Estos son los nuevos hábitos de los consumidores en época de costes altos: gracias a ellos ahorrarás a pesar de la inflación

Supermercado, precios, inflación IPC

Max Rossi/Reuters

  • El coste de la vida está por las nubes y la inflación sigue creciendo, con lo que como consumidor no queda otra que cambiar de hábitos para ahorrar lo más posible. 
  • Las marcas blancas son la opción más demandada y valorada para gastar menos sin perder calidad, con lo que estas marcas están adquiriendo más prestigio y mercado. 

Renovarse o morir. Adaptarse para no quedarse atrás. No digamos ya si de sobrevivir a tu bolsillo, de gastar menos en épocas como esta de coste de la vida creciente e inflación. Como consumidor, tienes que reciclarte y cambiar de estrategia, privarte de determinados productos o costumbres y fomentar otros que te hagan ahorrar. 

Con la llegada de la Navidad, todo ello se hace más patente, en las semanas de mayor gasto del año, con el puente de la Constitución, previo más todas las compras navideñas, en forma sobre todo de comida, regalos y desplazamientos o viajes. Es hora, más que nunca, de hilar muy fino, y no solo en España, sino en países como Estados Unidos y China, se están cambiando los patrones de compra.

Menos fiel y más práctico

Lo primero que el consumidor hace o le sale espontáneamente sin necesidad de plan previo, es dejar a un lado, al menos en parte, la fidelidad de marca y ser lo más práctico posible, priorizando totalmente el mejor precio o al menos una buena relación calidad-precio. Una búsqueda constante de la oferta, promoción, campaña y descuento. 

Por ejemplo, el próximo Black Friday es un claro exponente. Se ha convertido en pocos años no solo en un clásico de la compra, compulsiva en época de vacas gordas, y necesaria ahora que hay vacas flacas, como oportunidad para encontrar los mejores precios y adelantar las compras navideñas. 

Las marcas blancas dominan

La principal consecuencia de todo ello es el protagonismo de las marcas blancas, ya de por sí fuerte en otros contextos, no digamos ahora. Según el informe del Índice de Consumidores Futuros (FCI) de Ernst & Young (EY), el 68% de los encuestados se muestra preocupado por el alza de precios, sobre todo de los productos esenciales como la alimentación, el gas, el agua, la electricidad y los combustibles

Casi el mismo porcentaje, el 64%, afirma que las marcas blancas suponen el mayor alivio en este panorama, y el 69% cree que además satisfacen sus necesidades, con lo que al final no supone tanto sacrificio respecto a lo que consumían antes. Actualmente, más de la mitad de la cesta de la compra en España está compuesta por marcas blancas, un 4,5% más que en 2022. 

La coyuntura actual hace que los fabricantes de marcas blancas de buena y alta calidad están adquiriendo una experiencia y competitividad únicas, lo que puede hacer que como consumidor, cuando la situación mejore, no vuelvas a las rutinas anteriores, sobre todo entre la gente más joven, más flexible y permeable. Todo parece indicar que, pase lo que pase, la marca blanca seguirá ganando terreno. 

La batalla de las ofertas

Y la lucha como consumidor por buscarlas y encontrar las que mejor se adapten al bolsillo, siempre procurando no tener que ir a varios supermercados o mercados para hacer la compra, algo que ya no se estila, por mucho que necesitemos disminuir la factura alimentaria. 

De cara a la cercana Navidad, una vez más se aplica con más intensidad. El 39% de los consumidores pretenden reducir su gasto y la mitad como mucho mantenerlo, pero nunca aumentarlo. Lo que la mayoría tiene claro, el 80%, es priorizar las compras y, por tanto, adquirir solo lo esencial. 

El fin de lo compulsivo

Al menos mientras dure este panorama. El consumidor se está haciendo más responsable y cerebral, aguantando esa compulsión que va siempre asociada, no solo cuando tu economía va bien. Eso significa que, incluso en estos casos, se piensa más a largo plazo y se controla el gasto en mayor o menor medida. 

Se planea más las compras de todo el año con mucha antelación, con un presupuesto no ya mensual, sino anual, para no adquirir de repente aquello que no se necesita según el plan, guardando ese dinero para posibles eventualidades. Como consumidor, cada vez eres más consciente de las fluctuaciones económicas y obras en consecuencia. 

La adaptación del vendedor

¿Cuál es la reacción al otro lado del proceso? El vendedor sabe y conoce estas nuevas tendencias y rutinas. Para empezar, supone para ellos una competencia creciente en precio y calidad. Esto repercute positivamente en el consumidor, como factor positivo. 

Como en todo mercado competitivo, el minorista que mejor se adapte a la situación y logre el equilibro entre la calidad, el precio y sus márgenes, tendrá un mercado asegurado. Productos de calidad al mejor precio. 

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