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La falta de médicos de familia se agrava: la convocatoria de MIR deja 200 plazas vacantes

Se han quedado sin cubrir casi el 9% de los puestos de esta especialidad. Extremadura, Castilla y León y La Rioja son las comunidades más afectadas

Medicos de familia España
Cientos de médicos recién licenciados se manifestaban en 2021 frente al Ministerio de Sanidad para protestar por el nuevo sistema de adjudicación de plazas.Olmo Calvo
Pablo Linde

En España faltan médicos de familia. Hay un millar menos que antes de la pandemia, es necesaria una enorme reposición por jubilaciones que se producirán en los próximos cinco años (más de 12.000) y la convocatoria de Médicos Internos Residentes (MIR) de este año ha sumado un nuevo problema: han quedado desiertas 200 plazas de esta especialidad, la que tiene más déficit de profesionales.

Esas 200 plazas son casi un 9% de las ofertadas para medicina de familia y comunitaria. Pero la distribución es muy desigual y la España vacía se ha llevado la peor parte. En la provincia de Soria, por ejemplo, han quedado vacantes 12 de las 15 plazas ofertadas. En Extremadura han quedado sin cubrir cuatro de cada 10 plazas; en Castilla y León y La Rioja, casi un tercio del total; en Cantabria, una de cada cinco, muy similar a lo que sucede en Cataluña, que es la comunidad con más vacantes en términos absolutos: 71.

Aunque otros años (a principios de la década pasada) quedaron plazas vacantes en el MIR, se articularon sistemas de repesca para cubrirlas, algo que no está previsto en el texto de esta convocatoria, en la que también han quedado sin escoger ocho plazas de Medicina del Trabajo, ocho de Salud Pública y dos de Microbiología. El Ministerio de Sanidad explica a EL PAÍS que está estudiando posibilidades para solucionar el problema “dentro de la seguridad jurídica”, que en principio no permite una repesca como tal, ya que no estaba contemplada.

Estas 200 plazas desiertas son muy probablemente solo las primeras que se quedarán sin cubrir. A la hora de elegir, muchos médicos optan a plazas que luego no llegan a ocupar porque prefieren volver a presentarse al MIR el año siguiente, y la mayoría de ellas suelen ser también de medicina de familia, las más ofertadas. El año pasado, una vez que se adjudicaron las plazas, hubo 190 desiertas. Y no es raro que en algunos sitios donde más hacen falta los médicos, estos renuncien a las pocas semanas o meses porque se dan cuenta de que no es lo que buscaban, explican sociedades, organizaciones y sindicatos de este ámbito.

Las causas de este problema son variadas, según estas mismas fuentes: el propio sistema de adjudicación de plazas, la falta de reconocimiento (tanto social como profesional) de la especialidad, la escasez de incentivos económicos y profesionales y la gran carga asistencial que tienen que soportar.

Sheila Justo, de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), cree que la culpa es fundamentalmente del Ministerio de Sanidad, que trata la adjudicación MIR “como un trámite administrativo más” y no garantiza “su calidad”. Achaca la situación al sistema, que el año pasado cambió para pasar de ser presencial a virtual. Hasta 2020, los médicos se personaban en el Ministerio de Sanidad por orden de nota, comprobaban en qué plaza quedaban y cogían la suya. Se iba sabiendo dónde harían su formación. Ahora hay un sistema telemático en el que también van eligiendo paulatinamente y por orden de calificación: cada día lo hacen 400. Pero tienen que rellenar una relación de preferencias para no pisarse con otros que optan a plazas el mismo día que ellos.

Este año, explica Justo, quedaron para el último día 1.532. Todos tuvieron que elegir en la misma jornada. Solo 890 de ellos completaron la solicitud. “Para empezar, es una discriminación para estos médicos, que no van en turnos de 400, como los demás. Sabemos que hay muchos que no optaron a plaza porque pensaban que iban a quedar fuera. Pero ahora vemos que podrían haber obtenido plaza”, señala. Es decir, hay cientos de médicos que han aprobado el MIR y no tienen plaza, y más de 200 se han quedado sin cubrir.

Vicente Matas, representante de Atención Primaria Urbana de la Organización Médica Colegial, también piensa que este problema no se habría producido con una mejor organización por parte de Sanidad. Cree que habría varias soluciones posibles. Para empezar, cambiar el sistema, que solo deja elegir plaza a quienes han sacado un 35% de la nota media de los 10 mejores. “Hace tiempo bastaba con sacar puntos positivos (las respuestas negativas restan). Estamos hablando de médicos que vienen de sacar de notas altísimas en selectividad, que han superado seis años de una carrera difícil y que no se están sacando una oposición, simplemente optar a formarse. Podrían ser más flexibles”, señala.

Esa solución ya no serviría para esta convocatoria, para la que propone un turno de repesca, o darle la oportunidad a los extranjeros que se han quedado fuera del 4% de cupo que se guarda para formar a médicos de otros países. “En cualquier caso, esto no solucionaría el problema de fondo, que es que faltan médicos de familia y faltarán más a largo plazo”, apunta Matas.

10.000 médicos más en cuatro años

Un informe de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) ponía la semana pasada números a estas carencias: haría falta que se incorporaran 10.000 profesionales en los próximos cuatro años para suplir las próximas jubilaciones. Es algo que conoce bien el Ministerio de Sanidad, que este mismo año ha presentado otro estudio en el que admite que en el Sistema Nacional de Salud hay hoy un millar de médicos de familia menos que en 2018, mientras que en las especialidades han subido un 6%. La pandemia ha acelerado un proceso de jubilaciones anticipadas que no ha dado tiempo a sustituir, que se suma a una marcha de médicos de familia a otros países o a atención en urgencias, mejor remuneradas.

Sanidad achaca a la planificación de los gobiernos populares esta falta de profesionales y ya ha aumentado las plazas MIR para revertirlo. Calcula que en 2028 ya se habrá solucionado el problema. Para eso, habría que cubrir las plazas de las convocatorias, cosa que no ha sucedido este año.

María Fernández, presidenta de semFYC, se muestra preocupada por esta falta de relevo, que se traduce en médicos con cupos cada vez más grandes (más pacientes por consulta), lo que redunda en peor atención y más esperas. “El sistema de adjudicación de MIR fue el mismo el año pasado y no hubo vacantes. Hay un problema de fondo que es la falta de reconocimiento del médico de familia, que no se ofertan plazas con condiciones suficientemente atractivas, que los alumnos no conocen bien la especialidad en la facultad y lo que no se conoce, no se elige...”, enumera.

La solución debería comenzar en la universidad, en opinión de Fernández. Con cátedras específicas y más profesores de medicina de familia. Incluso antes: “Las notas tan altas que se piden para entrar en la facultad hacen que muchos estudiantes con vocación y muy buenas capacidades se queden fuera”.

Las consecuencias de estas 200 plazas sin cubrir se verán a largo plazo, con esta carencia de profesionales que arrastra el sistema. Pero también de forma inmediata, especialmente en aquellos lugares donde han quedado un alto porcentaje de plazas sin cubrir. “Los MIR se supone que son médicos en formación, pero también dan cobertura asistencial. Venimos denunciando que se usan como mano de obra barata y que suplen las plantillas infradimensionadas”, señala Sheila Justo.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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