Alice Campello, mujer de Álvaro Morata, sufre un robo en su casa de Cerdeña cuando estaba con sus hijos

Marta Palacios

Valencia

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Domingo, 7 de julio 2024, 00:52

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Gran susto el que se ha llevado Alice Campello mientras estaba disfrutando de sus vacaciones en Cerdeña. La influencer, empresaria y mujer de Álvaro Morata, que se encuentra descansando con sus hijos mientras el futbolista está concentrado con la selección con motivo de la Eurocopa, ha vivido un desagradable suceso que ella misma ha desvelado a través de sus redes sociales.

Ha sido concretamente a través de una historia de su cuenta de Instagram donde ha desvelado a sus más de 3,4 millones de seguidores que su familia ha sido víctima de un robo en su mansión de Porto Cervo. La italiana ha contado que los asaltantes se han robado «todo» lo que se habían llevado estos días para disfrutar de las vacaciones en la tierra natal de la pareja del futbolista, pero también ha querido tranquilizar a todos añadiendo que están bien y que no han sufrido ningún daño físico.

«Ayer [en referencia al pasado martes, 2 de julio] nos robaron todo lo que habíamos traído de vacaciones, prefiero decirlo antes de que se sepa. Estamos bien», ha arrancado diciendo la joven para desvelar a continuación que debido al desagradable susto la familia se ha visto obligada a blindarse «por miedo» a que vuelvan a ser víctimas de otro robo en el futuro. «Ahora tenemos gente que está con nosotros las 24 horas y todos estamos más tranquilos. Un abrazo», ha terminado.

No es la primera vez que Campello y Morata sufren un robo. En 2019 dos ladrones entraron a robar armados y encapuchados en su casa familiar de La Moraleja, Madrid, estando ella y sus hijos Alessandro y Leonardo en su interior. En aquella ocasión y tras el asalto, Alice contó: «Todavía estoy molesta y creo que tendré miedo por mucho tiempo. Creo que esta es una de esas cosas que no olvidas fácilmente. Esta es una de esas cosas que te hace darte cuenta de cuánto vale el amor y la vida. Saber que tienes a tus hijos en casa y pensar que pueden tocarlos o hacerles algo es realmente un sentimiento inexplicable. Afortunadamente, estamos bien. Podría haber sido mucho peor», confesó.