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La enfermera mexicana que estuvo en Gaza: “La gente está siendo amputada con un poco de paracetamol”

Michelle Ravell cuenta sus 26 días en la franja tras el estallido del conflicto entre Hamás e Israel

Jorge Vaquero Simancas
La enfermera mexicana Michelle Ravell en una clínica de Médicos Sin Fronteras en Gaza.
La enfermera mexicana Michelle Ravell en una clínica de Médicos Sin Fronteras en Gaza.Cortesía

Michelle Ravell pasó 26 días en Gaza tras el estallido del conflicto entre Hamás e Israel que se produjo el 7 de octubre. Tras salir de la franja hace una semana, la enfermera mexicana de Médicos Sin Fronteras (MSF) describe una realidad cruda. “No hay anestesia. Hay gente que está siendo amputada con un poco de paracetamol”, explica su voz angustiada en una conferencia de prensa, a través del ordenador. A sus 30 años, ha visto la masacre con sus ojos, y más de una vez temió por su vida: “Nunca había sentido un peligro inminente. En Gaza lo he sentido tantas veces que necesito descansar”.

Antes del ataque terrorista de Hamás a Israel, que se saldó con 1.400 personas fallecidas, todavía existían momentos de felicidad en Gaza. “Había momentos de recreación, platicar sobre la diversidad cultural con los compañeros aliviaba”. El día que todo comenzó, ella iba a tomar un café con sus colegas de MSF, palestinos y de muchas otras nacionalidades. Del aire llegaron los bombardeos israelís. A partir de ese momento se fue la luz, la comunicación y el agua. “Durante estos 26 días de guerra no hubo ni un solo momento de felicidad, era una desesperanza total saber que estaban asesinando a las familias de mis compañeros”, lamenta Ravell.

Michelle Ravell a las afueras de una clínica de Médicos Sin Fronteras en Gaza.
Michelle Ravell a las afueras de una clínica de Médicos Sin Fronteras en Gaza.Cortesía

La enfermera atendía a la población civil en un refugio de Jan Yunis, una ciudad de 200.000 habitantes situada al suroeste de la Franja de Gaza. “La vida en los campamentos es terrible. No hay suficientes cobijas, no hay manera de que te puedas refugiar. Nosotros pasamos dos semanas en un estacionamiento donde no había acceso a nada”, explica.

En Gaza y Cisjordania han muerto al menos 10.569 personas, 4.324 de ellos menores de edad, según el Ministerio de Salud gazatí controlado por Hamás. Ravell también estuvo en Sudán del Sur en una campaña de MSF para luchar contra la desnutrición infantil, una misión incomparable con la que realizó en la franja. “En Sudán del Sur vi niños morir en mis manos. Pero no en esta magnitud. No se morían 10 al día. Gaza es una masacre”, denuncia.

Ravell atendía a tan solo 5.000 de los más de 1,5 millones de gazatíes desplazados -sobre una población de 2,3 millones- tras el inicio del conflicto. La ayuda humanitaria llegaba al campamento de Jan Yunis como “gotas a un océano”. Recuerda que la comida y el agua que entraban por Rafah, en la frontera con Egipto, se traducía en su refugio en colas de 24 horas para que los palestinos pudieran obtener un trozo de pan o un litro de agua.

Sumidos en una crisis de servicios básicos, las enfermedades se extendieron rápidamente. “Faltaban antisépticos, jabón, Isodine y agua para lavar las heridas. En los campos las dolencias que más vimos fueron infecciones de las vías respiratorias y diarreas. También la salud mental era horrible”, explica.

Michelle Ravell da orientación médica a ciudadanos palestinos, en una clínica de Médicos Sin Fronteras en Gaza.
Michelle Ravell da orientación médica a ciudadanos palestinos, en una clínica de Médicos Sin Fronteras en Gaza.Cortesía

La falta de carburantes era la otra gran dificultad. La enfermera recuerda el olor específico que desprendían los vehículos. “No hay combustible. Hay carros que son muy viejos y están funcionando con aceite, pero es que ya no hay ni aceite”, rememora. Se acuerda de como “los héroes” de MSF, sus compañeros que dejó atrás, tenían que desplazarse a hospitales y zonas afectadas por los bombardeos en remolques tirados por burros.

Ravell aprovechaba cuando tomaba un poco de conexión a la red móvil para mandar un mensaje a sus familiares. Salió de la Franja de Gaza hacia Egipto el pasado 1 de noviembre, y fue recibida por la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, en su llegada a México. Dice que cuando esté bien va a regresar.

La enfermera recibe en México atención médica y psicológica. “La población de Gaza es bella. Yo perdí la esperanza varias veces. Ellos [los palestinos] son más resilientes que yo. Yo no sé lo que es construir una casa en 20 años y que sea destruida en menos de un minuto”, sentencia Ravell.

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