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La gabardina de Colombo era de Cortefiel: cómo llegó a manos de Peter Falk una de las prendas más icónicas de la televisión

Esta es la historia de cómo el actor propuso una prenda de su propio armario para dar vida al personaje

La gabardina de Colombo era de Cortefiel
Peter Falk como Colombo en los años 80.NBCUniversal / CORDON PRESS

Un caminar sigiloso que se esconde entre coches y farolas, una mirada profunda o una voz pausada que habla mientras inhala y exhala el humo de un cigarrillo son algunos de los gestos que identificamos rápidamente con la figura de un detective. Pero hay otro, más relacionado con su ropa, que también relacionamos automáticamente con ellos: la gabardina. Esta prenda recuerda a todo lo que representaban esos policías neoyorquinos tan elegantes que rompían corazones y siempre llevaban una pistola en el traje. “La imagen del detective con gabardina se consolidó en la época dorada de Hollywood y el cine negro con personajes interpretados por actores como Humphrey Bogart en The Maltese Falcon”, comentan fuentes de Tendam ―anteriormente Grupo Cortefiel―. Pero hubo otro agente, no tan distinguido y misterioso, que también perdura en el ideario colectivo ataviado con este abrigo de entretiempo: el teniente Colombo. Su gabardina nunca estaba perfectamente planchada, ni tampoco le quedaba como a un maniquí; Colombo la llevaba arrugada, síntoma del descuido constante que parecía ser ―y solo parecía, ya que siempre conseguía resolver todas las incógnitas que se le presentaban, por complejas que fueran de despejar―.

Esta prenda era, ni más ni menos, que una representación de su esencia y, curiosamente, la desaliñada e icónica gabardina era realmente del propio Peter Falk, actor que interpretaba a Colombo, y pertenecía a una firma española: Cortefiel. Así se confirmó en un artículo publicado en El País en el año 1995, donde se explicaba que fue el propio Gonzalo Hinojosa, consejero delegado y dueño de Cortefiel en aquel entonces, quien dio a conocer la noticia.

“Colombo es un personaje muy icónico, en parte gracias a sus accesorios: el coche, el perro, su puro y, sobre todo, la gabardina. Cada uno de estos elementos suman para contarnos la personalidad aparentemente despistada y desastrosa del teniente, que, sin embargo, es mucho más inteligente e intuitivo de lo que sus ademanes dejan ver”, explica Fernando de Córdoba (@gamusinogram), divulgador de branding y autor de Los secretos de las marcas: una guía de branding para gente que no sabe lo que es el branding y autor de este hilo de Twitter sobre la gabardina de Colombo.

Peter Falk as Lieutenant Colombo in 1990.
Peter Falk como el teniente Colombo en 1990. ABC Photo Archives/Disney General Entertainment Content/Getty Images

La historia de cómo esta prenda fue una de las más icónicas de la historia de la televisón comienza años atrás, en 1880. Fue entonces cuando abrió una pequeña mercería en una calle del centro de Madrid que se convirtió, en 1926, en los famosos Almacenes Quirós, un centro multimarca de referencia para los ciudadanos de la capital. Allí estaba Cortefiel, que ofrecía moda para caballero y utilizaba una publicidad muy vanguardista: “Habían utilizado técnicas de marketing muy modernas para la época, como condensar la personalidad de la marca en el Maese Cortefiel, un personaje de dibujos al estilo de un sastre medieval”, explica Fernando de Córdoba.

Siguiendo estas estrategias y ofreciendo elegantes prendas para caballero, la firma logró gran éxito nacional y decidió cruzar el charco. En los años cincuenta, Cortefiel se convirtió en la primera marca de moda española en exportar ropa a EE UU. Así lo cuenta Lucía del Valle Montero, directora de comunicación de Foro de Marcas Renombradas Españolas, ―también conocido como Brands of Spain―, que afirma que este salto supuso un gran hito para la empresa española, ya que entonces el país estaba generalmente cerrado al exterior: “Cortefiel fue una marca pionera en ese sentido y le sirvió tanto para diversificarse como para crecer y a posicionarse como una firma de prestigio internacional. Estar presente en los grandes almacenes de este país norteamericano era un símbolo de que los productos de Cortefiel cumplían con altos estándares de calidad y diseño al poder competir en un mercado tan exigente como el estadounidense”.

Según fuentes de Tendam, en aquella época esta marca era un sinónimo de calidad y sofisticación muy valorada por quienes apreciaban la atención a los detalles: o de calidad y sofisticación muy valorada por quienes apreciaban la atención a los detalles: “La marca representaba un estilo atemporal y sofisticado, con un énfasis en la calidad y el diseño europeo. Este estilo llamaba la atención tanto en España como en EE UU debido a su capacidad para combinar la clásica elegancia europea con un toque moderno y contemporáneo”.

‘By Dawn’s Early Light,' Colombo’s third episode, which aired in 1974.
"By Dawn's Early Light", episodio 3 de Colombo emitido en 1974.NBCUniversal / GETTY IMAGES

Cómo llegó a manos de Peter Falk

“Falk la había comprado poco antes de grabar el piloto de la serie, en un lluvioso día de 1967. Poco después le propusieron protagonizar esta ficción y, buscando elementos que prestarle al personaje, le surgió la idea de llevarla”, explica Fernando de Córdoba. ¿Pero por qué se decantó por esta gabardina y cómo la encontró? Pues bien, probablemente la consiguiera en los almacenes Macy’s o en Sacks, que eran dos grandes centros comerciales de referencia en Nueva York donde también se ubicaba Cortefiel. De hecho, el actor que encarnaba al detective Colombo no era el único cliente de la marca: “También compraban gabardinas de esta firma personajes como Kirk Douglas o los presidentes Eisenhower y Lindon B. Johnson. Estas piezas eran un artículo de lujo en Estados Unidos en los años sesenta ″, afirman fuentes de Tendam. “Por las referencias que quedan de la época en la compañía, parece que en España nos enteramos de que la gabardina realmente pertenecía al propio Peter Falk a través de entrevistas y anécdotas compartidas por el propio actor y por personas cercanas a la producción de la serie. En efecto, Peter Falk la compró por una cuestión de preferencia personal, sin saber que poco después la famosa gabardina se convertiría en un elemento distintivo de su personaje en particular y de las series de televisión de los años setenta en general”, añaden.

Sin pretenderlo, la prenda se convirtió de un guiño divertido para vestir a alguien que, a pesar de ser detective, no reunía las características que se les atribuían culturalmente. Su gabardina, lejos de estar perfectamente atada a la cintura como en el caso de todos esos otros impolutos agentes, no hacía más que alimentar su imagen caótica. Colombo, a pesar de su astucia e inteligencia, no era a simple vista lo que se entiende por un hombre intimidante. Viajaba en un Peugeot 403 y parecía nunca enterarse de nada, los criminales le subestimaban y se sentían fuera de peligro. No obstante, en el último momento, cuando parecía conforme con las respuestas de los sospechosos, enunciaba ese famoso “solo una cosa más…” al que le seguían una retahíla de detalles comprometedores y pistas delatoras. Siempre llegaba al fondo de la cuestión y, por supuesto, a descubrir al culpable. Al fin y al cabo, su gabardina era exactamente como él: aparentemente estaba hecha un desastre, pero a la hora de la verdad cumplía con su cometido y con lo que se esperaba de ella a la perfección.

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