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Del Gran Premio Excelsior a la Itzulia: cien años de la gran carrera vasca de ciclismo

Centenario de la Itzulia

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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El 1 de abril de 1924, en los quioscos de Bilbao se estrenaba un nuevo periódico deportivo llamado 'Excelsior'. Nadie celebrará este lunes el centenario del primer diario deportivo de España, que llegó a tirar 20.000 ejemplares y desapareció en 1931, pero el 1 de abril de 2024 parte de Irún, con un pelotón lleno estrellas, la sexagésima tercera edición de la carrera ciclista ahora llamada Itzulia. La prueba, conocida durante mucho tiempo como Vuelta al País Vasco, nació en agosto de 1924 bajo el nombre de Gran Premio Excelsior ya que fue la gran promoción de lanzamiento de aquella nueva cabecera. En un origen, se disputó en agosto durante unos pocos años y también hubo una edición en la II República que no tuvo continuidad por la Guerra Civil. En 1969, ya avanzada la dictadura, regresó fusionada con la Bicicleta Eibarresa, nacida en 1952, y se colocó en abril en el calendario internacional. Ambas pruebas siguieron caminos separados (la primera como Bicicleta Vasca o Euskal Bizikleta) hasta que se volvieron a unir en 2009, lo que explica el final tradicional en Eibar de cada año.

“El diario bilbaíno 'Excelsior' organiza para los días 7, 8, 9 y 10 de agosto próximo una interesante prueba ciclista a través del País Vasco, con el fin de fomentar no solamente este 'sport' sino también el turismo. La carrera se disputará en las tres etapas siguientes: Bilbao-Vitoria-Pamplona; Pamplona-Bayona-San Sebastián; San Sebastián-Guernica-Bilbao”, se podía leer en una reseña publicada en la prensa generalista de la época, en la que se anunciaban “10.000 pesetas en premios”. El periódico de Vitoria 'Heraldo Alavés' añadía: “Este importante periódico deportivo de Bilbao, movido por entusiasmo e inspirado en los múltiples anhelos de toda la juventud deportista, ha organizado con original acierto una gran prueba ciclista, 'vuelta vasca pasando por tierra francesa', y pide a todos los aficionados al deporte colaboren cuanto puedan en la magna carrera que ha de constituir la mayor fiesta deportiva que se ha conocido hasta la fecha”.

Ricardo de Irezabal y Joaquín Miquelarena estaban detrás de 'Excelsior', del que quedan poquísimos ejemplares en las hemerotecas. En 1931 le sucedió una cabecera llamada 'Excelsius' y en 1937 la Guerra Civil acabó con el proyecto. Aquel 1924, la primera carrera ciclista vasca se ubicó al término del Tour de Francia, que ya por entonces se corría en julio, y cuatro días después de un Campeonato de España de 100 kilómetros con recorrido de Bilbao a Elorrio y vuelta. “Para cuatro días después del campeonato, o sea, para el siete de agosto, se anuncia esta internacional prueba en la que el colega vizcaíno -escribía un diario de Cantabria- ha puesto toda su atención y enorme entusiasmo al objeto de dotar al Norte de una prueba de gran fondo. Después de San Sebastián-Madrid y Madrid-Santander, que han sido las de mayor renombre, en todo el litoral cantábrico, llega ahora la vuelta al País Vasco, de cuyo éxito no podemos dudar un solo instante si tenemos en cuenta el auge que parece haber tomado el ciclismo en España después de corrida la mundial 'Tour de France', de la que victoriosos regresan dos bravos españoles, Jaime Janer y Victoriano Otero. En fin, la primera vuelta al País Vasco promete ser toda una manifestación nacional de ases hispanos frente a los famosos colosos del pedal francés”.

