Repellent Boy's Reviews > La gula

Rika Machida trabaja en la redacción de una revista semanal. Pese a ser la única mujer, y enfrentarse diariamente a lo que conlleva serlo en un entorno machista donde todos son hombres, Rika ha conseguido ganarse el reconocimiento de todos al obtener siempre grandes exclusivas. Un día se propone conseguir la entrevista que nadie ha logrado hasta la fecha, la de la enigmática Manako Kajii. Condenada a cadena perpetua por seducir y asesinar a tres hombres para luego quedarse con su dinero, Manako se niega a hablar con nadie que no sea su abogado. Sin embargo, Rika consigue despertar curiosidad en ella a través de la gran afición de la reclusa: la cocina. La historia girará en torno a los continuos encuentros entre estas dos mujeres.

Creo que lo primero que choca al empezar a leer “La gula”(o “Mantequilla”, que es su nombre original), es que no es un thriller al uso. De hecho, pese a que tiene ciertos elementos de suspense, yo no lo catalogaría como tal. Por eso, ante todo, animo a los que no lean thriller, a que lean esta obra, porque es espectacular y no se van a encontrar una novela de suspense, y a los que estén esperando encontrar un thriller vertiginoso, que aquí no lo van a encontrar. Eso sí, van a encontrar más, mucho más.

Mientras leía “La gula” tenía la sensación de que es ese tipo de historias de las que siempre se puede seguir rascando, sobre la que siempre se puede reflexionar un poquito más, y que el momento en que las leas, las veces que lo hagas o como sea la persona que lo hace, puede despertar muy diferentes sensaciones y pensamientos. Asako Yuzuki nos hace una radiografía del Japón moderno, una crítica constante a todas sus normas de conducta no escritas, muy arraigadas en la sociedad, y que se extienden continuamente entre sus miembros. A través de sus personajes, la autora nos muestra como todas estas actuaciones limitan (¡oh, sorpresa!) especialmente la vida de las mujeres.

Hay una crítica brutal a como las personas reciben el aspecto físico de los demás, y como sacan conclusiones respecto a la personalidad y forma de ser de los demás en función de su imagen. Uno de los principales temas que trata la novela es el peso, y como solo estar delgada (o muy delgada) es lo aceptado socialmente para la mujer. Tanto es así, que Manako despierta mucha curiosidad en la sociedad, y no tanto por sus crímenes, si no porque la gente se cuestiona como fue posible que sedujera a hombres estando gorda. El hecho de engordar para una mujer puede hacerle perder ese leve estatus, que por otra parte, tanto le cuesta ganar.

Nuestra protagonista desarrolla una especie de obsesión por Manako Kajii y esto lleva a Rika a emular todos los platos que la supuesta criminal elaboraba y compartía luego en su blog. Conforme va gananado peso, Rika empieza a sufrir una increíble cantidad de agresiones verbales, hasta tal punto que al defenderse de su propia pareja que le reclama que haya engordado, expresándole que él también lo ha hecho, este contesta “no es lo mismo un gordo que una gorda”. Parece algo absurdo, nimio, pero es la mejor prueba de como funciona la sociedad, cualquier sociedad, no solo la nipona.

Y todo esto lleva al otro “gran” tema de la historia, la comida. Nunca me pasó que un libro me despertara tantas ganas de comer, e incluso siendo vegetariano, cualquier plato, fuera o no vegetariano, despertaba en mí un apetito intenso y el deseo de copiar todas esas recetas. Las protagonistas se relacionan a través de la comida, y estas escenas son narradas con tal nivel de erotismo, que a veces parecía que estuvieras presenciando una escena de sexo y no que la protagonista se estuviera comiendo un tazón de arroz con mantequilla y soja. Nunca me había flipado tanto leer sobre recetas. Simplemente increíble.

Uno de los personajes más interesantes de la historia es la amiga de Rika, Reiko, una mujer que acaba de dejar su trabajo para dedicarse a ser ama de casa, con el objetivo de tener un hijo. Creo que a través de ella vemos otra de las grandes presiones que sufre la mujer, el deber de tener hijos como única manera de estar completa, renunciando al trabajo por ese deber superior. Creo que Reiko, pese a verse sometida a esta presión, se aleja bastante del canon tan estrecho al que se ven sometidas las mujeres en el país. Realmente todos los personajes femeninos de "La gula" escapan como pueden de ese patrón y eso hace que la historia sea muy rica en contrastes y contradicciones en la forma de pensar de los propios personajes. A veces, un mismo personaje podía decir algún comentario con tintes claramente feministas y luego tener otro bastante anticuado. Y esto refuerza esa sensación de un canon tan imposible de alcanzar, que por mucho que hagas, siempre serás criticada. Ya sea por gorda, por vieja, por no tener hijos, por ser muy simpática, por no serlo lo suficiente, siempre hay una ridícula vara de medir para juzgar y coartar la libertad de las mujeres.

Una cosa que me gusta del libro es que no tiene que se redundante en su mensaje para que entiendas de lo que habla, simplemente te va mostrando la sociedad a través de sus personajes, las situaciones que estos sufren y las reflexiones a las que llegan. No cierra herméticamente los temas que trata, y da pie a otras interpretaciones sobre lo que sucede. Por ejemplo, aunque nunca se deja claro, da la impresión de que la novela habla a ratos de ser lesbiana, en un país y en un contexto, donde el machismo al que las mujeres son sometidas por los hombres y, lamentablemente, por otras mujeres, ni siquiera permite que la opción de simplemente poder serlo exista. Ese pensamiento no pasa siquiera por sus cabezas adoctrinadas para ser la perfecta ama de casa que cuida y atiende a su marido.

Y esto me lleva a otro tema que la novela expresa muy bien, y que hace que me lleven los demonios: la infantilización del hombre. Estos no buscan a una mujer, buscan a una madre, que les cuide, les haga la casa y la comida, y un masajito después de trabajar, como si un hombre sin una mujer a su lado, no puediera sobrevivir y cayera en desgracia. Esta novela explora como la sociedad culpa a la mujer por el fracaso o el descuido del hombre sobre sí mismo, y la criminaliza por no seguir aguantándolo, haga este lo que le haga, porque al abandonarlo él solo no podrá salir adelante. Esto es una cosa que pasa en Japón, pero también en el resto del mundo. En mayor o menor medida, todos hemos visto esto en nuestra propia casa.

En fin, que este libro da para debatir catorce vidas, me dejo muchas cosas por mencionar, pero tampoco quiero desvelarlo todo. Es una historia lenta, centrada en sus personajes y sobre como se relacionan entre ellos en una sociedad donde la norma es ocultar las emociones. Y por supuesto, es un libro que hay que leer con los cinco sentidos, absorbiendo todos sus matices, sus sabores y sus olores. Ojalá podamos conseguir más obras de Asako Yuzuki, porque está es un enorme y rotundo sí.