La Buena Vida

Cómo leer con tu hijo aunque él aún no sepa leer

Tú, padre o madre de un zagal en edad temprana, puedes formar parte de ese proceso que cambiará para siempre la vida de tu pequeño: la entrada al mundo de la lectura. He aquí unos cuantos consejos para enseñar a tu hijo a leer de forma fácil y divertida. Recuerda que,además de los libros, hay otras maneras de que los pequeños den sus primeros pasos en la lectura.

Ser padre, ese maravilloso oficio.

Adrià Cañameras.

Hace un par de años me topé con una viñeta de Flavita Banana que me llamó especialmente la atención y por eso aún hoy la recuerdo con claridad. Tan sencilla como directa, en la imagen se ve a cuatro personas –dos niños y sus madres– sentadas en un banco.

La madre de uno de los niños –ella y él con el móvil en la mano– le hace una pregunta a la madre del otro niño –ella y él con un libro en la mano: "¿Y usted cómo hace para que el suyo lea?".

La alegoría es clara: tú, como madre o padre, tienes que ser el espejo en el que se miren tus hijos. (Apunte al margen: el mensaje de la viñeta se entiende, aunque insiste en demonizar la lectura digital cuando lo cierto es que el niño del móvil podría estar leyendo exactamente lo mismo que lee el chaval que opta por el papel; nadie puede asegurar lo contrario).

En fin, a lo que íbamos: si quieres que tus hijos lean, lee tú con ellos. Durante la niñez y pubertad, tu tarea puede enfocarse en fomentar sus hábitos de lectura.

En edades más tempranas, cuando el niño aún no ha desarrollado sus habilidades lectoescritoras, no basta con ser visto; también debes formar parte de esa maravillosa aventura que es aprender a leer.

"Los cuentos ayudan a soñar. ¿Hay una mejor manera de disfrutar de tu tiempo libre que soñando junto a tu hijo?"

"La lectura no es una habilidad innata. Es una competencia que debemos desarrollar. Para que fructifique este aprendizaje debe existir participación y entrega mutua", nos explica Laura Segovia Pintos, maestra de Audición y Lenguaje, psicopedagoga y experta en Atención temprana con años de experiencia como estimuladora del lenguaje.

"Antes de hablar, los niños ya emiten sus primeros sonidos y realizan conductas preverbales gracias a una correcta estimulación. La lectura es en cambio una habilidad que debe ser aprendida y trabajada. Para lograrlo ha de existir un determinado grado de madurez en el niño; es decir, éste debe haber desarrollado una adecuada conciencia fonológica y tener conciencia ortográfica".

Quizá esto te suene muy técnico, pero lo cierto es que la clave reside en ser paciente. Como cada niño es diferente, no todos llevan el mismo ritmo. Por eso es importante no hacer comparaciones entre las habilidades lectoras de uno y otro.

Es decir, no te inquietes si tu vecina presume de que su hijo ya sabe leer y el tuyo, que es de la quinta del otro chaval, todavía no. Cada uno se desarrolla de una manera, de ahí que no haya un plazo estandarizado. Lo que sí debes hacer es estar presente mientras tu hijo desarrolla sus habilidades; participar de un modo activo durante este proceso de aprendizaje.

Hasta aquí la teoría. Ahora, la práctica

La puerta de entrada más evidente a este mágico mundo que vas a habitar junto a tu hijo durante los primeros años de su vida son los cuentos infantiles.

"Los cuentos ayudan a soñar. ¿Hay una mejor manera de disfrutar de tu tiempo libre que soñando junto a tu hijo? El tiempo que compartes con él con un libro entre las manos es tiempo de calidad", añade Laura, quien actualmente trabaja en el departamento de Comunicación del colegio de Educación Especial Alenta (Madrid).

Laura Segovia es precisamente autora del cuento infantil 'El dedo mágico de Tico', un libro ilustrado que describe cómo un niño adquiere su lenguaje mientras todo su entorno –sus enamorados padres y abuelos– sucumbe al embrujo de sus primeras vocalizaciones y palabras.

