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Riesgo, envidias y fama: la historia nunca contada de Julen Madina, el corredor m�s popular de San Ferm�n

El libro Julen, de Emmanuel de Marichalar, recoge las vivencias de quien fuera el corredor m�s popular de los sanfermines, que arrancan este 6 de julio con el Chupinazo en Pamplona

Julen Madina encierro San Ferm�n.
Julen Madina, muy cerca de las astas en un encierro muy violento.COLECCI�N DE JULEN MADINA
Actualizado

Esta historia nunca debi� ser contada. Y su protagonista, Julen, jam�s debi� ser conocido m�s que por un c�rculo reducido en una peque�a ciudad del norte de Espa�a.

Es la historia de un adolescente que con 16 a�os se acerc� durante un veraneo con su hermano mayor a los sanfermines, a conocer el ambiente en la calle, y decidi� convertir los encierros en el aut�ntico leit motiv de su vida, y as� fue durante m�s de cuatro d�cadas. Ese joven guipuzcoano pronto se hizo un hueco con las calles de Pamplona, despu�s se gan� un respeto entre los corredores locales y finalmente adquiri� un nombre en la d�cada de los 70, en unas fiestas en blanco y negro. Llamaban la atenci�n su fortaleza f�sica y la capacidad para acomodarse entre los pitones durante decenas de metros, cien, doscientos. Pero...

En 1982, TVE emiti� por primera vez un encierro en directo. Las audiencias mastod�nticas de la televisi�n p�blica supusieron una proyecci�n para la fiesta mayor a�n que la obra de Hemingway. Los corredores perdieron el anonimato, sobre todo los m�s arriesgados, y Julen Madina pas� a ser conocido como El Calvo de San Ferm�n. Los mozos m�s expertos, los Divinos, y todos los admiraban... y unos cuantos comenzaron a detestarlos. Llegaron las cr�ticas, la presi�n medi�tica en una actividad de riesgo que hasta entonces era puro divertimento, un reto personal, e incluso los insultos y agresiones en plena carrera, que le costaron lesiones graves.

Toda esta historia, que nunca se pens� que tuviera repercusi�n, es la que comenz� a contar su protagonista en un esbozo de memorias tras su retirada definitiva en 2013, en las que narrar�a, a su pesar, c�mo vive y siente los encierros uno de sus protagonistas. Pero un accidente mortal cuando practicaba surf en la playa de Zurriola en agosto de 2016 trunc� en seco el proyecto.

Lo explica Emmanuel de Marichalar, aficionado franc�s, amigo y socio de Julen Madina, con quien inici� lo que iba a ser un libro escrito a cuatro manos y que ha plasmado en Julen, editado por Amigos de Julen Madina. El corredor s�lo pudo narrar de su pu�o y letra sus inicios, su asentamiento y los albores de la d�cada de los 80, cuando la llegada de la televisi�n dio un vuelco radical a las carreras, o al menos a la actitud de buena parte de los mozos, atra�dos por ese segundo de fama ralentizada y repetida que ofrec�an las c�maras.

Julen Madina en San Ferm�n.
Julen Madina tira de un toro del Conde de la Corte en 1981.COLECCI�N DE JULEN MADINA

La cuesti�n era c�mo continuar un libro sobre Julen Madina sin su participaci�n. De Marichalar cuenta que fue sencillo: se sirvi� de sus horas de conversaciones con el corredor y tambi�n solicit� la participaci�n de su familia, especialmente su hermano Xabi, con quien corri� codo con codo varios a�os, y de sus amigos. "Muchos se han ofrecido sin problema. Eso habla de las amistades tan fuertes que ten�a".

Lo primero que llama la atenci�n del relato que el propio Julen Madina hace de su experiencia ante los toros es la facilidad y tranquilidad con que se pon�a ante (y entre) las astas: "S� que ten�a un miedo real a la amenaza de un animal, pero no era demasiado profundo", dice. Y a�ade: "El otro miedo, el psicol�gico, no lo sent�a, no ten�a ninguna presi�n". Habla de los a�os 70, en los que el guipuzcoano se visti� de blanco y rojo, como un pamplon�s m�s (una foto suya incluso ilustr� un anuncio de chorizo Pamplonica), participaba en las actividades de las pe�as, almorzaba en Casa Paco y acud�a a la plaza de toros, donde se confirmaba que sin corrida no hay encierro. Estaba arropado y tutelado por el corredor navarro m�s importante de la �poca, Tito Murillo, y se sent�a uno m�s junto al pamplon�s Jokin Zuasti, compa�ero inseparable.

