Los 4 cambios de mentalidad que debes hacer sí o sí cuando parece que todo va mal

Los primeros cambios que debes hacer cuando todo va mal están en ti mismo.
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Young man arms outstretched by the sea at sunrise enjoying freedom and life, people travel wellbeing conceptKar-Tr

Hay momentos de la vida en que nos sentimos frustrados, estancados, como si no pudiéramos más. Así, sabremos que tenemos hacer ciertos cambios de mentalidad. Nuestra forma de mirar la vida tiene mucho que ver con cómo nos sentimos, con cómo actuamos y, en definitiva, con lo felices (o infelices) que somos.

No se trata de tener que cambiar por completo nuestra forma de ser, nuestra manera de pensar, ni nuestros valores. Simplemente de darles una vuelta y aprender a ver las cosas de otra forma. Muchas veces incluso nuestra manera de actuar debe cambiar antes que la de pensar.

Lo primero que debemos hacer es analizar qué es lo que nos está bloqueando, qué es lo que hace que parezca que todo va mal y que no podemos avanzar en ningún aspecto de nuestra vida.

En ocasiones, el problema está en que pensamos que estamos demasiado lejos de nuestros objetivos y que, por ello, nunca podremos conseguirlos. Nos centramos en la idea de que todo es y será demasiado difícil y de que, por tanto, no tiene sentido esforzarse ni intentarlo.

Aquí nosotros mismos nos estamos poniendo barreras muy difíciles de superar, porque nos convertimos en nuestros peores enemigos. Ni siquiera nos damos a nosotros mismos una oportunidad.

Nuestra falta de saber o de experiencia debe ser la principal fuerza que nos mueva, la motivación que necesitamos para seguir adelante. Debemos asumir que somos principiantes en algo y que eso, al final, no es más que una oportunidad para conseguir ser la mejor versión de nosotros mismos.

Si miramos hacia atrás, seguro que recordamos otros momentos en los que nos sentimos así pero que finalmente logramos superar. Podremos ver cómo, en todo lo que hemos hecho, siempre ha habido una primera vez en la que no sabíamos qué estábamos haciendo. Es el progreso lo que debe importarnos.

El segundo de los cuatro cambios de mentalidad está muy relacionado con el anterior y es el olvidarnos de una vez de la mentalidad del todo o nada, aprendiendo a apreciar las pequeñas cosas. Por ejemplo, si nuestro objetivo es entrenar cada día, no pasa nada si solo podemos entrenar algún día 15 minutos. Con una mentalidad de todo o nada, directamente daríamos por perdida esa sesión, lo que solo hará que nos sintamos peor.

Debemos trabajar siempre, en todos los aspectos de nuestra vida, en la medida que podamos, sin frustrarnos cuando no somos capaces de dar nuestro 100%. Debemos evitar tirar la toalla y centrarnos en que todo lo que hacemos, por poco que sea, nos ayuda a progresar.

Así, cuando algo no va bien, hay otro cambio muy claro que debemos hacer: no centrarnos en todo lo negativo que hay, sino optar por un punto de vista más neutral. No tenemos que fingir una falsa alegría o positividad, sino no dejarnos llevar por nuestros pensamientos negativos, porque cuando nos centramos en eso, todo lo que hagamos nos parecerá una especie de tortura.

Lo último que debemos hacer es optar por una mentalidad de mejora, en lugar de una en la que solo nos importe prevenir las malas situaciones. Por ejemplo, si buscamos un nuevo trabajo, que no sea por el miedo de quedarnos sin nada, sino que esté motivado por nuestra ambición de crecer personal y profesionalmente.

Así, siempre nos mantendremos en movimiento, en lugar de solo vernos dispuestos a hacer cosas cuando notamos que se avecina una tormenta. Al enfocarnos en los beneficios y en todo lo que nos puede aportar algo, es más probable que estemos más comprometidos con cumplir nuestros objetivos o metas.

No se trata de cambiar por completo nuestra personalidad cuanto todo va mal, ni de fingir ser personas que no somos. Consiste en hacer pequeños cambios que nos ayuden a sobrellevar todas las situaciones difíciles y a superarlas en la medida de lo posible.