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Apuesta cooperativa por las generaciones futuras

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Hoy, sábado 6 de julio de 2024, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de las Cooperativas. Y este año he querido estar con los cooperativistas españoles en una fecha tan especial para nosotros. Concretamente, en València, que ha sido declarada capital española de la economía social en 2024. Como presidente del máximo órgano de representación del cooperativismo a nivel internacional, debo reconocer que las cooperativas españolas (y las valencianas en particular) son una inspiración para el cooperativismo del resto del mundo, por su historia, por su potencial, por su capacidad innovadora, por su polivalencia y por su liderazgo. 

Las cooperativas llevamos celebrando este Día desde 1923, pero no fue hasta 1995, el año del centenario de la fundación de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas lo proclamó oficialmente como el Día Internacional de las Cooperativas y se estableció su celebración anualmente el primer sábado de julio. Cada año, elegimos un tema para conmemorar nuestro Día y para poner en valor la contribución del cooperativismo a un desarrollo social y económico sostenible, inclusivo y justo. Este año, ese lema es “Las cooperativas construyen un futuro mejor para todas las personas”. La elección de la temática nunca es casual y en esta ocasión nos hacemos eco de un proyecto de la ONU aún bastante desconocido. El próximo mes de septiembre, Naciones Unidas ha convocado a sus estados miembros a la Cumbre del Futuro, una cita cuyo objetivo es alcanzar un nuevo consenso internacional para mejorar el presente y preservar el futuro.

En estos tiempos de desencanto y discordia, esta Cumbre, que desembocará en una Declaración sobre las Generaciones Futuras, pretende restaurar la confianza perdida y mostrar el poder de la cooperación a la hora de enfrentar los desafíos actuales y los que están por venir, en la misma línea de otros grandes hitos como la Declaración Universal de Derechos Humanos o la Agenda 2030. El mensaje que subyace en esta iniciativa, y que compartimos, es que hace falta un replanteamiento radical de nuestros sistemas políticos, económicos y sociales para abordar los riesgos y amenazas que afectan de forma desproporcionada a quienes son más vulnerables.

El cooperativismo es un modelo económico y social que ha demostrado ser una herramienta poderosa para un desarrollo equitativo, sostenible y duradero. Desde su fundación, la ACI ha promovido los valores de la autoayuda, la responsabilidad social y la democracia económica. En la actualidad, estas prácticas son más relevantes que nunca, especialmente en el contexto de los desafíos globales que enfrentamos. Según los datos que manejamos en la ACI, hay más de tres millones de cooperativas en el mundo, que emplean a 280 millones de personas y generan un volumen de negocios anual de 2.3 billones de dólares. Estas cifras demuestran el significativo impacto del cooperativismo en la economía global. Sin embargo, más allá de los números, el verdadero valor de las cooperativas reside en su capacidad para empoderar a las comunidades de diversas formas, desde la creación de empleos estables y dignos hasta la implementación de prácticas comerciales responsables con el medio ambiente. Por nuestra propia naturaleza, estamos comprometidas con el bienestar a largo plazo de nuestros miembros y comunidades. Porque las decisiones que tomamos hoy tienen un impacto directo en el bienestar de las generaciones venideras. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desigualdad económica y la inestabilidad social son problemas que requieren soluciones urgentes y sostenibles.

Las cooperativas estamos en una posición única para abordar estos desafíos debido a nuestra estructura democrática y orientación hacia el bien común. Las cooperativas agroalimentarias, por ejemplo, juegan un papel crucial en la promoción de prácticas agrícolas sostenibles que garanticen la seguridad alimentaria. Las de energía están liderando la transición hacia fuentes renovables. Las financieras, a su vez, promueven la inclusión financiera y ofrecen productos y servicios que benefician a todos los segmentos de la sociedad. La educación y el desarrollo de capacidades son también áreas clave en las que nuestras empresas pueden influir positivamente: debemos seguir promoviendo programas educativos que fomenten el espíritu emprendedor y la responsabilidad social entre las nuevas generaciones.

En la ACI creemos firmemente que el cooperativismo es una vía para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Prueba de ello es que ya estamos contribuyendo de manera significativa a la erradicación de la pobreza, la promoción de la igualdad de género, la provisión de trabajo decente y el crecimiento económico sostenible. Pero necesitamos hacer más: debemos fortalecer nuestra red global, compartir mejores prácticas y trabajar en colaboración con gobiernos, organizaciones no gubernamentales y otros actores para amplificar nuestro impacto.

En conclusión, el cooperativismo tiene que jugar un papel protagonista en la construcción de un futuro sostenible. Trabajemos juntos para dejar un legado del que podamos sentirnos orgullosos. Este es nuestro compromiso y nuestra responsabilidad como miembros del movimiento cooperativo global.

  • Ariel Guarco es presidente de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI).
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