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Blue Banana, la marca de la equis que conquistó el espíritu ‘cayetano’

Empezaron vendiendo camisetas a sus amigos por Instagram y ya facturan 12,7 millones de euros. Son también la primera marca de ropa española que negativiza las emisiones de carbono de su catálogo y consiguen que en las inauguraciones de sus tiendas físicas haya cola en la calle. Hablamos con sus fundadores sobre cómo, a los 19 años y con 3.000 euros ahorrados, lanzaron la firma.

En 2016 Juan Fernández-Estrada y Nacho Rivera tenían 19 años y 3.000 euros para invertir. Eran amigos desde niños y ahora, ya en la universidad (la Carlos III de Madrid), se dieron cuenta de que querían emprender y crear su propia empresa. Poco antes habían hecho un viaje con Interrail por Europa, pasaron por Amsterdam y se quedaron prendados del escudo de las tres X de la ciudad, tanto que cada uno se tatuó una. Cuando buscaban un logo y un motivo que identificara su marca de ropa, ya lo tenían.

Lo que sucedió a continuación pasó rápido: en siete años han pasado de vender prendas a sus amigos y familiares “en Instagram, con el boca a boca de amigos y familiares, ellos fueron nuestros primeros clientes”, recuerda Juan Fernández-Estrada para S Moda, a facturar 12,7 millones de euros, según datos de los propios fundadores. “Comenzamos haciendo camisetas. Al principio eran customizables, tú elegías el color, la talla y el tipo de tejido en el que querías el logo. Nos dimos cuenta de que la mayoría de la gente elegía las mismas opciones, con lo que decidimos estandarizarlas en lo que sería nuestra colección Classic, con una X étnica bordada en el pecho y en la espalda. Esta primera colección dio paso a muchas otras de camisetas, sudaderas y hoodies. A día de hoy mantenemos Classic a la venta, que además es nuestro producto estrella y le tenemos un cariño muy especial”, cuenta su socio, Nacho Rivera. Los inicios, dicen, fueron bastante «más precarios» de lo que mucha gente pueda pensar: “Nacho y yo nos encargábamos de todo, sin ninguna experiencia, llamando a muchas puertas para pedir ayuda, con el trastero de mi abuela como almacén, una modista gestionando la parte de costura, nuestra familia ayudándonos en Black Friday y Navidad…” recuerda Juan Fernández-Estrada.

Juan Fernández-Estrada y Nacho Rivera, fundadores de Blue Banana.
Juan Fernández-Estrada y Nacho Rivera, fundadores de Blue Banana.@ Blue Banana

Hoy la X de Blue Banana marca un perfil en redes sociales: son jóvenes, principalmente varones, aventureros, hacen viajes espectaculares a lugares como las playas de Maldivas o un volcán en Hawaii, adoran la naturaleza, y practican deportes como el surf, el esquí o el skate urbano. A sus seguidores se les ha etiquetado de “Cayetanos”, aunque a sus fundadores no les gustan las etiquetas: “Blue Banana se dirige al surfista de Cádiz que vive del mar y las sensaciones que le transmite. También al estudiante de Madrid que sueña con hacer las cosas diferentes. O al adulto que esquía todas los años en la sierra”, dice Juan Fernández-Estrada. “Lo importante es sentirse identificado con nuestra filosofía y eso no depende de un estatus social impuesto”, añade Nacho Rivera. “Buscamos inspirar a las nuevas generaciones a hacer de su vida una aventura y esa es una idea que no admite etiquetas ni prejuicios”, apunta su socio.

Les dijeron que no pusieran una X como logo, los fundadores de Blue Banana se enorgullecen de haber llevado la contraria.
Les dijeron que no pusieran una X como logo, los fundadores de Blue Banana se enorgullecen de haber llevado la contraria.@ Blue Banana

