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Miles de kilos de pólvora volverán a ser embarcadas en las plataformas flotantes. TA
El Castell de l'Olla refuerza y mejora las plataformas desde las que disparará tonelada y media de pólvora

El Castell de l'Olla refuerza y mejora las plataformas desde las que disparará tonelada y media de pólvora

Los propios cofrades han sido los 'artesanos' que se han encargado de los trabajos de mantenimiento y mejora | Las plataformas fueron diseñadas hace 20 años por ingenieros de la Universidad Politécnica de València

Nicolás Van Looy/TA

Benidorm

Miércoles, 2 de agosto 2023, 19:30

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Cualquiera que haya acudido alguna vez en su vida a ver y, sobre todo, sentir en vivo una mascletà en la alicantina plaza de Luceros o en la valenciana plaza del Ayuntamiento, guardará para siempre esa inexplicable sensación que los fogonazos de luz, los impactos sonoros y el inconfundible olor a pólvora quemada dejan en el alma y en el cuerpo tras un espectáculo tan multitudinario como íntimo ya que, como cualquier otra expresión artística, acompañado de miles de almas, cada cual lo vive de una forma muy personal.

Cualquiera que haya vivido ese momento y haya sentido, por lo tanto, temblar la tierra bajos sus pies cuando, ya cerca del final del espectáculo, el pirotécnico busca elevar el ritmo cardiaco de la muchedumbre con los imprescindibles 'terratremols', se puede hacer una idea de la enorme energía que liberan los centenares, cuando no miles, de kilos que, siguiendo una coreografía estudiada al milímetro, explotan a tan escasos metros que, como cuando se contempla la inmensidad del cosmos, le hacen a uno sentirse infinitamente pequeño.

Esa sensación, la de sentir que la Tierra misma se abre bajo los pies, es lo único que no se puede sentir en el Castell de l'Olla, el mayor espectáculo piroacuático del Mediterráneo que tendrá lugar en Altea el próximo día 12 de agosto.

Allí, los más de 1.500 kilos que dispondrá por vez primera la pirotecnia Vulcano, se lanzarán desde cinco enormes plataformas que cada año son fondeadas por los propios cofrades a 250 metros de la costa, y que, por lo tanto, se llevan toda la furia de la pólvora que, pocos segundos después, estalla en la bóveda celeste convertida en una orgía de luces y formas tan inexplicable como las sonoras mascletaes.

Manos expertas

Si el disparo del Castell de l'Olla es un espectáculo que hay que ver, al menos, una vez en la vida; no lo es menos el aparentemente caótico ballet que las expertas manos de buzos, patrones, pirotécnicos y gruistas llevan a cabo cada año para colocar las cinco plataformas y tres pantalanes (estos, colocados a 100 metros de la orilla) soportando la tonelada y media de material explosivo.

Es en esos momentos, viendo evolucionar con tanta destreza a esos hombres, cuando es fácil encontrar en ellos el poso que en su sangre y sus almas han dejado generaciones de familias marineras, que miraban al Mediterráneo con el profundísimo respeto de quien sabe que ese mar eterno era, a la vez, el que les daba y les quitaba la vida. Y que sólo su absurdo capricho decidía si esa noche iba a tocar cara o cruz.

En la actualidad, la mayoría de los cofrades del Castell de l'Olla ya no viven (directamente) del mar, pero cuando manejan las lanchas que remolcan las plataformas, cuando tiran de los cabos que las anclan al fondo marino, cuando pelean contra la siempre traicionera ola que se empeña en desplazar el escenario del espectáculo o cuando, al fin, dan cuenta del merecido almuerzo en la orilla contemplando su obra; las arrugas de sus caras y las heridas de sus manos siguen rezumando salitre y sudor.

Esos mismos hombres son los que durante los últimos meses han procedido a la mayor operación de reparación y mantenimiento que se ha realizado en la ya larga historia de servicio de esas plataformas, construidas hace 20 años siguiendo el diseño de los ingeniaros de la Universidad Politécnica de València.

José Salvador Alvado, el 'Estudiant'; Antonio Llinares 'Sariero', José Llopis 'Garrot' y Vicente Cantó han sido los encargados en esta ocasión de llevar a cabo esta profunda y complicada operación de mantenimiento para asegurarse de que las enormes plataformas puedan seguir soportando miles de explosiones durante varias décadas más.

El presidente de la Cofradía del Castell de l'Olla, José Pérea Gorgoll 'Picarraco', explicaba que en esta ocasión, «el mantenimiento ha consistido en sustituir el fondo corroído en el bajo suelo, colocar nuevo respiraderos para evacuar el agua de condensación durante la hibernación, colocar grifos de vaciado, un nuevo acceso al interior, y renovar este según criterios del pirotécnico tanto para el montaje como para mejorar el disparo».

El máximo responsable del mayor espectáculo piroacuático del litoral mediterráneo subrayaba que «hace 20 años profesionalizamos el Castell de l'Olla, cuando ideamos junto a los ingenieros de la Universidad Politécnica de València unas innovadoras plataformas flotantes. Esto fue un hito en la pirotecnia mundial, que ha permitido mejorar el diseño del castillo. A posteriori hemos sido copiados en otros castillos de países ribereños del Mediterráneo y ahora hemos hecho unas mejoras muy importantes para adecuar los lanzamientos de material pirotécnico y ello ha sido gracias a un trabajo pormenorizado de los nuevos cofrades, de la nueva savia».

Importante inversión

'Picarraco', que cuenta ya las horas para el disparo de una nueva edición del Castell de l'Olla y que no puede esconder los nervios ante ese evento, explicaba, además, que la inversión realizada este año en esa labor de mantenimiento de los pantalanes ha sido de 20.000 euros.

«Hablamos de cinco plataformas dobles de ocho por cinco metros que ocupan, por lo tanto, una superficie de 40 metros cuadrados y pesan 8.500 kilos en vacío cada una», asevera José Pérez Gorgoll.

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