Un ejemplar de 'Excelsior' de 1927, es decir, de la cuarta edición de la carrera, recoge algunas pistas de cómo era la organización. Los ciclistas debían escribir por carta una solicitud y dejar de fianza 10 pesetas que luego podían recuperar si competían efectivamente. El periódico recordaba a los participantes con un mensaje titulado '¡Hace falta pasaporte!' que la prueba cruzaba la muga con Francia y que era impepinable tener la documentación en regla.

Otros periódicos que sí se conservan publicaron el reglamento del primer Gran Premio Excelsior de 1924. Los ciclistas no podían compartir bebidas o alimentos, o recogerlos de terceros. Solamente podían avituallarse en “fuentes o ríos” con sus propios medios además de en los puntos oficiales habilitados al efecto. Tampoco era posible compartir material y únicamente se permitía el cambio de bicicleta para accidentes graves. “Cada corredor se procurará su hospedaje y alimentos”, se planteaba igualmente. Ahora bien, se les prometía “pollos, merluza, café, limón o pan” en los controles fijos. Pero no en Francia, por donde circulaba buena parte de la segunda etapa. Allí la organización no garantizaba nada. ¿Y las máquinas? “Las bicicletas de los corredores inscritos serán precintadas”, se indicaba. Los ciclistas tenían que llegar a la salida con una hora de antelación para que la bicicleta fuese comprobada. También se hacían comprobaciones en meta. El final, por cierto, sería indicado “notoriamente” un kilómetro antes de que se produjera. Se dispusieron dos clasificaciones, una general y otra solamente para corredores españoles.

La nueva carrera levantó gran expectación y recibió un fuerte apoyo público en forma de subvenciones. La Diputación de Bizkaia puso 2.500 pesetas, la de Gipuzkoa 2.000 pesetas y la de Álava 1.000 pesetas. No consta aportación alguna de la de Navarra, lugar de finalización de la primera de las etapas. En la vecina Cantabria la prensa criticó con dureza que sus autoridades locales no subvencionarán con igual entusiasmo las pruebas de velocípedos. “Claro es. Aquí no tenemos diputaciones y ayuntamientos como los vascos que subvencionan con miles de pesetas”, escribían. La organización buscó el apoyo también de otras entidades deportivas. En Vitoria, 'Excelsior' organizó una reunión en el Café Iruña de la calle de San Prudencio con el Deportivo Alavés, una sociedad fundada tres años atrás en ese mismo lugar y que tenía sección de ciclismo además de un equipo de balompié.

Y llegó el gran día. 39 corredores se presentaron en la salida del 7 de agosto de 1924 en Bilbao, en la zona de La Casilla. “A causa de la lluvia no ha acudido el público que se esperaba a la salida de los corredores de la carrera ciclista 'Excelsior'”, contaba una crónica de aquella jornada. Un riojano de apellido González fue el primero en inscribirse. En la salida había algunas estrellas internacionales. Gracias a la colaboración de 'L'Auto', periódico deportivo francés ahora conocido como 'L'Équipe', se inscribieron Henri Pélissier, Francis Péllisier, Victor Fontan, Jean Brunier o Charles Lacquehay.

A las 7.45 “se dio la señal de partida” y “a la cabeza del grupo marchaba un automóvil ocupado por el juez de ruta”. Hasta entonces, solamente 3.500 coches se habían matriculado en Bilbao. La primera dificultad montañosa fue el alto de Castresana y “el grupo de corredores franceses se destacó”. Eran notablemente mejores que los vascos, cántabros o catalanes que también competían. Bajaron hasta Alonsotegi “de forma imponente”. A las 9.25 horas ya estaban en Orduña, la única ciudad de Bizkaia. Eso era 45 minutos antes de lo previsto. Fue el primer fallo de 'Excelsior'. “Por esta causa todavía no estaba constituido el jurado encargado de controlar las firmas”, contaron los cronistas. En cada etapa había varios puntos de paso obligatorio para tomar tiempos y hacer verificaciones.

