Granada por primera vez

Por el Paseo de los Tristes, por la calle Elvira, por el eterno Albaicín y la poderosa Alhambra: si aún no te has dejado conquistar por Granada, prepárate, porque será irremediable.
Granada por primera vez
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De Lorca a Morente, de Gerald Brenan a Eugenia de Montijo o de, por qué no, Los Planetas a Lori Meyers. Granada es tierra de inspiración. De absoluta e inabarcable belleza. De luz, de alma, de historia. De una esencia morisca que se sigue leyendo en cada rincón, a cada vuelta de esquina, porque continúa reivindicando un pasado marcado por siete siglos de califato musulmán.

Por eso cuando se recorre, en un paseo tranquilo, por primera vez, impresionan los detalles, las callejuelas. La belleza impoluta de sus barrios cargados de idiosincrasia. Un carácter especial que se hace patente en cuanto nos perdemos por sus recovecos dejando la orientación atrás. Porque, para qué: mejor que la ciudad nos sorprenda. Granada es también poesía, tapeo... ¡y hasta rock! Una ciudad que siempre ha sabido destacar entre las demás.

Si nunca has estado, tranquilo/a, estás en buenas manos: te acompañamos a disfrutar de Granada por primera vez.

Atardecer en Granada…Getty

POETA… EN GRANADA

Por el agua de Granada, solo reman los suspiros, recitó sabiamente Lorca, uno de los granadinos más universales que ha dado la historia. Y quizás supo resumir como nadie la esencia de esta ciudad que no deja indiferente a nadie. Una urbe que colmó sus versos de palabras en las que enarbolaba la grandeza del lugar. Que le brindó tantas alegrías como suspiros —ya nos lo advertía en sus textos— de tristeza, incomprensión y frustración. Una urbe que, sin embargo, se convirtió en musa de gran parte de su obra.

Por esto mismo, nos ha apetecido iniciar nuestra particular propuesta para conocer Granada en uno de los lugares más emblemáticos ligados a su figura: acércate hasta la Huerta de San Vicente, que antiguamente se hallaba en la zona de la vega de la ciudad y hoy ocupa un rincón destacado en el entramado urbano. Allí mismo, rodeado de jardines, continúa en pie la casa de verano de su familia, donde tantos buenos ratos pasó —también, desgraciadamente, sus últimos días en 1936, justo antes de su detención y asesinato.

No dudes en explorar su interior en un emocionante viaje en el tiempo. Aún se exponen muchos muebles familiares y enseres del poeta. Fuera, los álamos y palmeras se alzan al cielo como ya lo hicieron en épocas pasadas inspirando al genio. No en vano, de este pedacito de Granada surgieron aplaudidas obras como Yerma o Bodas de Sangre.

Lorca junto a su piano en su casa de Granada.Getty

GRANADA MULTICULTURAL

Pues tal cual, porque si algo tiene Granada que la define a la perfección es que siempre sirvió de escenario a un cruce de culturas que marcó la base del que sigue siendo su carácter hoy: una ciudad rica en todos los sentidos con un poquito de cada uno de aquellos pueblos que por ella pasaron.

El magnífico laberinto del Realejo, Granada.Getty

Así que, sin dudarlo, pon rumbo al barrio del Realejo. Entre cuesta y cuesta, paso a paso, aprende sobre el legado judío plasmado en lugares como el Museo Sefardí o la Parroquia de San Cecilio, construida en el siglo XVI sobre el solar de una antigua sinagoga.

Obligada será la visita a la imponente Catedral de Granada, emblema de la época cristiana: mandado levantar en 1492 por los Reyes Católicos, fue el primer templo renacentista construido en nuestro país. Allí podrás visitar la tumba de Isabel y Fernando en la Capilla Real antes de echar mano de una de las completas audioguías para conocer todos los detalles importantes de su historia y edificación.

La Catedral de Granada.Unsplash

La esencia de la época árabe, sin embargo, la palparás al caminar por las calles Elvira y Calderería, donde se concentran la mayoría de teterías de la ciudad donde catar un rico a la menta herencia de los moriscos. O, mucho mejor, al recorrer el laberinto de cármenes —esas casonas amplias, íntimas, con jardín y huerto, que ya en época nazarí se desplegaban frente a la Alhambra— que dan forma al eternamente amado Albaicín: la esencia de lo puro, de lo auténticamente andaluz, la encontrarás aquí.

