exactamente igual en el siglo XIII, cuando los habitantes de las aldeas de alrededor estaban asustados por la presencia de un monstruo en la zona. Según ellos, esta bestia estaba echando a perder la pesca y provocaba accidentes mortales a aquellos que se descolgaban con cuerdas por los acantilados para coger los huevos de las aves.

Finalmente, llamaron al obispo de la zona, quien vino a enfrentar el peligro. La sorpresa fue cuando se dio cuenta de que no había tal monstruo, sino tan solo un hombre salvaje y pobre, con una gran familia a la que alimentar.

El obispo llegó a un acuerdo con el salvaje y le permitió quedarse en las tierras más pobres y los caladeros menos fructíferos a cambio de seguir viviendo libertad. Desde entonces, a esa zona de los acantilados de Látrabjarg se le conoce con el nombre de los Acantilados de los Paganos (Heidnabjarg).

El volcán y glacias de Snaefellsjökull.David Escribano

SNAEFELLSJÖKULL, LA PUERTA AL CENTRO DE LA TIERRA

Más que una leyenda, el volcán -y glaciar- Snaefellsjökull esconde una magnífica historia literaria. Y es que este fue el lugar en el que los exploradores de la gran obra de Julio Verne, Viaje al Centro de la Tierra, encuentran la entrada que les llevaría al núcleo de nuestro planeta.

La montaña posee una belleza singular y su cima puede ser conquistada mediante expediciones guiadas. Todos los escaladores que lo consiguen no pueden evitar buscar el cráter que les conduzca a ese viaje de aventura sin igual que imaginó el gran Verne.

La cascada de Barnafoss en Islandia.Pam Susemiehl /Getty Images

BARNAFOSS Y LA TRISTE HISTORIA DE LA CASCADA DE LOS NIÑOS

En la parte oeste de Islandia, una cascada llama la atención, no por su altura ni su aspecto grandioso, sino por la increíble potencia con la que baja el agua y la procedencia de su nombre. Se trata de Barnafoss, que se traduce como ‘La Cascada de los Niños’.

La triste leyenda de Barnafoss cuenta que un domingo cualquiera, toda la familia que habitaba en una granja de Hraunsás se marchó a la iglesia, dejando en casa a los dos niños más pequeños.

Su madre les dijo que no debían salir de casa, pero al rato, ya aburridos, los chiquillos comenzaron a deambular por los alrededores de la granja. Fue así como llegaron al puente de piedra que, en aquella época, estaba tendido sobre las violentas aguas del río Hvitá.

El puente era elevado, pero los niños no se amedrentaron y decidieron cruzarlo. Cuando se encontraban en la mitad, miraron al vacío que había a ambos lados y se marearon de la impresión. Perdieron el equilibrio y cayeron al río.

Su madre les buscó durante días. Sin embargo, no supo lo sucedido hasta que dio con un lugareño que había sido testigo de la caída de los chicos. Muerta de pena y angustia, la mujer ordenó que el puente fuera destruido para siempre.

Hoy en día, hay un puente metálico que cruza el Hvitá en ese punto. Realmente impresiona mirar abajo, sobre todo si conoces la leyenda –cierta o no– de aquellos pobres chicos.

La impresionante cascada de Skógafoss.David Escribano

SKÓGAFOSS Y EL COFRE DEL TESORO

Skógafoss es una de las cascadas más visitadas de Islandia. Todo el mundo se queda boquiabierto ante el impresionante salto de 60 metros que las aguas del río Skógaá ofrecen antes de caer en la profunda laguna que se halla a sus pies.

Sin embargo, pocos de esos espectadores saben que, según una leyenda islandesa, bajo esas aguas hay un cofre repleto de oro y otras riquezas. Es el legado de Thrasi Thórólfsson, uno de los primeros habitantes de Skógar. Thrasi era un gran guerrero y un mago que poseía habilidades sobrenaturales.

Cuando la vejez comenzó a susurrarle al oído que su muerte se encontraba cercana, el valiente guerrero no quiso que el botín de su intensa vida se dispersara y metió sus riquezas en un cofre para después hundirlo en las aguas de la laguna situada a los pies de Skógafoss.

Durante siglos, se dijo que se podía ver el cofre a través de las aguas, pero nadie osó tocarlo. Cuando por fin la codicia movió a la gente a intentarlo, no pudieron sacarlo. Solo un grupo de fuertes guerreros llegaron a estar cerca.

Pasando una cuerda por la argolla que había en un lateral del cofre, tiraron con todas sus fuerzas. Al principio consiguieron mover el objeto de deseo hacia la superficie, pero finalmente la argolla cedió y se rompió. Esa argolla se puede ver ahora en el Museo de Skógar.

Hay gente local que cree esta leyenda a pies juntillas y se rumorea que algunos han intentado bucear en la laguna en búsqueda del tesoro. Está claro que ese cofre está esperando a que lleguen Los Goonies a Islandia. Sólo ellos podrían triunfar en una empresa así en esta tierra mágica.

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