La historia no contada de la última emperatriz de Irán

En el próximo año, la vida de Farah Diba, la última emperatriz de Irán, será revelada a través de dos documentales que prometen captar la esencia de su trágica existencia. Desde su ascenso al trono hasta su exilio forzado, su vida está llena de detalles jugosos y momentos históricos que tienen todos los ingredientes para un perfecto guion cinematográfico. Ha sido ella misma quien ha compartido con entusiasmo su colaboración con estos proyectos en una entrevista con el portal Deadline en el que ha destacado su deseo de que se cuente la historia de Irán y su rica cultura a través de su propia experiencia. «Quiero mostrar qué es Irán y quiénes son los iraníes», explica.

En este sentido, espera que ambas iniciativas despierten el interés por su país y por su civilización en el resto del mundo al tiempo que quiere poner en valor la figura de su marido, Sha Mohamed Reza Pahlavi, fallecido en el exilio en Egipto en 1980.

Se trata de dos proyectos que buscan explorar su vida desde una perspectiva íntima y profunda. Uno de los documentales, ya en producción en Washington, se espera que termine a finales de este año o principios del que viene. El otro, todavía sin título y sin los actores elegidos, es un guion basado en su vida que mostrará una versión dramatizada de su historia. Con ellos quiere que la gente «vea qué clase de ser humano era» Sha. «Amaba a su país, a su gente. En comparación con lo que éramos durante su período, cuando se desarrolló Irán en todos los aspectos; para las mujeres, los jóvenes y los pueblos en lo que llamamos la Revolución Blanca», dice.

Farah Diba jugó un papel crucial en la modernización de Irán a través de la Revolución Blanca, una serie de reformas que incluyeron el sufragio femenino y la abolición del feudalismo. Sin embargo, estos logros se vieron empañados por la creciente desigualdad y la corrupción que condujeron a la caída del Sha y a su salida del país para siempre.

La historia de amor de Farah Diba y el Sha comenzó en París, donde ella estudiaba arquitectura, gracias a una serie de encuentros orquestados por el entonces yerno del Sha, Ardeshir Zahedi, que terminaron en matrimonio el 21 de diciembre de 1959. Desde entonces, Farah se convirtió en una figura pública y en un ícono cultural y social.

Para la historia quedó la imagen la auto coronación de Mohammad Reza Pahleví como Shahanshah en octubre de 1967. Un evento que supuso un hito al nombrar a su tercera esposa, Farah Diba, como Shahbanou, es decir, como única emperatriz en los 2.500 años de historia del imperio persa. Un título que no consiguieron anteriores esposas del Sha, como Soraya Esfandiari y Fawzia de Egipto. Desde su matrimonio, Farah se convirtió en un ícono de belleza, a la altura de figuras como Jackie Kennedy. Su coronación como emperatriz y su activa participación en eventos culturales la consolidaron como elemento imprescindible en la historia moderna de Irán.

Sin embargo, tras la Revolución Islámica de 1979, liderada por el ayatolá Jomeini, Farah y el Sha salieron Irán y se establecieron en otros países, desde Egipto hasta EE UU, buscando refugio y tratamiento para la enfermedad del Sha que murió en 1980 en Egipto. Pero este no fue el único golpe que tuvo que afrontar la última emperatriz de Irán que tuvo que ver cómo dos de sus hijos se quitaron la vida al no soportar el peso del exilio.

Actualmente, Farah Diba reside entre París y Washington D. C., cerca de su hijo mayor y de sus nietos. Sigue siendo querida en las monarquías de todo el mundo, especialmente por los Borbones, a quienes considera familia, y mantiene su imagen como símbolo de resistencia y de amor por su patria, lo que quiere dejar plasmado en estos dos proyectos.