La Universidad Nacional de Colombia (UNAL), uno de los centros educativos más prestigiosos del país, atraviesa una profunda crisis de gobernabilidad que amenaza con desestabilizar su funcionamiento y afectar la calidad de la educación y la investigación que ofrece. Más grave aún es que el rector recién nombrado Leopoldo Múnera quiere seguir echando globos sobre el poder constituyente más que proponer una hoja de ruta cierta y consensuada para levantar el paro y retomar pronto la normalidad académica.
La UNAL está enfrentando altas tensiones internas y afectación de su autonomía universitaria, situación que nunca se había vivido, derivadas de la falta de consenso y de incumplir los propios mecanismos acordados para la elección del rector. Si definieron una metodología y la aplicaron deben respetarse los resultados. Es claro que la votación entre los estudiantes no es vinculante, es un aspecto que cuenta en el proceso. Más grave aún fue la posición de la Ministra de Educación que le echó más leña al fuego y creó una crisis superior.
Fuera de las profundas dificultades institucionales que afronta está en riesgo de que las demandas instauradas le signifiquen a la UNAL pagar cuantiosos recursos por la cadena de errores cometidos. Las confrontaciones a ese nivel solo llevan a debilitar el patrimonio científico que es un referente internacional, a crear desconfianza y ha polarizar la comunidad universitaria. Otro factor crítico es el financiamiento estatal que ha afectado su capacidad para mantener y mejorar la infraestructura que muestra franco deterioro en la sede de Bogotá y para garantizar una presencia de alta calidad académica en las distintas sedes en todo el país.
De no resolverse pronto la crisis de gobernabilidad en la UNAL y la precariedad de los recursos de inversión va a generar un impacto negativo en la calidad de la educación impartida. La motivación y el rendimiento académico se ven afectados, y la reputación de la universidad puede verse comprometida.
Ojalá el Consejo Superior Universitario emprenda directrices urgentes orientadas a recuperar la normalidad académica y Leopoldo Múnera aterrice pronto de los globos en que se elevó. El paro actual está afectando seriamente a miles de estudiantes en todo el país. Para solucionar de fondo esta prolongada crisis es esencial llevar a cabo una reforma de los mecanismos de gobernanza de la UNAL.
Esto implica diseñar instrumentos de participación más transparentes que aseguren la representación de todos los sectores de la comunidad universitaria y se fortalezca la autonomía universitaria que potencien la capacidad de generar conocimiento y una formación de alta calidad acorde con los estándares internacionales. La crisis de gobernabilidad en la UNAL requiere soluciones integrales y colaborativas. Es urgente que la comunidad universitaria y el gobierno trabajen juntos y sin mezquindades para restaurar la estabilidad, garantizar la calidad educativa y fortalecer la autonomía de esta institución vital para el desarrollo del país.
JESÚS ANTONIO VARGAS OROZCO
Consultor empresarial y financiero/ jesusvargas.orozco@gmail.com
