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El Gobierno mexicano reconoce un sobrecosto multimillonario en la refinería de Dos Bocas

Pemex aprobó a mediados de mes destinar 6.500 millones de dólares más para la construcción de una de las obras emblemáticas del sexenio

Jon Martín Cullell
Vista panorámica de la refinería de Dos Bocas durante su construcción, el 30 de junio de 2022, en el Estado de Tabasco.
Vista panorámica de la refinería de Dos Bocas durante su construcción, el 30 de junio de 2022, en el Estado de Tabasco.Presidencia (Cuartoscuro)

La refinería de Dos Bocas es un pozo sin fondo de recursos públicos. A mediados de este mes, la petrolera estatal Pemex pidió 6.470 millones de dólares más para la construcción de una de las obras emblemáticas del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Es un incremento del 72% respecto al presupuesto barajado originalmente por el Gobierno. Empresas especializadas y expertos ya advirtieron en su momento de que los planes del Ejecutivo no eran realistas. El mandatario, crítico feroz de los sobrecostos en obras de sexenios pasados, ha reconocido el aumento en el caso de Dos Bocas, pero lo ha minimizado y ha asegurado que “no hay corrupción”.

El Consejo de Administración de Pemex solicitó el aumento presupuestal para “dar continuidad” al proyecto durante 2022 y asegurar su “puesta en operación”, según recoge el acta de la reunión celebrada el 10 de agosto. Las razones para esta ampliación, ha dicho este martes López Obrador, son la inclusión de obras que no se habían contemplado en un principio, como un gasoducto para alimentar la central eléctrica de la refinería, y el costo que implica la integración de las diferentes plantas petroquímicas.

En mayo de 2019, López Obrador aseguró que la refinería iba a costar 8.000 millones de dólares y sacó pecho frente a los Gobiernos anteriores. “Va a salir en 8.000 millones y hasta podemos ahorrarle. A ver quién tiene la razón y a mí me importa tomar estos desafíos porque permiten demostrar con hechos lo ineficiente, además de corruptos, que eran los tecnócratas que mal gobernaron México en 36 años”, declaró. Un año después, el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, elevó el costo a 8.900 millones. En junio, antes de que el Consejo de Administración de la petrolera autorizara la última ampliación, el mandatario ofreció otra cifra: 11.000 o 12.000 millones de dólares.

La petición de aumento presupuestal de agosto da la razón a las empresas del sector y a las consultoras que habían tachado de poco realista las pretensiones del Gobierno. La licitación lanzada por las autoridades en 2019 quedó desierta después de que las compañías invitadas a participar en el proceso por su experiencia presentaran un presupuesto más elevado que el buscado por el Gobierno. Tras declararse desierta la licitación, López Obrador encargó la obra a la secretaria de Energía, Rocío Nahle, una funcionaria de su confianza. Al final, esta estrategia no ha evitado que los costos se dispararan por encima de lo proyectado.

Además de a la inviabilidad del presupuesto original del Ejecutivo, el analista y experto Gonzalo Monroy atribuye los sobrecostos a una mala planeación. “Por las prisas de construir y lograr resultados pronto, se brincaron procesos importantes de análisis de sitio, de mercado, y de costo y beneficio, que nunca ha sido presentado”, señala. “Empezaron a construir sobre la marcha. Se dieron cuenta de que no tenían el espacio suficiente para la refinería. Tuvieron que hacer un rellenado del terreno donde ahora están los tanques de almacenamiento. Eso retrasó la obra en más de 1 año”.

El costo final de la refinería está rodeado de incógnias. “Todavía hay demasiadas cosas en el de aire”, señala Monroy. “Es tan grande el sobrecosto que no se explica solo con un gasoducto. No se ha hecho parte de los oleoductos, ni las plantas sulfuradoras y de hidrógeno”. Fuentes conocedoras de la obra, citadas por Bloomberg, prevén que el costo se eleve hasta los 18.000 millones, más del doble del presupuesto original. La agencia calificadora Moody’s ya aseguró en un informe de 2019 que el costo superaría las proyecciones oficiales debido a la “falta de experiencia del Gobierno en la construcción de refinerías”. Dos Bocas es la primera instalación de este tipo que se levanta en el país en 40 años.

Pese a los costos disparados, el presidente ha salido este martes en defensa de Nahle. “Es una mujer íntegra, honesta”, ha asegurado. “Nadie hizo negocio para provecho personal en la construcción de la refinería, que no hay corrupción, que ya no es el tiempo de antes”.

La refinería fue inaugurada el 1 de julio por el mandatario y la plana mayor del Ejecutivo sin estar terminada. Todavía falta integrar las plantas que la componen e iniciar pruebas que se pueden prolongar entre seis y nueve meses, según los expertos. Una vez terminada, Dos Bocas tendrá capacidad para refinar 340.000 barriles diarios de petróleo, alrededor de una quinta parte de lo extraído por Pemex. El Gobierno ha afirmado que esto será suficiente para dejar de importar gasolina del exterior.

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Sobre la firma

Jon Martín Cullell
Es redactor de la delegación de EL PAÍS en México desde 2018. Escribe principalmente sobre economía, energía y medio ambiente. Es licenciado en Ciencias Políticas por Sciences-Po París y máster de Periodismo en la Escuela UAM- El PAÍS.

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