Pero esa despreocupaci�n de la juventud poco a poco dio paso a una presi�n que va mucho m�s all� del miedo a ser arrollado por un morlaco de 600 kilos, a sentir el pit�n desgarrando sus carnes... o ver la muerte ante sus ojos, como sucedi� con otros j�venes por tapones y cornadas en los 70.

"La presi�n medi�tica empezaba a ser muy fuerte y comenc� a tener un desgaste importante en la lucha por controlar el estr�s", explica.

La popularidad de los 80, incluso la fama, trajeron reportajes en peri�dicos, entrevistas y an�lisis de sus carreras. "Ya nada volver�a a ser igual", recuerda. Palmadas en el hombro y la admiraci�n de la mayor�a, incluidos corredores... Pero tambi�n cr�ticas y envidias muy insanas. Lo que el autor del libro llama "los tiempos del miedo". Primero llegaron panfletos con injurias en los que utilizaban un montaje fotogr�fico para acusar directamente a Madina de provocar la cogida mortal del estadounidense Matthew Peter Tasio en 1995 (cuando realmente ni estaba en ese tramo del encierro) y acababan con un contundente "��Garrote para el de Hernani!!".

Julen Madina denunci� una cogida que le provoc� otro mozo al tirarle al suelo cuando estaba ante las astas: "El corredor me tapaba conscientemente la salida (...) y el toro me tir� al suelo. Resultado, hundimiento de la caja tor�cica y varias costillas rotas". Y el autor del libro incluso entrevista a otra persona que admite que lo empuj� conscientemente.

Son sus compa�eros de carreras los que defienden la forma de correr de Madina, como Teo L�zaro, corredor y comunicador: "El que ha corrido desde los 90 o 2000 sabe de la violencia de esta carrera, pero decir que ese corredor empujase m�s que otros es faltar a la verdad, me da pena que haya gente que se deje llevar por las opiniones del resto". Ellos mismos, los Divinos, se defend�an en un reportaje titulado "No somos la mafia del encierro".

Estos episodios ocurrieron en 1996, tras la publicaci�n y distribuci�n de los panfletos en su contra. A esa presi�n medi�tica y animadversi�n de algunos sectores se sum� el l�gico declive f�sico (las piernas ya no daban para carreras muy prolongadas) y un suceso que conmocion� a todos los espectadores el 12 de julio de 2004: un toro suelto de jandilla, de los que llevaban rock and roll, como a �l le gustaba decir, le propin� cinco cornadas en el callej�n de acceso a la plaza. "Me qued� muy triste con la alegr�a de parte del p�blico y mozos" tras conocer el percance, rememora el propio Teo L�zaro.

Julen Madina con un miura en San Ferm�n.
Apurad�sima entrada en la plaza con un toro de Miura.COLECCI�N DE JULEN MADINA

Lo que todo el mundillo taurino vio como el detonante que anunciaba el fin de su carrera, como reconoce su hermano Xabi, tras 30 a�os corriendo, no fue m�s que un acicate para Madina. Se colg� un aro m�s en su oreja izquierda (uno cada vez que salv� de una forma u otra su vida) e hizo honor a una frase que ya hab�a pronunciado antes: "No me quitar�n ni la gente ni un toro, me ir� yo".

Y volvi� a correr. Y volvi� a ser el Calvo de San Ferm�n, con su estilo peculiar y su gusto por los toros sueltos, los que m�s peligro llevan a las calles de Pamplona. Hizo un amago de retirada en 2010 tras el nacimiento de su hija Aisha, pero volvi� a correr y en 2013 entr� en la plaza por �ltima vez delante de dos toros de Torrestrella. Ten�a 59 a�os.

Desde entonces, mat� el gusanillo en encierros de otros pueblos navarros, donde la exigencia era mucho menor. Se dedic� a su profesi�n, las artes marciales (era sexto dan de judo y quinto de jiu jitsu), que tanto le sirvieron para alcanzar ese estado zen en momentos de apuro. Tuvo presencia en medios (particip� en El Conquistador de la ETB) e inici� el proyecto Team Building Encierro para trasladar en charlas esa mentalidad y concentraci�n que lo hab�an llevado a ser un maestro del temple y de la calma justo en el momento en que el instinto dice que es hora de correr como alma que lleva el diablo.

Hasta que lleg� una ola un d�a a finales de agosto de 2016 y acab� con todo. Ya no hubo espacio para un arete m�s en su oreja izquierda.

Julen

Autor: Emmanuel de Marichalar. Distribuci�n: www.amigosdejulenmadina.com