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¿Cómo entender el rápido ascenso de la izquierda en Francia y la derrota de la extrema derecha?

En contra de todos los pronósticos, la extrema derecha no logró tomar el poder legislativo en Francia. ¿Qué tan acertada fue la decisión de Macron para “clarificar” la situación política del país?

  • En la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia mostraron que el Nuevo Frente Popular (NFP) quedó en primera posición en las elecciones, pero sin mayoría absoluta, con 182 escaños. Los movimientos de izquierda celebran en la Plaza de la República de París. Foto:
    En la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia mostraron que el Nuevo Frente Popular (NFP) quedó en primera posición en las elecciones, pero sin mayoría absoluta, con 182 escaños. Los movimientos de izquierda celebran en la Plaza de la República de París. Foto:
08 de julio de 2024
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En la Plaza de la República de París se celebró este domingo 7 de junio la inesperada victoria de la coalición de izquierda el Nuevo Frente Popular (NFP), una alianza de partidos de izquierda, en las elecciones legislativas de Francia, pese al auge de Marine Le Pen en la primera vuelta de las elecciones.

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Los resultados del Ministerio del Interior francés muestran que el Nuevo Frente Popular (NFP) quedó en primera posición en las elecciones, pero sin mayoría absoluta, con 182 escaños. Le sigue de cerca la alianza oficialista Juntos por la República (168 diputados), mientras que el ultraderechista Agrupación Nacional, anunciado como favorito, quedó relegado a un tercer lugar (143 escaños).

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Fue el presidente Emmanuel Macron, quien convocó esta segunda vuelta para “clarificar” la situación política. Tras el sorpresivo panorama, las aguas están turbulentas en Francia, con un parlamento dividido y con alianzas inestables, en una situación tensa, más de lo que ha estado en décadas.

El líder de Francia Insumisa, que forma parte del NFP, Jean-Luc Mélenchon, aseguró que su bancada aplicará solo su programa. Por su parte, el primer ministro Gabriel Attal anunció que presentará su dimisión. Sin embargo, Macron lo mantiene de momento para “asegurar la estabilidad”.

El presidente del partido de ultraderecha Agrupación Nacional (RN) Jordan Bardella, admitió un revés para su partido al reprochar los movimientos de la izquierda y el oficialismo para frenar a la bancada de Marine Le Pen en segunda vuelta.

La inesperada derrota de la extrema derecha en Francia se puede explicar en tres puntos.

Sus dirigentes denunciaron una “alianza del deshonor” entre la izquierda y el oficialismo para arrebatarles la victoria en las elecciones legislativas en Francia, pero la extrema derecha también mostró su falta de preparación, con polémicos candidatos y medidas.

1. Solo contra todos

El partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) aparecía como el gran favorito para ganar la segunda vuelta de las elecciones legislativas, tras lograr junto a sus aliados un 33% de votos en la primera e imponerse en los comicios europeos con un 31,37%.

Pero el bloque ultraderechista terminó tercero, por detrás de la alianza de centroderecha del presidente Emmanuel Macron y de la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), que ganó los comicios por sorpresa.

Aunque los resultados representan la mayor entrada de diputados ultraderechistas en la Asamblea Nacional (cámara baja) desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con 143 de los 577 escaños, el principal motivo de su revés fue el “frente republicano” en su contra.

El NFP y la alianza de Macron retiraron más de 200 candidatos en conjunto en el balotaje para concentrar el voto en aquellos “republicanos” con más posibilidades de derrotar a un rival ultraderechista en cada circunscripción.

La extrema derecha perdió así 90 de los 152 duelos contra un candidato del NFP y 105 de los 128 contra un candidato oficialista, lo que para los analistas demuestra una mayor movilización de los votantes de izquierda para frenar al RN.

2. “Ovejas negras”

Pero más allá del “frente republicano”, RN parece haber adolecido de falta de preparación. Sobre el terreno, decenas de candidatos dieron una imagen de incompetencia, amateurismo y un racismo sin complejos.

Una candidata rechazó que RN fuera racista al asegurar que tiene “un oculista judío” y un “dentista musulmán”; otro expresó sus “dudas” sobre el carácter antisemita de las declaraciones del líder histórico Jean-Marie Le Pen, condenado en los años 80; etc.

Las redes sociales se llenaron de fragmentos de debates televisados en los que candidatos de extrema derecha en cada circunscripción se mostraban incapaces de explicar su programa. Otros incluso no aparecieron en público durante la campaña.

“Sigue habiendo un problema de imagen y una falta de credibilidad”, explicó el domingo por la noche el especialista de la extrema derecha Jean-Yves Camus en la cadena Public Sénat.