Después del de Orduña el siguiente era en Vitoria, que estaba de fiestas por la proximidad de aquella jornada con el día de su patrona, la Virgen Blanca. La meta volante estaba en la calle de Postas, junto al nuevo edificio de Correos y Telégrafos, cuyas obras empezaron en 1922. El campeón de Francia, “Francisco Penitier” (en realidad Francis Péllisier), fue el primero en llegar a la capital de Álava. Le costó hacer el viaje desde Bilbao “tres horas y diez segundos”. Llegaron 35 porque cuatro ya se habían retirado en esos primeros kilómetros de la ruta. Se les dio un descanso de 20 minutos a todos “para reparar las máquinas” y para avituallarse.

Según el 'Heraldo Alavés', el as español Janer llegó “enfermo” a Vitoria pero pudo mejorar enormemente sus tiempos a partir de Araia, ya más cerca de Pamplona. “Demostró que no hay quien le siga de los nacionales y hasta alguno del jurado dudó de si fue remolcado por algún coche porque lo demás es casi increíble. [...] A todos cuantos corredores veía los pasaba pero con una facilidad extraordinaria, pero de todas formas no pudo recobrar todo lo perdido”, contaba el cronista, Javier Elorza, muy feliz de poder seguir los avatares del gran premio a bordo de un “hermoso Citroën” acompañado del dueño del concesionario de Vitoria, Emilio Álava, y de Pío de Sarralde. A la capital de Navarra llegó en cabeza Francis Péllisier con una ventaja de un cuarto de hora a un grupo liderado por su hermano.

Se hizo el segundo día la Pamplona-Baiona-Donostia y el tercero partieron de Donostia a Bilbao pasando por Gernika. Ganó Francis la general y su hermano Henri quedó segundo. El campeón de la primera Itzulia hizo los 623 kilómetros en 22 horas, 46 minutos y 36 segundos. Acabaron 29. El farolillo rojo fue José Arechavaleta, con 27 horas, 51 minutos y 4 segundos. Los hermanos Péllisier dieron “un pequeño interviú” a los periodistas locales tras su éxito. “En resumen, Francia ha mandado lo mejorcito de sus corredores [...]. Encanta ver cómo se les prepara a los Péllisier. Van con ellos médico, masagista [sic], mecánico, etc. Es decir, ellos no se tienen que preocupar más que de la materialidad de correr. Todo lo demás corre a cargo de los citados anteriormente. En cambio, los nacionales tienen que hacer absolutamente todo. Como dije en otro número, les supone un desembolso de no menos de unas 300 pesetas para que luego no cobren ni una peseta”, contaba Elorza en la crónica final del 'Heraldo Alavés'.

En 1925, la prueba fue incluida en el calendario internacional. Tras su recuperación en 1969, la organización ha pasado por varias manos. Periódicos como 'La Voz de España' o 'El Diario Vasco' han estado detrás de ella. Ahora es Oceta la promotoras, también responsables de la Itzulia femenina y de la Clásica de Donostia. Alberto Contador y José Antonio González Linares aparecen como los ganadores con más triunfos, cuatro cada uno. “La Itzulia está por delante del Tour en mi vida”, ha contado el primero en 'As'. 2020 fue otro año para la historia: la prueba quedó suspendida por la COVID-19.

En 2021 volvió. El más reciente ganador es el danés Jonas Vingegaard, campeón también del Tour de Francia en 2022 y 2023 y que defenderá su maillot en 2024. Se ha editado un jerséi amarillo especial que muestra los años “1924” y “2024”. Con once etapas, Sean Kelly y Txomin Perurena constan como los más laureadas. Fede Echave y Davide Rebellin comparten el honor de haber sido los que más participaciones han iniciado, con 16 cada uno. La edición de 2024 tendrá seis etapas, volverá a pasar a Francia aunque desde 1986 ya no se precisa pasaporte, y está consagrada cien años después como una de las grandes citas para el pelotón internacional.

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