Albaicín, un barrio con personalidad propia.iStock

Lánzate sin miedo a recorrer sus estrechas callejuelas. Piérdete por las vías más concurridas, pero también por aquellas por las que no pasa nadie: allí donde creas que todo se acaba, aparecerá una plazuela con una pequeña fuente o un banco con vistas ¡a la Alhambra! Balcones floreados, fachadas forradas de cerámica. La belleza está en todas partes.

Siéntate en cualquiera de las tascas que pueblan sus rincones menos sospechados, charla con los granaínos sobre lo mundano y lo divino, muévete al compás del flamenco que los gitanos regalan en el Mirador de San Nicolás, punto de reunión de las multitudes que ansían contemplar, frente a la Alhambra, el que alguien dijo alguna vez que es el atardecer más hermoso del planeta. Aunque si acudes a este mismo lugar a primera hora de la mañana, cuando el turismo aún no se ha apoderado de la plaza, vivirás una experiencia fascinante. Sobre todo, si coincides —¡sorpresa!— con la llamada a la oración de la mezquita vecina. Sentirás que has viajado siglos atrás.

Atardecer desde el mirador de San Nicolás: un espectáculo mágico.Alamy

EL ARTE DEL TAPEO

Recuerda, claro, que estás en Granada, cuna de la tan venerada tapa. Porque en el resto del país nos sigue llamando la atención aquello de que tengan el detalle de proveernos de algo de picar con solo pedir el bebercio. Pero es que Granada no sería la misma sin el arte del tapeo. Así que lánzate a la conquista de tabernas, bares modernos y tradicionales. Averigua por qué bocado es famoso cada uno de ellos. Nosotros te proponemos imperdibles como Los Diamantes II (Plaza Nueva), clásico donde los haya y especializado en pescaíto frito, o Los Manueles (Reyes Católicos, 61).

Casa Curro abrió sus puertas en 1947 y concentra toda la esencia gastronómica granaína, mientras que Bodegas Castañeda, tradicional tasca local, sigue sirviendo su afamada calicasa —mezcla de varios vinos que elaboran ellos mismos a su gusto— para deleite de sus clientes. Para algo más vanguardista, los diferentes restaurantes que La Carmela tiene repartidos por la ciudad son una buena solución. ¿Quieres más? Pues apunta: Taberna La Tana o La Botillería, seguro te gustarán.

Y para elevar aún más la experiencia, ponte en manos del talento de Chechu González en María de la O (Carretera de la Sierra). Querrás probarlo todo.

CURRO, GENIO Y FIGURA

Granada derrocha arte por los cuatro costados o, mejor dicho, por sus cuatro puntos cardinales. Pero si hay un rincón donde este surge de las entrañas de quienes lo habitan de manera espontánea e inesperada, es en el barrio del Sacromonte. Allí, en su casa-cueva que es toda una oda a la vida en este pedacito de universo, te esperará Curro Albaicín para charlar y llevarte de la mano por la historia de los gitanos del Sacromonte.

El Sacromonte es flamenco.Getty

Sus ojos azules derrochan sinceridad y, mientras rememora aquellos años en los que, de niño, el flamenco era mucho más que espectáculos para los turistas, Curro aprovecha y da toda una clase magistral sobre este arte reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Habla de quienes hicieron el flamenco de Granada grande, de todas esas personalidades que por sus cuevas pasaron para admirarles, y de cómo se hizo a sí mismo a lo largo de los años. De repente —maravilla—, recita los versos de algún poema de Lorca. Los vellos de punta, la emoción a flor de piel: esto, también es Granada.

Después, eso sí, acude a algún espectáculo de los de hoy día, por ejemplo, en la Cueva de La Rocío —solo quedan ocho en la actualidad—. Porque el flamenco siempre apetece, y mucho más aquí, en el contexto adecuado. El vino corre, las palmas no cesan, y el disfrute se alarga hasta que uno decida que es tiempo de irse a dormir.

