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Tumaco: un festival de hierbas y sabores
Este rincón del Pacífico nariñense busca convertirse en el gran atractivo turístico de esa región del país.
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La Playa de El Morro es uno de los lugares más atractivos para visitar en Tumaco. FOTO camilo suárez -
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21 de junio de 2024
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Cuando uno aterriza en el aeropuerto La Florida, de Tumaco, de inmediato se siente como la humedad y el calor del pacífico le abrazan el cuerpo. Y cuando se sube en el bus que lo va a llevar hasta el hotel en el que se va a hospedar, y se empieza a perder en sus calles, es imposible no ver las cicatrices que le dejó a ese territorio, la guerra y los grafitis que la comunidad pintó sobre los muros de sus casas para el perdón y la memoria.
Pero, eso es lo de menos en esta historia.
Lo de más, es que en una apuesta por impulsar la gastronomía, la riqueza biodiversa y ancestral y por posicionar a este distrito de Nariño –que se sitúa a 300 kilómetros de San Juan de Pasto– la capital del departamento, como un destino turístico de Colombia: el país de la belleza, el Ministerio de Comercio Industria y Turismo y Fontur hicieron una gran inversión para el desarrollo del festival gastronómico Saboreando el Pacífico.
Dicho festival se llevó a cabo a principios de este junio, en la playa El Morro, uno de los paisajes marítimos más famosos del lugar, aunque se estaba gestando desde antes:
“Este sueño llamado Saboreando el Pacífico comenzó hace cinco años con el objetivo de mostrar y visibilizar todo lo bueno, lo positivo y lo legal del territorio, así que buscamos a diversas organizaciones y empezamos a construir y a sensibilizar con ellas las experiencias turísticas que visibilizaran los distintos productos locales que surgen a diario en Tumaco, de ahí que se sumaran estas otras entidades gubernamentales y que en el marco de todo este proceso de fortalecimiento pudiéramos articular el gran sueño que es para nosotros que el mundo nos conozca como un destino gastronómico”, explica Lidia Grueso, gestora social de la Fundación Conociendo y coordinadora del festival.
Así pues, que la que se celebró en este 2024, fue la tercera edición de Saboreando el Pacífico, y por consiguiente, la más significativa, pues entre los involucrados han notado un crecimiento importante del evento y una gran repercusión, no solo entre los visitantes sino también entre las mujeres afrodescendientes, cabezas de familia y sobre todo lideresas del territorio que se han ido sumando de a poco hasta llegar a casi 200, mujeres que con cada platillo o cada producto ofrecido visibilizan esa herencia ancestral que les llegó con la comida, aprovechando y convirtiéndola en una herramienta para fortalecer la economía y la imagen de Tumaco.
¿Y por qué usar a la gastronomía para enamorar a la gente de afuera? “Porque usted llega al Pacífico, usted llega a Tumaco, y tiene la posibilidad de disfrutar sabores que no podrá encontrar en ninguna otra parte del mundo”, responde Lidia.
Y es verdad. Allá, por ejemplo, uno de los platos que no puede faltar sobre la mesa es el tapado de pescado, que se hace a base de, como es obvio, pescado, plátano, dos hierbas típicas del territorio que son la chillangua o el cilantro cimarrón (Eryngium foetidum) y el chirarán (Ocimum basilicum), y limón. Se suda mientras se come y cuando parece que la historia de ese plato para de contar, el sabor que tenía lo acompaña a donde vaya, lo acompaña incluso en los recuerdos, ya sea por el paisaje, por los nutrientes o por la naturaleza con que fue preparado.
No obstante el tapado de pescado, como los demás platos que se hacen en Tumaco, guarda uno o dos componentes no revelados, elementos que quizá desde el interior del país parecen ilógicos, pero que es lo que le da sentido a la potencia del sabor: la ancestralidad y “el amor que le ponen nuestras matronas a su preparación y que va pasando de generación en generación”, según Lidia, pues “a uno la mamá acá le enseña a cocinar desde los seis o siete años. Le dice: píqueme la cebolla, el tomate, prepare el arroz, raspe el coco, y en medio de todo eso le enseñan todo lo que tiene que saber del coco, de las hierbas tradicionales y de la relación intrínseca que vamos tejiendo con la cocina, y eso la hace diferente”.
Por eso es que en las futuras ediciones del festival, y en Tumaco en general, los visitantes no solo se encuentran con platos ancestrales, también con bebidas artesanales, con recetas, con dulces típicos, con la alegría de la música, del currulao y la marimba, es decir, con todo eso es que es tan propio del lugar y que está siempre presente como su esencia primaria, pese a la historia y pese al dolor.
Tres marchas hechas en Tumaco
Charuqueño
Esta es una empresa que ofrece tres tipos de vino, el Nazaí seco, semiseco y generoso, surgió con la aspiración de transformar los frutos y productos del Pacífico sur colombiano en bebidas que destacaran la singularidad exótica e inigualable de la región, y consiguió reconocimiento en el ámbito nacional e internacional tras ganar varios premios por su excelencia.
Migas Delight
“Quiero vivir sano comiendo saludable”, es la frase insignia de este emprendimiento que le ofrece a los tumaqueños y a los visitantes carne, chorizos, harina y leche de soya, distintos panes integrales, mermelada de borojó y chontaduro en polvo, con el fin de promover la responsabilidad social, ambiental y contribuyendo al desarrollo sostenible de la región.
Doña Melba y doña Pepa
Este restaurante, ubicado en la playa El Morro, es uno de los más significativos de Tumaco, pues sus tamales de piangua y camarones se hicieron famosos a nivel local, gracias a la innovación que suponen. “Desde pequeña llevo en la sangre el amor por la cocina heredado de mi madre (Pepa)”, dice Melba Arroyo Cortés, que hoy es quien dirige el lugar.
