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Partidos políticos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿De dónde saldrá la nueva oposición? Yäjp

Más tarde que temprano Morena dará a luz a su propia oposición, así como le sucedió al PRI

Simpatizantes de Morena en el Zócalo de Ciudad de México, el 1 de marzo.
Simpatizantes de Morena en el Zócalo de Ciudad de México, el 1 de marzo.Mónica González Islas
Yásnaya Elena A. Gil

La oposición partidista se está desdibujando. Personajes avezados y antes fundamentales para el priismo nacional como el exgobernador de Oaxaca, José Murat, lo saben bien y ha aconsejado a su hijo, el también exgobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, que se una a los destinos del partido en el poder. Alejandra del Moral que hace unos meses encabezaba la oposición en el Estado de México como candidata a gobernadora se unió a la red de apoyo de la hoy presidenta electa de la República a pesar de todo lo que Del Moral había dicho de Morena durante su campaña. Desde otros territorios políticos, uno de los dirigentes de lo que alguna vez fue Wikipolítica, Pedro Kumamoto, se terminó uniendo a Morena entre muchas críticas y cuestionamientos. Recordemos que uno de los principales objetivos de Wikipolítica y el movimiento en torno de esta iniciativa fue ciudadanizar la política, alejarla de los mecanismos y lógicas del sistema partidista tradicional y acercarla a la gente. Lejos quedaron aquellos tiempos, ahora, queda claro que, si quieres seguir haciendo carrera política, tener cierto poder e incidencia en el aparato estatal, tienes que hacerlo dentro o bajo el amparo de Morena. Discutir si todo esto está provocando que poco a poco Morena se convierta en un partido de estado es algo que se hará de manera más frecuente en los años próximos.

Con los resultados electorales del 2 de junio pasado, parece que la extraña oposición creada por algún Frankenstein de la política solo tiene fuerza en regiones concretas del país. “¿Quién hará la necesaria oposición?”, se preguntan especialistas defensores de la democracia liberal. El monstruo constituido por el PRI, el PAN y el prácticamente extinto PRD no podrá hacer oposición, al menos no parece que podrá ser una oposición que realmente haga contrapeso y le dispute a Morena el control del Estado ni que gane elecciones significativas. En algunas regiones del país, Movimiento Ciudadano será oposición, pero es poco probable que un personaje como Samuel García gane las elecciones presidenciales de 2030.

Es muy difícil que la oposición partidista que conocemos ahora despierte de nuevo simpatías electorales, la mayoría de la población siente por ellos el mismo desprecio que a principios del siglo XX despertaban los famosos “científicos”, aquellos asesores de clase alta que aconsejaban a Porfirio Díaz. Se trataba de políticos, filósofos e intelectuales con influencia en el funcionamiento de la república, un grupo de élite privilegiado; estos llamados “científicos” eran entusiastas del liberalismo, del darwinismo social y el positivismo de Augusto Comte, despreciaban las expresiones populares y a los pueblos indígenas. La desaprobación popular que personajes de la oposición como Enrique Krauze sufren ahora se parece mucho al desprecio que despertaron los “científicos” porfiristas como José Ives Limantour, cuyo apellido quedó grabado en la memoria popular como símbolo de elitismo. No es gratuito que por aquella época haya aparecido la palabra fifí en el español mexicano. Las nuevas fuerzas que tomaron el poder del Estado después de la Revolución Mexicana se encargaron furibundamente de grabar en la memoria popular lo que los “científicos” representaban sin alentar matices ni lecturas complejas de la historia, así como ahora, desde las conferencias mañaneras de López Obrador se crea una potente narrativa que intenta fijar en el imaginario popular quiénes y qué representan los intelectuales e integrantes del régimen anterior para la clase trabajadora. La construcción de relatos juega un papel importante. Lo interesante es que el partido en el poder está construyendo a su propio grupo de intelectuales que con el tiempo se irán convirtiendo en élite también.

La oposición partidista que hoy conocemos se está desmantelando como es obvio. El PAN continuará representando a los tataranietos ideológicos de los “científicos” porfiristas y a los conservadores de clase alta hasta que se dé una coyuntura política que les permita regresar fugazmente al poder Ejecutivo, como sucedió por solo 12 años en la historia de México durante los sexenios de Fox y Calderón. Si el PRI quiere reformarse y volver a sus antiguos principios como muchos de sus seguidores desean se convertirá en un partido muy parecido a Morena, pero con un gran desprestigio histórico del que le será difícil recuperarse; no creo que el PRI retome sus antiguos principios, más bien camina hacia su declive y, en todo caso, mantendrá alguna influencia apoyada en cacicazgos locales.

Por otra parte, la oposición anticapitalista que está defendiendo el territorio ante los megaproyectos de la Cuarta Transformación, que lucha contra empresas extractivistas, que está pensando en respuestas antisistema para enfrentar la crisis social que viene con la emergencia climática, es una oposición que no busca conquistar el poder del estado, sabe que esa conquista es precisamente parte del problema.

Entonces, si la oposición partidista actual no parece que podrá arrebatarle a Morena el poder del estado, ¿de dónde saldrá la nueva oposición que sí pueda hacerlo? La nueva oposición que pueda disputar el entusiasmo electoral de las mayorías surgirá dentro del propio Morena. Será cuestión de tiempo, más tarde que temprano Morena dará a luz a su propia oposición, así como le sucedió al PRI. ¿Cuántos años tomará este proceso?

Una de las buenas noticias es que el entusiasmo popular por la Cuarta Transformación y por Morena conjura el fortalecimiento de la ultraderecha mexicana e impide que vaya ganando simpatías, una ultraderecha risiblemente encabezada por Eduardo Verástegui en la actualidad está reducida a casi nada. Digo que es una buena noticia considerando el contexto internacional en el que versiones extremas de la derecha están ganando elecciones. Por ahora, los ánimos electorales de la mayoría de este país están invertidos en Morena.

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