Granada ha dado la bienvenida recientemente al lujos Royal Hideaway Palacio Gran Vía.Manolo Yllera

DORMIR EN UN PEDACITO DE HISTORIA

Aprovechamos la reciente apertura de el que se ha convertido, desde ya, en el hotel de lujo de referencia en la ciudad, para descubrir qué atesora en sus entrañas. Porque qué suerte ha tenido Granada de recibir al Royal Hideaway Palacio Gran Vía —el primer RH urbano, por cierto—, un pequeño alojamiento boutique anclado en plena Gran Vía de Colón, que ha llegado para demostrar que la categoría de cinco estrellas GL no se halla únicamente en lo obvio: los detalles, la atención, incluso la historia, también suman.

Con diseño modernista, el hotel ocupa un antiguo palacio de comienzos del siglo XX.Manolo Yllera

Resulta que el edificio en el que se ubica es ya en sí una obra de arte: un antiguo palacio de comienzos del siglo XX con un delicado diseño modernista ideado por Juan Montserrat Vergués. Un espacio de lo más peculiar porque, además, durante años albergó la Banca Rodríguez Acosta. Y dirás: ¿Un hotel en un banco? Pues sí.

Una curiosidad de la que te percatarás en cuanto atravieses la puerta de entrada, pues en la planta baja es donde se han mantenido la mayor parte de guiños a su pasado: el que fue el despacho del director conserva su esencia gracias a los vetustos artesonados de madera. También las lámparas de la cafetería, restauradas en Sevilla, son las originales. Incluso las vidrieras que iluminan las escaleras centrales, que datan de 1907 y fueron hechas por una familia francesa que también restauró las de la catedral.

Las maderas nobles abundan a cada paso y son también las protagonistas del salón principal, donde te llevarás una grata sorpresa: ahí, junto a cómodos sofás tapizados de terciopelo, quedan expuestas las ventanillas desde las que trabajaban antiguamente los cajeros. Por aquí y por allá, hasta cinco antiguas cajas fuertes rememoran el pasado: alguna de ellas ha logrado ser abierta para descubrir que su interior atesoraba talonarios y cheques antiguos. En el centro, un patio interior absolutamente acristalado es el escenario ideal en el que disfrutar de los desayunos, almuerzos e incluso cenas. Anímate con su menú degustación: jamás imaginaste un mejor lugar para comerte Granada.

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Pero el festival de sensaciones no finaliza aquí: el hotel cuenta con 38 deliciosas habitaciones en las que hasta el último de los detalles está cuidado al milímetro. De hecho, en el momento de hacer check-in te propondrán que elijas entre tres aromas típicamente granaínos, cuál quieres que esté presente en tu habitación. Además, no hay dos habitaciones iguales, lo que les da de absoluta personalidad. Fíjate también en los suelos hidráulicos de los pasillos, todos originales: una verdadera fantasía.

No te pierdas ni su restaurante ni su azotea.Manolo Yllera

¿Para poner la guinda al pastel? Sube hasta su azotea con vistas 360o en la que poder disfrutar de un picoteo, un cóctel, o de lo que se tercie, con la mejor panorámica de Granada frente a ti: tendrás la parte posterior de la fachada de la catedral a solo unos pasos, y allá, en la lejanía, la eterna Alhambra. Más al fondo, la silueta de las cumbres blancas de Sierra Nevada vigila, imponente, sabedora de su infinita belleza.

Y DE COLOFÓN…

Pues, de colofón, la Alhambra, claro. ¿O pensabas que nos íbamos a olvidar? Pero no se nos ocurre mejor manera de despedirnos de Granada que desde su monumento más icónico, bello y universal.

Así que relájate y déjate llevar. Recorre los Palacios Nazaríes admirando sus rincones más emblemáticos: regodéate en el Patio de los Leones, tan único y especial. Cierra los ojos y concéntrate en el sonido del agua que mana de sus fuentes y estanques. Asómate a los miradores repartidos por el monumento y admira Granada desde un punto de vista diferente.

En el interior de la Alhambra.Getty
Torre de las Damas, Alhambra.Getty

Inspira los aromas de los jardines del Generalife, tan cuidados, tan perfectos. Y descubre todo la belleza que tiene para ofrecerte el Palacio de Carlos V. Disfruta, así, de cada centímetro, de cada instante, vivido en el interior de este auténtico tesoro. Eso sí, mejor planifica tu visita con tiempo y adquiere la entrada, ¡se agotan!

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