RN evocó algunas “ovejas negras” cuyos casos examinaría, pero Marine Le Pen también habló de “meteduras de pata” de “gente de bien”, jugando con la imagen del pueblo contra las élites.

“Lo digo claramente, en algunas circunscripciones, no escogimos los buenos” candidatos, reconoció el lunes el presidente de RN, Jordan Bardella.

Estas polémicas lastraron la estrategia de normalización emprendida por Marine Le Pen hace más de una década para presentar una imagen más moderada de su partido, alejada de la del período de su padre Jean-Marie Le Pen.

Pero no tuvieron ningún impacto en su electorado, que se caracteriza por su “fidelidad” al partido, según Pierre Mathiot, profesor en la universidad Sciences Po Lille.

Mientras que la coalición del Nuevo Frente Popular supo capitalizar el descontento popular generado por diversas políticas impopulares.

Uno de los factores determinantes en esta victoria fue la capacidad de movilización de la base electoral. La izquierda consiguió atraer a votantes jóvenes y a sectores de la clase trabajadora que se habían sentido marginados en los últimos años. Los líderes del Frente Popular, en particular, supieron utilizar las redes sociales y las nuevas tecnologías para llegar a estos grupos, presentando un mensaje unificado y coherente.

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3. Polémica binacional

Más allá de su indefinición en temas de campaña, como la derogación de la reforma de las pensiones de Macron, la principal polémica fue la propuesta de prohibir a los franceses con doble nacionalidad el acceso a determinados puestos estratégicos, defendida por Bardella.

Su diputado Roger Chudeau, que fue reelegido, fue más allá, señalando una “doble lealtad” de los binacionales como la franco-marroquí Najat Vallaud-Belkacem, quien a su juicio nunca debería haber ejercido como ministra socialista de Educación Nacional entre 2014 y 2017.

Incluso Marine Le Pen se declaró “estupefacta” por estas declaraciones.

Pese al revés en su ascenso al poder, el partido obtuvo una progresión histórica. “Pasó de 8 diputados en 2017 a 88 diputados en 2022 y ahora a más de 140”, junto a sus aliados, recuerda Mathiot.

“La marea sube. Esta vez no ha subido lo suficiente, pero sigue subiendo y, en consecuencia, nuestra victoria solo se ha aplazado”, advirtió Le Pen.

El ascenso de la izquierda

La coalición Nuevo Frente Popular (NFP), liderada por Jean-Luc Mélenchon, consolidó a varias facciones de la izquierda, incluyendo a La France Insoumise, el Partido Socialista y los Verdes.

Esta alianza estratégica permitió el aumento de su representación en la Asamblea Nacional, capitalizando en una agenda progresista que aborda cuestiones sociales, económicas y ambientales que han sido descuidadas por las administraciones anteriores. La cohesión dentro de la NFP y su capacidad para movilizar a los votantes jóvenes y a las clases trabajadoras ha sido crucial para su éxito.

Un factor determinante en este ascenso ha sido el descontento con las reformas económicas de Macron, percibidas como favorecedoras de los ricos y perjudiciales para la clase media y los sectores más vulnerables. La promesa de la NFP de revertir algunas de estas políticas, aumentar el salario mínimo, y reforzar los servicios públicos ha encontrado un eco considerable entre los votantes.

Además, la gestión de la crisis climática y la propuesta de una economía más verde han sido puntos clave que han diferenciado a la coalición de otras opciones políticas.

Sin embargo, el ascenso de la izquierda no ha estado exento de controversias. La postura crítica de Mélenchon y su partido hacia Israel ha generado preocupaciones dentro de la comunidad judía de Francia, que teme un aumento del antisemitismo. Esta tensión se ha visto exacerbada por el contexto global y la posición ambivalente del NFP en temas internacionales sensibles.

El panorama político en Francia sigue siendo incierto. Mientras que la izquierda celebra sus avances, la coexistencia con una derecha también en ascenso, liderada por el Rassemblement National de Marine Le Pen, plantea un escenario de profunda división.

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La posibilidad de una “cohabitación” política, donde el presidente y el primer ministro provengan de diferentes espectros ideológicos, podría generar una parálisis legislativa y complicar la gobernabilidad del país.

El éxito reciente de la izquierda en Francia representa un cambio significativo en la dirección política del país, impulsado por el descontento con las políticas centristas y una coalición de izquierda que ha sabido capitalizar en las preocupaciones económicas y sociales del electorado. No obstante, las tensiones internas y externas, junto con un escenario político altamente polarizado, hacen que el futuro político de Francia sea impredecible y lleno de desafíos.

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