Han pasado más de dos siglos y medio desde que durante la revolución Francesa se definió que los que se sentaren a la derecha (pro monárquicos) serían de “derecha” y los que se sentaren a la izquierda (a favor de la República) serían de izquierda. Y casi 35 años desde que Francis Fukuyama escribió el famoso “Fin de la historia” al terminarse, el debate de las luchas ideológicas con el derrumbe de la Unión Soviética.
Pero, ¿qué es ser hoy de derecha o de izquierda? Algunos dirían que en economía se podría tipificar a la derecha como a favor del crecimiento económico sin importar la distribución del ingreso. O de izquierda el cuidado de los más marginados a pesar del bajo crecimiento económico.
El debate del cuidado de los recursos naturales y del calentamiento global pareciere tener pocos adeptos en la derecha extrema al desechar este último como un cuento chino; pero en otros grupos se cuecen habas de manera diferente: ¿por qué debe ser de izquierda buscar el “Neto Positivo” en CO₂ cuando hay miles de empresas a nivel global, liberados en varios momentos por “los Larry Fink” (Presidente de Black Rock), el movimiento del Capitalismo Consciente, el Global Compact de GSE o el Sistema B?
Ya muchos países están empezando a legislar para que sus bancos apoyen toda la legislación GSE, y empiecen a tener reducciones en sus emisiones de carbono e impacto social en sus comunidades. Es claro que todos los países tienen que preparar su infraestructura para el impacto del cambio climático a riesgo de no querer incurrir en las mucho mayores pérdidas que implicaría no efectuar esas enormes inversiones.
La seguridad ciudadana es otro debate en que ser de izquierda o derecha no parece tener mucho sentido dudar si se adopta: obvio, el bukelismo y sus métodos, muy admirados por la extrema derecha, entran en conflicto con elementos básicos de derechos humanos. Pero en las social democracias el orden y la búsqueda de la tranquilidad de sus ciudadanos no parece tener tal lugar en el espectro ideológico. La del nivel de violencia y el atraco callejero, como sucede hoy en Colombia no puede ser un monopolio de la derecha; menos aún cuando las ramificaciones de la extinta guerrilla atacan y asesinan a indígenas paupérrimos en las comunidades del Cauca; debería ser al revés!!
En este debate queda por plantear el nuevo rol del centro -sobre todo después de la debacle interna del 2022: ¿no es la disminución de la pobreza una bandera que concuerda con sus formas de pensar, o el crecimiento económico que está comprobado es un método muy eficaz para sacar de la línea de pobreza a millones de personas? ¿O es la protección de la Amazonía, o de nuestros ríos, montañas, parques naturales?
Es el momento de repensar el rol y la “ideología” con que el centro en Colombia aparezca defendiendo sólida y consistente un ideario que promueva los cambios profundos que requiere Colombia para ser un país muy bien educado desde su sistema público, sin hambre, con una campo sin pobreza y un país desarrollado en lo económico, y sólido en sus políticas de seguridad y medio ambientales, por ilustrar las que caben en el límite de esta nota.
CARLOS ENRIQUE CAVELIER
carlosenriquecavelier@gmail.com
