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Un juez de Texas paraliza la prohibición de los pactos de no competencia de la FTC: así afectará a los trabajadores

Los acuerdos de no competencia, firmados por uno de cada cinco empleados, impiden que una persona trabaje para otra empresa del sector o abra un negocio competidor durante un cierto periodo de tiempo después de dejar un trabajo

Empleados latinos en un restaurante de Nueva York
Trabajadores en el interior de un restaurante en Nueva York, en abril de 2024.Angus Mordant (Bloomberg)

El futuro de la prohibición de los acuerdos de no competencia (noncompete agreements) impuesta por la Comisión Federal de Comercio (FTC), cuya entrada en vigor estaba prevista para este otoño, está en el aire tras una sentencia preliminar dictada la semana pasada. La semana pasada, Ada Brown, juez federal de Texas, dio la razón preliminarmente a una firma de servicios de impuestos, Ryan LLC, en su demanda contra la FTC. Ryan LLC demandó a esta agencia en abril, apenas horas después de que aprobara dicha regulación, argumentando que la FTC se extralimitó en sus competencias al intentar prohibir los acuerdos de no competencia en contratos laborales.

Estos pactos, que se incluyen en los contratos y suelen ser innegociables, impiden que un empleado trabaje para otra empresa del sector o abra un negocio competidor durante un cierto periodo de tiempo o en la misma zona después de dejar un trabajo. La FTC estima que 30 millones de trabajadores —aproximadamente uno de cada cinco empleados— han firmado acuerdos de no competencia. Solo el 1% de los que lo tienen son ejecutivos seniors, según la Comisión. El resto son trabajadores con salarios medios o mínimos. En 2022, el 30% de los miembros de la Professional Beauty Association, una organización de empresarios de salones de belleza, dijeron que sus estilistas tenían firmados este tipo de acuerdos que les impediría abrir su propio salón o aceptar un trabajo mejor remunerado.

Según la jueza Brown, la prohibición de estos acuerdos, que entran en vigor el 4 de septiembre, no pueden aplicarse ni a Ryan LLC, ni a la Cámara de Comercio, ni al Business Roundtable y otras dos organizaciones empresariales de Texas que se sumaron a la demanda, hasta que dicte una sentencia final. No obstante, y a la espera de esa sentencia, la juez, nombrada por el expresidente Donald Trump, adelanta que la FTC carece de autoridad para decidir sobre regulaciones relativas a métodos de competencia y anticipa que los demandantes tiene posibilidad de tener éxito en su decisión final.

¿Por qué es importante lo que diga la juez?

La juez Brown va a tomar una decisión a finales de agosto y dado su razonamiento y el hecho de que ya ha dictado una suspensión, todo apunta a que pueda bloquear la regulación de la FTC.

La reciente decisión del Tribunal Supremo de acabar con la doctrina Chevron y así limitar el poder regulatorio de las agencias puede complicar las acciones FTC.

¿Por qué la FTC prohibió estos acuerdos?

La FTC considera que estos acuerdos, que inicialmente se diseñaron para proteger secretos industriales o comerciales a alto nivel, son un método de competencia injusta que impide la movilidad laboral y la búsqueda de mejores oportunidades para los trabajadores.

Desde el Instituto de Política Económica (EPI son sus siglas inglesas) —que apoya esta medida — se explica que al restringir a los empleados de unirse a competidores o empezar sus propias empresas, los acuerdos de no competencia “no solo impiden el avance de las carreras individuales y el crecimiento salarial, sino que también afectan al dinamismo de la economía en su conjunto”.

Sin este escollo para cambiar de trabajo, la FTC estima que los ingresos de los trabajadores subirían unos 524 dólares al año, se crearían un 2.7% más de empresas, aumentaría la innovación e incluso se reducirían gastos médicos.

“La libertad de cambiar de empleo es fundamental para la libertad económica y una economía competitiva y próspera”, dijo en un comunicado la presidenta de la FTC, Lina Khan, en abril.

En su decisión de aquel mes, la FTC declaraba la mayoría de estos acuerdos inválidos en los actuales contratos y todos en los futuros. Sin embargo, no declaraba inválidos los que están ya en vigor de los ejecutivos senior, que ganan más de 151,164 dólares al año y están en posiciones de decisión.

¿Qué dicen quienes se oponen al fin de estos acuerdos?

En su demanda, Ryan LLC señala que estas cláusulas promueven el entrenamiento de los trabajadores, se incentivan las inversiones en investigación y desarrollo al eliminar que otras empresas fichen a sus empleados y ayudan a las nuevas firmas a sobrevivir y crear más empleo. Compañías con estos acuerdos “tienen una mayor posibilidad de sobrevivir los años iniciales”, explican en su escrito ante el juez.

En general, quienes los defienden explican que con ellos se protege la información confidencial y de mercado de las empresas.

¿Se pueden proteger los empresarios de otra manera?

Hay otras opciones, como por ejemplo los llamados nonsolicitation agreements, que evitan que un ex empleado se lleve a otros compañeros a un nuevo empleo o a sus clientes. Los acuerdos de confidencialidad evitan que los empleados compartan información con nuevos empleadores, y las leyes de propiedad intelectual ya proveen de protecciones legales para secretos empresariales. La presidenta de EPI, Heidi Shierholz, explicaba que los acuerdos de no competencia no son válidos en California desde hace décadas “y eso no ha impedido que el estado sea un líder en innovación tecnológica”.

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