Probablemente uno de los aspectos que mejor ha sabido capitalizar Blue Banana es la idea de ser un estilo de vida, más que una marca de ropa. “Para Blue Banana es fundamental la calidad del contenido. Dedicamos gran parte de nuestro tiempo e inversión a cada nueva producción. Siempre estamos planeando viajes a destinos espectaculares en los que generar contenido. En el último año estuvimos en Islandia, Filipinas, Hawai o México, entre otros”, cuenta Juan Fernández-Estrada. Desde el principio trabajaron la comunicación con colaboradores a los que enviaban prendas a cambio de fotografías, después contratando generadores de contenido. “Los amigos de Blue Banana son nuestro mejor canal de comunicación”, reconoce Nacho Rivera, “ellos son los que llevan la X de la marca por el mundo, y eso hace que al final cause interés conocer quién está detrás de ese logo. Además, trabajamos con creadores de contenido que están alineados completamente con la filosofía de la marca. Hablamos de fotógrafos y deportistas profesionales dedicados al surf, skate o esquí que visten nuestras prendas en su día a día y que se involucran para que Blue Banana forme parte de sus aventuras”. Este año han lanzado el “Adrenaline Crew” un programa en el que apoyan a atletas profesionales en sus carreras de deportes outdoor vinculados a la aventura: “Nos encanta poder decir que contamos con Daniela Boldini o Lucía Martiño en surf, Mauri Marassi en wakeskate, Marcel Durbau en MTB y muchos más”, dice Juan Fernández-Estrada.

Todo este “ruido”, como les gusta llamarlo, les ha ayudado a abrir tiendas físicas en Barcelona, Bilbao, Málaga, Madrid (donde tienen dos, en la calle Fuencarral y en la calle Goya), Santander, Sevilla, Valencia y Zaragoza, además de tiendas en El Corte Inglés en Badajoz, Marbella, Cádiz, Murcia, Pozuelo de Alarcón, Sanchinarro (Madrid) o Valladolid. Cinco de ellas abiertas en plena pandemia, algo que según cuentan en Instagram, les desaconsejaron e hicieron de igual modo: “Well, we did it, it feels f*ucking good and it’s happening today” (“Bueno, lo hicimos, sienta j*didamente bien y está sucediendo hoy”). Su actitud de romper normas es otra constante en sus post en redes sociales y parece que ha conectado con una generación, porque en las últimas aperturas de tiendas ha habido, incluso, cola en la calle: “Las aperturas se han convertido en un evento en cada nueva ciudad. Nosotros solemos ir y siempre nos sorprende la cantidad de gente que se acerca. En las últimas, Santander y Bilbao, tuvimos a gente durmiendo la noche de antes en la puerta para ser los primeros en llegar”, cuenta Juan Fernández-Estrada. “También hemos convocado a gente para que se acerque vestida como si fuera a practicar alguno de nuestros deportes favoritos: el surf, el esquí y el skate. En Zaragoza tuvimos a gente que llegó con el equipo completo para subir a esquiar, esquís incluidos”, recuerda Nacho Rivera.

La última campaña de la marca, What is Lost, se plantea un futuro distópico para denunciar el impacto del consumo irresponsable.
La última campaña de la marca, What is Lost, se plantea un futuro distópico para denunciar el impacto del consumo irresponsable.@ Blue Banana

Siendo posmilénicos o zetas, además de ofrecer fotogenia y experiencias, la otra pata que tenía que sostener la marca de estos dos emprendedores es la de la sostenibilidad. De hecho su última campaña, What is Lost, se plantea un futuro distópico para denunciar el impacto del consumo irresponsable. ¿Cómo encaja esta bandera cuando estás creando una nueva marca de ropa? Nacho Rivera explica que son “conscientes de que el Retail es uno de los sectores más contaminantes que existen, de ahí la necesidad de ser más proactivos que nunca. Desde que comenzamos el proyecto teníamos claro que queríamos que nuestra huella fuese lo más amable posible con el medioambiente, siempre siendo conscientes de lo que producimos. La mayoría de nuestras prendas está hecha en algodón orgánico, que, a diferencia del convencional, necesita de una menor cantidad de agua y prescinde del uso de fertilizantes para su cultivo. También empleamos el poliéster reciclado, y tintes naturales y hemos experimentado mucho con tejidos novedosos como la fibra de cáñamo u ortiga. Con todo esto buscamos hacer las cosas de otra manera, sabemos que en la industria textil se puede y se debe”. Confían, por tanto, en que marcas como la suya puedan desplazar del mercado a otras opciones menos sostenibles: “Siempre hemos tenido un gran vínculo y respeto por la naturaleza, de ahí que nuestra producción sea lo más respetuosa posible con ella. En 2021 dimos un gran paso que fue determinante para Blue Banana. Nos convertimos en la primera marca de ropa española que negativiza las emisiones de carbono de su catálogo, lo que significa que compensamos el doble de las emisiones que genera (colaborando en proyectos de purificación del aire avalados por instituciones gubernamentales como las Naciones Unidas o el Ministerio de Transición Ecológica). Esto nos hace ver que si nosotros, que somos una marca relativamente nueva lo hemos conseguido, cualquier otra puede unirse al camino. También hemos conseguido que todas nuestras tiendas y oficinas sean net zero, es decir, su funcionamiento no genera huella de carbono”, apunta Juan Fernández-Estrada.