'El dedo mágico de Tico', Laura Segovia Pintos (9€)

Torres Editores.

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'El dedo mágico de Tico', Laura Segovia Pintos (9€)

"Parte de la necesidad de producir una estimulación temprana del lenguaje, por eso es un libro que está dirigido a todo tipo de lector. Incluso a aquel que aún no sabe leer: al estar adaptado con pictogramas, 'El dedo mágico de Tico' hace partícipes a los más pequeños en la experiencia de contar un cuento sin haber adquirido el lenguaje oral o accedido a la lectoescritura".

El concepto pictograma (dibujos o signos gráficos que expresan un concepto relacionado materialmente con el objeto al que se refiere) es clave en esta etapa de aprendizaje.

"Los pictogramas ayudan a que los niños también puedan participar en el proceso aunque aún no hayan aprendido leer". Es decir, no te limites a contarle un cuento; haz que tu hijo 'lea' aunque aún no sepa cómo hacerlo. "Si el cuento tiene un diccionario de pictogramas mejor, ya que así asocian dibujo con palabras concretas y no sólo con referencias".

Cómo deben ser los cuentos con los que aprende a leer un niño

Una vez que hayas traspasado la puerta de la literatura infantil, Laura aconseja utilizar cuentos que cumplan con una serie de requisitos. Ella se centra en cuatro puntos que se complementan entre sí:

  1. Elige cuentos circulares en los que las situaciones se repitan y den pie a que los niños puedan anticiparse.

  2. Selecciona cuentos con historias y temáticas que a ellos les gusten especialmente. De este modo mostrarán más interés.

  3. Cuando estén centrados en el curso de la narración, aprovecha también para enseñarles las palabras que más presencia tienen en el texto; de esta manera aprenderán los términos que más se repiten por lectura global.

  4. Realiza juegos de sonidos con algunas de las palabras que aparecen en el texto.

Durante todo este proceso, conviene asimismo utilizar el mismo cuento en varias ocasiones: "Repítelo durante bastantes días. Los libros infantiles no se leen sólo una vez. A los niños les gusta que la historia se repita. Se sienten más cómodos con una historia que ya conocen".

Otras formas de enseñar a leer que no son con cuentos

Aunque cruciales, los cuentos no son la única herramienta de la que disponen los padres para participar en el desarrollo de sus pequeños.

"Hay otros gestos y pequeñas acciones que podemos integrar en nuestras rutinas y que ayudarán a mantenernos presentes en esta etapa de aprendizaje", explica Laura, quien nos enumera otras cuatro actividades sencillas y cotidianas para trabajar en esta línea:

- Etiqueta adecuadamente sus cajas de coches, muñecas, pelotas… Ponle nombre a sus juguetes, vaya. Así integrará estas palabras como imagen y cuando las reconozca en los cuentos sabrá cómo leerlas.

- Aprovecha los paseos para leer carteles con breves indicaciones. También puedes ir con él a la compra y enseñarle los nombres de cada departamento del supermercado. Incluso si hacéis la lista de la compra juntos, también puede ser capaz de identificar determinados productos con su palabra asociada.

- Juega a elaborar listas tanto con los nombres de otros familiares como con el suyo propio. Los nombres de las personas de su entorno suele ser lo primero que un niño quiere y necesita identificar correctamente.

- Al calor del anterior punto, también es interesante crear un bonito álbum familiar con él. Una vez elegidas las fotografías, puedes etiquetar a las personas y los lugares que aparecen en las imágenes. De esta manera, el peque entra en contacto con nombres de personas y lugares y con otras palabras.

Como ves, tienes a tu alcance participar de forma activa en el proceso de aprendizaje a la lectura de tu hijo pequeño. Sólo tienes que elegir un cuento adecuado y leerlo con él (que no leérselo a secas) e integrar algunas actividades de refuerzo a tu día a día. Si cumples, él te lo agradecerá de por vida y tú serás testigo directo de un proceso tan necesario como enriquecedor.

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