Los portugueses descubrieron este archipiélago remoto a casi 1.300 kilómetros de la Portugal continental, esparcido entre las aguas bravas del océano Atlántico, a principios del siglo XVI. Las Azores comprenden nueve islas, todas tierras míticas de volcanes, aguas termales, géiseres de vapor, lagunas turquesas y lagos esmeraldinos.
Con esos paisajes que parecen vivos, no es de extrañar que aquellos primeros visitantes se encomendaran al Espíritu Santo para que les protegiera, una relación con lo religioso que aún se refleja en los muchos templos y capillas esparcidos por las ciudades y pueblos. Porque la devoción al Espíritu Santo es un aspecto idiosincrásico de los azorianos, y un aspecto que no puede ignorarse en ninguna guía de las Azores que se precie.
Esa autenticidad hace de las Azores, algunas de las cuales están a más de 600 kilómetros entre ellas, un placer para el visitante, sumada a sus paisajes diversos, la contundencia de su gastronomía y sus excelentes vinos. En las islas están abriendo hoteles contemporáneos cada vez más sofisticados; las mansiones antiguas se convierten en alojamientos, y se están inaugurando eco-lodges para aquellos que buscan los encantos de la naturaleza a pesar de la lluvia frecuente, responsable del verdor de las islas.
Otros aspectos que por sí mismos harían que ya mereciera la pena la visita son la única plantación de té de Europa, las pequeñas y dulces piñas y las vacas que pastan todo el año en campos flanqueados de hortensias azules y que nos dan leche, mantequilla y queso. Si quieres conocer los encantos más discretos y auténticos de las islas, esta guía de las Azores te permitirá explorar el archipiélago y vivirlo como un local.
SÃO MIGUEL
Apodada la Ilha Verde (isla verde), São Miguel es la mayor de las islas y acoge la capital de la región, Ponte Delgada, lo que la convierte en un punto de partida idóneo para el viaje. Sus calles adoquinadas están flanqueadas de imponentes fachadas de cal y basalto que te invitan a imaginar una época en la que el puerto era el punto principal de escala entre Europa y el Nuevo Mundo. A día de hoy Ponta Delgada tiene un panorama culinario en alza, pero si buscas un sabor más tradicional, atraviesa la isla hasta Lagoa das Furnas, donde se prepara el cozido, un rico estofado de carne y verduras que se cuece a fuego lento enterrado durante cinco horas.
Al otro lado del lago verás géiseres y burbujeantes baños termales, y más allá, el impresionante Parque Terra Nostra, inaugurado en el siglo XVIII de mano de un próspero bostoniano. Entre los hibiscos, sugis y ninfeáceas hay pozas de cálidas aguas color mostaza, donde se bañan los lugareños para absorber sus ricos minerales.
Cerca de allí está la Lagoa das Sete Cidades (la laguna de las siete ciudades), un lago ubicado en un cráter en el fondo de un volcán inactivo. Está dividido en dos mitades y conectado por un estrecho angosto, un lado de un brillante turquesa y el otro, de un verde profundo.
SANTA MARÍA
A 54 kilómetros al sur de São Miguel, Santa María fue la primera isla descubierta por los portugueses en 1427. Exhibe el clima más cálido del archipiélago y, aunque solo tiene 17 kilómetros de largo, no le faltan magníficas playas de arena y aguas cristalinas gracias a su temperatura templada. Es por este motivo y por su cercanía a la reserva natural de Formigas y Dollabart que está considerada como unos de los mejores destinos de buceo de Europa.
TERCEIRA
Esta es la más desarrollada de las islas centrales, en gran medida por la base aérea americana que aquí se encuentra, pero sigue teniendo una población de dos vacas por cada habitante. Sus interiores de un verde suave nos recuerdan a Irlanda, pero su costa tiene zonas baldías de lava negra.
La principal ciudad histórica, Angra do Heroismo, es patrimonio mundial de la Unesco por su puerto, que ha tenido un papel estratégico en el Atlántico como punto de parada en las rutas entre Europa, América y África durante 300 años. La isla es famosa por su inusual forma de toreo, tourada à corda o toro de cuerda, y por el Algar do Carvão, un barreno en el que se han formado las estalactitas más grandes del mundo.
GRACIOSA
Una de las islas más tranquilas de las Azores y con un nombre que lo dice todo –aunque también la llaman ‘la isla blanca’ por su línea de costa de roca blanca, sobre la que se erigen molinos de viento rojos. También es famosa por sus adorables borricos y sus tradicionales tartas de queso artesanales, pero la atracción principal es sin duda Furna do Enxofre, donde puedes bajar hasta las entrañas de un cráter volcánico.
Las aguas termales de la isla son populares para tratar problemas de salud, y el agua marina y profunda que rodea la isla la convierte en un sitio idóneo para las expediciones de avistamiento de delfines o ballenas.
SÃO JORGE
Apodada ‘el dragón’ por su forma alargada y montañosa, muchos de los lugareños de esta isla menos visitada se asientan en las zonas planas que se formaron por los materiales piroclásticos o los flujos de lava endurecida, acurrucados al pie de abruptas laderas que ofrecen unos escenarios de gran dramatismo. Es la favorita de los amantes del aire libre, ya que te permite hacer canoa, senderismo, barranquismo y espeleología.
No puedes perderte el famoso queso de São Jorge, el producto principal de la isla: se hace exclusivamente con leche de vaca cruda y se envejece hasta tener un sabor especiado y potente. Dado que en la isla sigue habiendo una cantidad considerable de actividad sísmica, consulta la situación antes de visitarla.
PICO
Esta isla es hogar de la montaña más alta de Portugal, cuya cumbre es uno de los atractivos para los visitantes amantes de la escalada. Otros vienen para avistar ballenas en verano (puedes aprender más sobre la historia de las ballenas azorianas en el Museu dos Baleeiros de Lajes) o por sus increíbles catas de vinos. La isla está cubierta de viñedos flanqueados de basalto negro, patrimonio mundial de la Unesco, y Azores Wine Company, que está impulsando Pico en el mapa enológico con sus excelentes caldos, ofrece una estancia encantadora en su elegante bodega minimalista.
FAIAL
Famosa por su tráfico de yates, esta isla fértil tiene una impresionante alfombra de hortensias azuladas en los meses de verano. Fue el lugar de la última erupción volcánica en 1957-1958, cuya historia puedes descubrir en el vecino Centro de interpretación dos Capelinhos. Otro museo que merece la pena visitar es el museo Scrimshaw, que exhibe huesos y dientes de ballena tallados con cientos de años de antigüedad.
Ver fotos: Azores, el archipiélago del que todo el mundo habla
FLORES
La isla de Flores, así llamada por las varas de oro y las hortensias rosas y azules, solía ser un famoso escondite de piratas que planeaban asaltar los galeones españoles cargados de tesoros en su regreso a Europa. Clasificada como una reserva de la biosfera por la Unesco, su paisaje atrae a los visitantes que desean explorar y maravillarse con sus cascadas, lagunas y el lago en el cráter, de un profundo azul.
CORVO
La más pequeña de las Azores es el cráter de un volcán marino, Monte Gordo. Está sorprendentemente poco desarrollada, con solo 400 habitantes con casas construidas de basalto negro en la única población de la isla, Vila Nova. Corvo, o isla del cuervo, es popular entre los observadores de aves al ser una parada para varias especies migratorias.
Este artículo fue publicado en agosto de 2023 en Condé Nast Traveller UK.
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