En sus prendas, este compromiso se traduce en la elección de algodón orgánico, que “ayuda a preservar la biodiversidad y a mantener los ecosistemas saludables. Su impacto ambiental es muy bajo, ya que, al alimentarse de la lluvia y no del riego artificial, utiliza menos cantidad de agua. También mejora la calidad de la tierra, pues sus semillas no se modifican genéticamente y no requiere de pesticidas ni fertilizantes. Esto es muy importante porque el algodón convencional es el responsable de un 25 % del uso de pesticidas en el mundo”, explican en la presentación corporativa de la marca. “Para crear un sistema realmente circular, deberíamos reutilizar los bienes que ya tenemos. El reciclaje de poliéster consiste en transformar desechos como botellas de plástico en fibra textil. Mediante este proceso hacemos frente a uno de los principales retos medioambientales de los últimos tiempos, la contaminación por plásticos y, además, le damos utilidad a algo que va a estar en nuestro planeta durante mucho tiempo”, añaden. Sus embalajes están hechos de materiales reciclados.

En siete años han pasado de vender camisetas por Instagram a facturar casi 13 millones de euros.
En siete años han pasado de vender camisetas por Instagram a facturar casi 13 millones de euros.@ Blue Banana

Blue Banana lanza dos grandes colecciones al año que se complementan con otras líneas algo más pequeñas en el calendario. “Cada colección tiene una inspiración que marca todos los diseños. Buscamos que esta siempre esté relacionada con el planeta o nuestro estilo de vida. La actual, primavera-verano 2023 se ha inspirado en cuatro espacios clave de la naturaleza: la montaña, el mar, el bosque y el desierto. Estos han definido los estilos de las prendas que se empezaron a trabajar hace bastante”, cuenta Juan Fernández-Estrada. El proceso de lanzamiento de nuevas prendas es bastante clásico en tiempos y procesos: “Una colección normal empieza a trabajarse 13 meses antes de que salga a la venta. El proceso es largo y muy interesante, empezamos buscando esa fuente de inspiración que comentábamos, definimos moodboard, estudiamos las prendas, patrones y materiales que queremos y hay bastantes rondas de perfeccionamiento de los diseños. Cuando estamos satisfechos con estos, mandamos a producir pruebas antes de encargar la colección. Ahora mismo estamos trabajando ya en primavera-verano 2024”, explica Nacho Rivera.

Sobre sus procesos de producción, así lo cuentan desde la marca: “Nos han dicho una y otra vez que miremos el Made in en las etiquetas de lo que compramos. ¿Y si te decimos que hay que ir más allá y dejar atrás el dónde se ha hecho para pensar en el cómo? ¿Cuáles son las condiciones laborales de los trabajadores en cada fábrica? ¿Con qué tipo de materiales trabajan? En Blue Banana creemos que una ubicación es mucho más que el estigma que conlleva. Por ello, estamos orgullosos de que nuestra producción se divida entre Europa y Asia. Y, sí, decimos orgullosos porque trabajamos con las mejores fábricas de España y Portugal, pero también tenemos colecciones excelentes que provienen de China, Bangladesh y Turquía. En cada país trabajamos con empresas que velan por la seguridad de sus trabajadores y que llevan a cabo rigurosas inspecciones para que las condiciones de trabajo sean favorables. Además, creemos que evitar la producción en países como Bangladesh puede ser más dañino que beneficioso, sobre todo para las 4 millones de personas de la zona que viven de la industria textil”.

El futuro, creen, será prometedor para la marca. “Estamos trabajando en internacionalizarnos. Blue Banana ya vende a través de la web en Estados Unidos y Europa, pero tenemos un ojo puesto en Latinoamérica y nos encantaría poder decir que estamos consolidados allí en un futuro muy cercano. Igualmente estamos ampliando progresivamente el catálogo, con cada nueva temporada lanzamos nuevas prendas (en esta hemos incorporado bikinis, camisas de lino y shorts) y nos está yendo bien, con lo que esperamos poder decir en cinco años que Blue Banana es mucho más que una firma de camisetas y sudaderas”, proyecta Juan Fernández-Estrada. Y hacer ruido, mucho ruido.

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